sábado, 30 de junio de 2012

VIAJE A ITALIA - ROMA


Domingo 8/1/2012. ROMA. Me desperté a las 10 de la mañana, sigo sin conexión. Hoy tengo el día libre. Desayuné, era la única, y pregunté cómo llegar al centro. Hay que ir a tomar el metro a la estación Cornelia, que está a unas 8 ó 10 cuadras, caminando siempre hacia la izquierda. Como ya estoy bastante ubicada, me bajé en la Estación de Piazza Barberini y fui a ver la Fontana de Trevi. No estaban Marcello ni Anita ni el gatito, pero había miles de personas. Realmente es espectacular.



Cantidad de turistas en la fontana de Trevi:


Después volví a Piazza Barberini a tomar el bus turístico. Lo esperé media hora y no llegaba, así que me fui caminando hasta la Plaza de la República, donde también para la línea azul. Es un día primaveral de sol, debe hacer como 15 grados, pero los romanos se visten como si estuvieran en la Antártida.

En la Plaza de la República estaba el bus del recorrido azul y tardó un rato en salir. Fui hasta San Pedro y me cambié a la línea roja, me bajé otra vez en Piazza Barberini y caminé para ver el Panteón y Piazza Navona. Es domingo y hay mucha gente en la calle. El Panteón es algo monumental, tan impresionantemente grande que no se puede creer, está en muy buen estado, probablemente reconstruido. A 3 cuadras está la Plaza Navona tan famosa. Es una plaza seca rectangular de unos 300 metros de largo rodeada de edificios hermosos y con tres fuentes, una en cada extremo y otra en el centro, una más maravillosa que la otra.





Pero es domingo y hay miles de personas, y puestos que venden de todo, y estatuas vivientes, y kioscos tipo kermesse, con tiro al blanco y juegos de ese tipo. Todos los niños romanos están hoy en Piazza Navona.


Me compré una ciambella, que es como una factura enorme en forma de rosca con azúcar. De allí caminé bastante preguntando donde podía tomar il metro – pero una señora me indicó donde tomar la metro, parece que es femenino- y así llegué a Piazza Spagna. Roma está llena de plazas, sin árboles, plazas secas en muchos casos con fuentes.

Caminando hoy por Roma tengo la sensación de que esta gente no sabe bien lo que es una crisis: todos llevan bolsas y compran compulsivamente, hay descuentos de fin de temporada.

En Piazza Spagna bajé al metro con miles de personas, y al principio crei que era otra línea y que tenía que hacer combinación, pero después encontré en el listado la estación Cornelia y me bajé allí. El ticket del metro cuesta 1 euro y vale para cualquier transporte por 1,15 hora. Se saca en máquinas como en España.

En las 10 cuadras de la estación Cornelia hasta el hotel me compré una gaseosa, galletitas y chocolate, porque en el hotel sólo hay un bar que no vende comida, y no hay nada razonablemente cerca. Llegué cuando se estaba haciendo de noche. Me bañé y me lavé el pelo porque mañana a las 7,30 salimos para el sur.

Más tarde bajé al bar a tomar un café americano y a leer, en el cuarto no hay buena luz. Sigo sin conexión.

VIAJE A ITALIA - DE BUENOS AIRES A ROMA


Viernes 6/1/2012. ROMA. El avión salió en horario y tardó doce horas en llegar a Madrid. Fue un viaje bastante tranquilo y dormí bastante. Mi compañera de asiento era una mujer que sólo hablaba francés y era la madre de alguien que los de la tripulación conocían, varias veces vinieron a hablar con ella. Caminé media hora dentro del aeropuerto para encontrar la puerta de embarque del vuelo Madrid-Roma y salió enseguida. Temí por mi valija pero cuando llegué a Roma allí estaba. Fueron dos horas más de avión de las cuales no recuerdo nada porque dormí todo el tiempo.

