miércoles, 17 de octubre de 2012

VIAJE A CHILE - DE SAN PEDRO DE ATACAMA A BUENOS AIRES


Lunes 15/10/2012. Me desperté a las 6,30. A las 7 desayuné y me quedé en mi cuarto escribiendo y subiendo fotos al blog, me merecía un descanso después de la maratón de ayer.
A las 11 fui caminando al Museo Gustavo Le Paige, donde hay objetos de las distintas culturas de la zona. Muchos recipientes para preparar alucinógenos, vasijas y tejidos. 





Este es el cielorraso del museo:


Y ésta la entrada, muy cerca de la plaza:



Desde la plaza se ve el volcán Licancabur, de forma cónica perfecta:



Compré algunos recuerdos y tomé un helado de ricarica (es una planta de la zona que tiene sabor muy suave a menta) antes de volver al hotel.  
Volví a salir, comí algo, compré el transfer para ir mañana al aeropuerto de Calama, y a las 4 estaba en Caracoles y Taconao para hacer la excursión a la laguna Cejar.
Este guía se llamaba Cristian y dio muy buenas explicaciones, aunque no era tan divertido como Patricio y Abraham. Llegamos a la laguna, que tiene gran concentración de sal y se puede flotar como en el Mar Muerto. Yo no tenía la menor intención de sumergirme, y menos sabiendo que después la sal picaba en el cuerpo y había que seguir con la ropa mojada, ni pensar en que haya un lugar para cambiarse ni lavarse, aquello es muy precario. Así que sólo me acerqué a curiosear y después volví a donde estaba la camioneta, el sol era demoledor. 
Detrás de la laguna está la montaña Quimal:



Cristian me contó que entre diciembre y febrero hubo lluvias muy fuertes, con mucho viento y granizo, y que en el mes de febrero la gente ya no venía por el clima, así que el pueblo, que vive del turismo, tuvo todo un mes, en plena temporada alta, de inactividad.
Empezaron a llegar los bañistas, y Cristian improvisó una ducha muy original.



La laguna Cejar está en pleno salar de Atacama. Fuimos hacia el sur y llegamos a los Ojos del Salar, dos enormes estanques redondos que, según me dijo Cristian, se alimentan de napas subterráneas.
Aquí estoy con mi sombrero de expedicionaria del desierto al lado de uno de los Ojos del Salar. Detrás mío los volcanes Licancabur y Juriques (es el de la derecha, de cima plana):




Siguiendo hacia el sur llegamos a la laguna Tebinquiche, que es la única de la zona que se  seca en verano. Es muy poco profunda, había un hombre en el medio de la laguna y el agua le llegaba a los tobillos.



Allí Cristian nos ofreció pisco sour (y gaseosas para los abstemios) con papas fritas y nachos. El pisco sour ya venía listo para servir y en botella, no era como los que tomé en Perú que requerían preparación. Estaba exquisito, pero me dio más dolor de cabeza que la altura. En el grupo había una pareja de alemanes en su año sabático. El hombre hablaba español muy bien, con acento pero con buena construcción gramatical, y me contó que había vivido seis años en Bilbao trabajando como profesor de música. Estuvo allí durante los cinco años de construcción del Museo Guggenheim y vio cómo se transformaba la zona donde está el Museo, y después toda la ciudad, porque empezaron a llegar turistas y se construyeron hoteles. El Museo modernizó la ciudad y le dio nueva vida.



Cristian contó una historia que es leyenda local: el volcán Licancabur, el de la forma cónica perfecta, y el que está al lado, que se llama Juriques, estaban enamorados de la montaña Quimal, que en la antigüedad estaba muy cerca de ellos. En un ataque de celos Licancabur cortó la cabeza de Juriques, que quedó trunco. El volcán Lascar, padre de todos ellos, enojado, trasladó a Quimal enfrente, a muchos kilómetros de distancia, y sigue enojado hasta ahora, porque no ha dejado de tener actividad volcánica. En los solsticios de verano y de invierno las sombras de Licancabur y Quimal se tocan.
Volvimos a San Pedro de Atacama. Entré en un supermercado y me compré jugo de fruta y lo que creí que era una papaya. Cuando la corté más tarde me di cuenta que era un mango, porque tenía carozo y no semillas. Delicioso.
En la playa de estacionamiento del hotel ya casi no hay autos: terminó el fin de semana largo para los chilenos.

Martes 16/10/2012. SPA se convirtió en un pueblo fantasma. No quedó nadie. El check out era a las 12, pero me dijeron que me podía quedar hasta las 15. Leí y escribí y a las 15 fui a comer. Volví al hotel y seguí leyendo en el lobby hasta las 19,30, cuando me vinieron a buscar para ir a Calama, yo era la única pasajera. El avión salió puntual a las 22,45 y llegó a Santiago  a las 12,30.