En Roma me estaba esperando un hombre que me trajo al hotel. Está en una zona apartada, sobre una vía rápida de doble mano. Hay mucho silencio aquí. Ni bien llegué, antes del mediodía, puse el despertador y dormí dos horas. Después me duché y pregunté para qué lado caminar. Caminé hacia la izquierda por la Via de la Torre Rossa, donde está el hotel, hasta una plaza. Había algunos negocios pero estaban cerrados, lo único que encontré abierto fue un McDonalds y comí algo. En el bar del hotel tomé un café chiquito, fuerte y horrible y conversé con una pareja de argentinos que vive cerca de Milán hace 8 años. Me fui a dormir temprano porque mañana a las 7,45 me vienen a buscar.


Sábado 7/1/2012. ROMA. El desayuno no estaba listo a las 7, se cortó la luz y la máquina de café no funcionaba, un desastre. Antes de salir pedí que arreglaran la ducha porque el agua salía tibia. Hace frío, 11 grados, y un sol radiante. A las 7,45 llegó el bus para hacer una recorrida por Roma con una guía local. Subimos a la colina Janícola donde está la estatua de Garibaldi y desde allí se ve Roma con todas sus cúpulas. Pasamos por el Trastevere, barrio detrás del río Tiber (Tevere) y cruzamos el río por alguno de los muchísimos puentes. La ciudad es un museo al aire libre. Por todos lados están las murallas que construyó Aureliano para defenderse de los bárbaros, pasamos por las ruinas del Palatino, que era el palacio imperial recubierto de mármol –en esa época, ya no existen-, y bajamos en el Coliseo, que uno reconoce inmediatamente, pero que, visto de cerca, es bastante impresionante por lo inmenso.





(Ni idea porqué mi máquina de fotos tiene la fecha adelantada un día).

Hay cientos de miles de turistas en Roma. Vimos varias de las 300 iglesias del centro histórico, imposible identificarlas, salvo Santa María Maggiore y la Catedral.



Estos son los pisos de la nave central de Santa María Maggiore:



Al lado de la Catedral el Palazzo amarillo donde Mussolini firmó el acuerdo para la independencia del Vaticano.



Fuimos en el bus por la Avenida de los Foros Imperiales, la Plaza Venecia, donde hay un monumento que conmemora la unificación de Italia y hay una tremenda escalera que va a otra iglesia más.





Por la Avenida de la Conciliazoni llegamos al Vaticano y a la Plaza de San Pedro, que también me resultó familiar por haberla visto tantas veces en fotos.



Allí terminaba la visita panorámica y ofrecieron un tour adicional para ver los museos vaticanos, pero yo decidí tomar el bus turístico y ubicarme en la ciudad.

Tiene dos recorridos, el rojo y el azul y el boleto sirve para dos días. Bajé en Santa María Maggiore, que es monumental, y la recorrí con la audioguía. Cuando salí de allí, y antes de tomar nuevamente el bus en un bar comí shawarma, que debía de ser cordero, exquisito, venía con un pan que era un panqueque finito. No pude terminar el plato. Pasé otra vez por el Coliseo, el Palatino, el Circo Máximo, los foros. Crucé el Tiber varias veces.

A las 19 quedé con Araceli, la guía de Europamundo, que iba a estar en el Ponte Sisto para ir al Trastevere. Como a las 5 de la tarde es de noche, el último recorrido del bus terminó en la Plaza de la República, y desde allí preguntando preguntando crucé la ciudad hasta el Ponte Sisto. Llegué a las 18. Como tenía tiempo me fui a tomar un café a un bar. Me acordé que acá en Europa hay que pedir café americano para que traigan algo tomable y no ese café chiquito, horrible y fuertísimo. Después del café fui al baño. El inodoro era un agujero en el piso, en el centro de Roma!!

Desde las 18,15 hasta las 19,10 estuve en el Ponte Sisto esperando. Pasaron 4 buses de Europamundo, pero ninguno paró. Araceli me había dicho a las 7 en el Ponte Sisto de este lado del Tiber, o a las 9 en el otro lado del puente, en el Trastevere, para volver al hotel. En ese lapso uno podía pasear por allí. A las 7 de la tarde, parada en una de las puntas del Ponte Sisto, recibí un mail espeluznante de Alec donde me contaba que a Gareth le habían robado el celular tres hombres con un cuchillo. Contesté el mail, pero no lo pude enviar porque me quedé sin conexión.

En ese estado crucé el puente y fui al Trastevere, pensando en pasear y volver a las 9 para encontrar el bus. Me tranquilizó ver que allí había taxis, porque no se ven circulando por la ciudad y el hotel está lejos del centro. Caminé por el Trastevere, que es un lugar pintoresco, con callejuelas, bares y restaurantes, muy iluminado (por todas partes están todavía los adornos de navidad) tratando de no perderme, pero igual me perdí y tuve que preguntar cómo volver a la Piazza Trilussa. A las 9 vino Araceli y volvimos al hotel en el bus.

El hotel cobra 3 euros por 6 horas de conexión. Como no tenía servicio en el teléfono decidí pagarlo. No me podía conectar y bajé a preguntar en la recepción, y resulta que la red del hotel no funcionaba tampoco. Quise llamar a casa y me salía un mensaje diciendo que el número era inexistente. El silencio que hay en el hotel es absoluto. No me pude dormir hasta las 2.

VIAJE A PANAMA Y COLOMBIA - DE BOGOTA A BUENOS AIRES


Viernes 7/10/2011. Me levanté temprano y en el desayuno comi arepas, que son bastante insulsas. Miré el noticiero y estaba el Moyano colombiano hablando de la manifestación, y diciendo que se iban a concentrar en la Plaza de Bolívar a las 10,30. Averigüé por Internet que el Museo Botero está abierto hasta las 19 horas, así que calculé que a la tarde iba a poder ir.

Me ofrecieron ir a la mañana a la catedral de sal de Zipaquirá y acepté, según los colombianos es una maravilla. Me vino a buscar un remise y enfilamos para el norte. El remisero me trataba de ¨su merced¨, nunca me había pasado algo parecido. Tardamos aproximadamente una hora en llegar. La zona es bonita, con montañas muy verdes, y el pueblo muy pintoresco. Subimos con el auto hasta la entrada, el lugar se llama Parque de Sal, compré la entrada y cada 15 minutos sale un guía explicando el recorrido. Es una mina de sal que está actualmente en funcionamiento de donde según el guía se sacan 40 toneladas diarias, y que tiene sal para 300 años más a ese ritmo. Será cierto?

Así se ve el pueblo de Zipaquirá desde el Parque de Sal:


El recorrido no incluye la parte operativa de la mina sino el vía crucis y la catedral que fueron excavados en la sal. Es interesante para ver pero demasiado catolicismo para mi gusto. Aunque las cámaras son amplias, sentí un poco de claustrofobia allí abajo y estaba ansiosa por salir.

Cuando terminó el recorrido mostraron un video en el cual explicaban la forma en que se excava la mina y se obtiene la sal. Allí abajo hay negocios, venden artesanías y esmeraldas.

Al salir compré un jugo de frutas en uno de los bares y caminando encontré almojábanas, que siempre comen los personajes de García Marquez . Son unas tortitas de harina de maíz y cuajada (son dulces, así que deben tener un poco de azúcar) muy livianas y aireadas por dentro. Me comí una.


El remise me estaba esperando para volver a Bogotá, pero antes dimos una vuelta por el pueblo.




Cuando llegamos de vuelta a Bogotá era la una de la tarde. En uno de los negocios de la vuelta me compré una porción de pizza gigante de jamón y piña y una cerveza.

Bogotá está lleno de policías, algunos de ellos con perros, que calculo deben ser cocainómanos y se desesperan cuando huelen droga..

Volví al hotel y puse la televisión para averiguar qué pasaba con la manifestación, pero eran todas novelas. Busqué en Internet y decía que para las 3 de la tarde los negocios iban a reabrir porque los manifestantes ya se estaban dispersando. Entonces pedí un taxi y me fui al Museo Botero. El taxista era un chico joven que tomó por la Avenida Circunvalar (Gral Paz bogotana). Muchas curvas y mucho verde, es alta y de allí se ve la ciudad. El Museo Botero está en un edificio precioso que era el palacio arzobispal y me fascinó visitarlo. La mayor parte de las obras son pinturas y esculturas de Botero, pero también hay varios Picasso, algún Degas y algún Renoir, y cuadros de otros pintores desconocidos para mi. Se podía sacar fotos sin flash y saqué varias.







La Candelaria no es llano sino que tiene cuestas pronunciadas. Cuando salí del Museo caminé un poco por allí y fui a la Plaza de Bolívar, que es bastante triste.



Era viernes a la noche y el gentío era impresionante. Tardé una hora en conseguir un taxi que me llevara al hotel, y otros 45 minutos para llegar por el congestionamiento de tránsito que ellos llaman ¨trancón¨. Por segundo día consecutivo me dolía la cabeza, supongo que por la altura. Llegué al hotel y me acosté temprano, porque el sábado me vienen a buscar a las 4 de la mañana, el vuelo sale a las 7.


Sábado 8/10/2011. A las 3 sonó el despertador, yo ya estaba bañada y con la valija casi hecha. A las 3,30 bajé, hice el check out, reclamé el café que me habían prometido y a las 4 vino el remise.

En el aeropuerto de Bogotá, después de haber pasado todos los controles de migraciones y el scanner, y estando todos los pasajeros en la sala de embarque, nos hicieron salir a todos y hubo un control adicional de la policía. Evidentemente buscaban drogas, la mujer que revisó mi cartera metió la mano adentro y después la olió, abrió el cierre de la funda de mi notebook y olió adentro.

En menos de una hora y media llegamos a Panamá. Allí tuve que esperar más de una hora el avión a BA, que llegó a las 8 de la noche. En BA llueve.


VIAJE A PANAMA Y COLOMBIA - DE CARTAGENA A BOGOTA


Jueves 6/10/2011. Bajé a desayunar temprano y me senté con Jan, la mulata triniteña que es profesora de recursos humanos en la universidad y viene a un congreso en el centro de convenciones. Casi no habla español, Trinidad fue colonia británica. Ayer fue a un mall en Bocagrande y hoy ya estaba averiguando por otro.

Al lado del centro de convenciones había más de una cuadra de gente haciendo fila al sol. Pregunté qué era y me dijeron que gente que busca empleo y que en Colombia hay 40% de desocupación.


Este es el mueble donde está la recepcionista del hotel, y me dijeron que el dueño, que es un francés, lo trajo de Francia:


A las 9 vino una van a buscarme y me llevó al aeropuerto. Así se veía el Mar Caribe:



Este es el aeropuerto de Cartagena:




El avión salió puntual y llegó antes de la hora. En Bogotá hacía fresco y llovía. Un chico joven tenía un cartel con mi nombre y me llevó hasta un auto. El conductor era bastante torpe para manejar, frenaba bruscamente sin necesidad y cuando llegó al hotel se metíó entre un auto estacionado y una columna y no podía salir.

Tuve que esperar unos minutos mientras preparaban la habitación, y me trajeron un jugo de frutas.

Bogotá parece una ciudad gris y triste, impersonal. Cuando paró de llover salí a caminar. Hay 3 malls en las inmediaciones, fui a uno de ellos y dí una vuelta por allí, pero siempre me agobian los malls. Subí al patio de comidas, había de todo pero no KFC, así que elegí un local que vendía filete de pechuga. Tomé jugo exprimido de mandarina, que estaba riquísimo. Salí del mall y busqué un supermercado, porque quería llevar café de Colombia a BA. Preguntando encontré uno cercano. Se ven montañas entre los edificios, pero la ciudad no es bonita, o por lo menos esta zona no lo es.

Desde mi ventana del hotel Hamilton Court se ve esto:



Al regreso tuve que buscar el hotel, menos mal que las calles tienen número, así que lo encontré más o menos fácil. A las 6 se hizo de noche, a la vuelta hay un local de Dunkin Donuts y bajé a comprarme algunas por si tengo hambre más tarde.

Después bajé otra vez y caminé un poco más. Hay mucho movimiento de gente en la zona, y muchos negocios. Había preguntado en la recepción para hacer un city tour e ir al Museo Botero, porque ver este museo es la razón por la cual vine a Bogotá. Parece que mañana hay una jornada de protesta por el desempleo y desaconsejan ir al centro.

VIAJE A PANAMA Y COLOMBIA - CARTAGENA DE INDIAS 3


Miércoles 5/10/2011. Me desperté a las seis menos cuarto. Llovía. No sé desde cuando, porque duermo mucho y profundamente. El desayuno lo sirvieron en el restaurant porque el patio está al aire libre.

Hoy está pronosticada una máxima de 30 grados, y para los cartageneros está ¨fresco¨.

Cuando salí ya no llovía, igual abrí el paraguas para protegerme del sol, que ya había salido. Era temprano así que pasé por la Plaza de San Pedro Claver, que tiene tan lindas esculturas y edificios:





Antes de las 9 estaba en la Plaza de Santo Domingo, frente a la Iglesia de idem, donde está la escultura de Botero. Una gorda desnuda acostada frente a la iglesia.


A las 9 me entregaron el aparato y un mapa con las 35 estaciones, me explicaron cómo funcionaba y me fui.

Tardé 4 horas en dar toda la vuelta, y fue tan maravilloso que me olvidé del calor y de la humedad. En todas las estaciones se hacía referencia a la vida de García Marquez y a los escenarios de sus obras. Como antes de venir, para estar preparada, releí sus memorias y las dos novelas que transcurren en Cartagena, tenía muy presentes la mayor parte de las referencias. Además se podía apretar un botón para obtener más datos históricos.

Esta es la Plaza de los Coches, dentro de la muralla:


Esta es la Casa de Gobierno, en la cual se declaró la independencia el 11/11/1811:



Esta es la Plaza Bolivar:


Este es el Portal de los Escribanos, donde Florentino Ariza escribía cartas de amor a los enamorados analfabetos (El amor en los tiempos del cólera):



La Universidad de Cartagena, que es pública pero no gratuita:


Esta es la Plaza de los Evangelios, donde Florentino Ariza se sentaba a esperar a Fermina Daza (El amor en los tiempos del cólera). Se llama así porque desde la Plaza se escuchaba la misa que daban en la Iglesia de San Toribio, que está enfrente:


La casa de Fermina Daza, frente a la Plaza de los Evangelios:


Esta es la casa de Gabriel Garcia Marquez, que construyó en la década del 90 en un terreno baldío que originalmente era el huerto del Convento de Santa Clara:


El colegio La Presentación, al que iba Fermina:


La calle que va desde el colegio La Presentación hasta la Plaza de los Evangelios, que se ve al fondo:



El Teatro Heredia, donde se hacían los Juegos Florales:


La Casa del Marqués, primera casa reciclada en el centro histórico, ahora funciona una oficina pública:



Durante la caminata comí papaya y melón en vaso y tomé limonada, que hacen de unos limoncitos minúsculos y de color verde. Pero después de tanto caminar me senté en uno de los bares de la Plaza de Santo Domingo, tomé cerveza, que me sirvieron con hielo y comí un crepe de pollo y queso exquisito. Pregunté si la masa la hacían con harina de trigo y me dijeron que sí, que era de harina y crema.

Descansé allí un rato y después fui al Museo Naval del Caribe, donde cuenta la historia de la ciudad y de los piratas y corsarios que querían saquearla.


Este es el famoso Francis Drake:


Después me senté en la Plaza Bolívar y tomé un helado mientras esperaba que fueran las 3 de la tarde para que abrieran el Museo del Oro Zenú, donde hay piezas de oro de esta región de Colombia (lo poco que los españoles dejaron).

A las 4 de la tarde volví al hotel, pero antes tomé un jugo de mandarina y me compré cocadas en el Portal de los Dulces. No pude encontrar almojábanas.

Cuando bajó el sol fui a la terraza a ver Cartagena de noche, y estuve hablando en inglés con una chica de Trinidad y Tobago.