Miércoles 17/10/2012. Larga espera en el aeropuerto otra vez, el avión salió a las 7,50 y a las 9,30 aterrizó en Buenos Aires. Había nubes sobre la cordillera y no se veía el Aconcagua. Ezeiza era un caos, mucha gente, pocos empleados, ninguna indicación en las cintas de las valijas sobre a qué vuelo pertenecían. La empleada de la aduana me increpó que yo traía una computadora (le mostré la declaración jurada), y se quedó satisfecha y me dejó pasar cuando le dije que venía de Chile (?????).

martes, 16 de octubre de 2012

VIAJE A CHILE - SAN PEDRO DE ATACAMA 2


Domingo 14/10/2012. Me desperté 3,15. No dormí bien, por el temor a quedarme dormida. A las 4 había como 15 personas más en la recepción esperando que los vinieran a buscar. Pusieron un termo con agua caliente, café y galletitas.
Llegaron varias vans a buscar gente. A mí me vino a buscar un pequeño colectivo de 24 pasajeros. El guía ya estaba sobrepasado a esa hora y tuvo que volver a dos hoteles para buscar personas que tenía en su lista y no encontraba. Cuando logró juntar a todos salimos para el Tatio. Los asientos eran incómodos y el camino de ripio muy malo en algunos tramos. Eran muchos los vehículos que iban para allá. Es fin de semana largo en Chile por el 12 de octubre, que pasaron al lunes 15/10 y muchos chilenos salieron a pasear.
Dormité durante el viaje, era de noche. Cuando llegamos, compramos las entradas y bajamos en una playa de estacionamiento frente a los geyseres. Es un espectáculo bastante extraño, esos pozos con agua hirviendo de donde sale humo. Muchísima gente desesperada por salir en la foto con el humito detrás suyo.




Recorrimos caminando los geyseres con el guía (aunque el cartel decía que no había que hacerlo), que contó que hubo intentos de explotar la energía geotérmica, el último de ellos muy reciente, pero provocó minisismos y debilitamiento del suelo y debió ser suspendido. Los geyseres perdieron energía y ya no se ven los chorros de agua de seis ó siete metros de altura que –según dicen- se veían hace algunos años. Creen que en breve el lugar deberá ser cerrado a los visitantes porque se advierte que el suelo se ha debilitado, y que toda la zona se convertirá en un gran cráter.




Al lado del bus, en la playa de estacionamiento, armaron una mesa y sirvieron el desayuno. Tomé leche chocolatada que habían puesto a calentar en un geyser. Ya era de día. Por ahí merodeaban las gaviotas buscando comida. Gaviotas lejos del mar??


Volvimos a subirnos al bus y fuimos hacia otro sector donde estaba la piscina termal. Ni me acerqué, no tenía la menor intención de bañarme. El guía dio media hora para quedarnos allí. Para cambiarse, bañarse, secarse y volver a vestirse era muy poco, para esperar era mucho.
Estábamos a 4200 msnm. Una chiquita chilena muy joven se sintió mal y el guía le dio oxígeno con un nebulizador que sacó de debajo de un asiento. A mi sólo me dio dolor de cabeza.
Después de la piscina, había dicho el guía que iríamos al sector de los baños. Pero una parejita que había ido a bañarse a la piscina apareció 15 minutos tarde y una mujer desesperada tuvo que ir a hacer pis detrás de una piedra. La parejita ni siquiera pidió disculpas por la demora.
En los baños había largas filas. Luego fuimos a Machuca, un pueblo polvoriento donde no había nada y evidentemente funcionaba como relleno de la excursión. Ya eran como las 11 de la mañana. Llegamos otra vez a San Pedro de Atacama a las 12.
Me acosté y dormí dos horas. Como tenía tiempo hasta las 4 de la tarde cuando tenía la excursión al Valle de la Luna, me fui a un bar de Caracoles a comer un sándwich de pollo y queso y un jugo de frutas. El sándwich era tan enorme que lo corté en tres y sólo pude comer dos tercios, el resto me lo llevé para comerlo a la noche.
A las 4 estaba esperando que me vinieran a buscar y llamaron de la agencia al hotel para decirme si no me podía acercar hasta Caracoles y Taconao (son tres cuadras). Fui caminando hacia allá, Caracoles es peatonal. El guía se llamaba Abraham y era un chileno-boliviano muy divertido. La primer parada era un sendero en subida de arena de 20 minutos para llegar al Valle de la Luna. Yo lo hice en media hora, todos me pasaron.



Es un cráter, muy distinto del Valle de la Luna de San Juan. Bajar fue más fácil. En el grupo me encontré unos chicos jóvenes chilenos con quienes ya había compartido ayer la excursión a las lagunas altiplánicas.
Abraham preguntó si alguno de nosotros era claustrofóbico y yo le dije que sí. La siguiente parada era en una caverna que había que atravesar. Le dije que prefería no entrar, pero Abraham insistió en que probara, y que en todo caso volviera. Repartió linternas.
El cruce de la caverna fue espantoso, pero muy divertido. Adelante iba la parejita chilena, él llevaba la vincha linterna y me agarró de la mano varias veces para ayudarme, en algunas partes había que pasar prácticamente acostado entre las piedras para no golpearse la cabeza. Todavía después de pasar la parte oscura hubo que subir y bajar entre las piedras, y tuve varios ayudantes: los chicos chilenos, un español de Segovia y Abraham, hasta que finalmente salimos otra vez a la playa de estacionamiento donde nos esperaba la van. Sola no lo hubiera logrado. Abraham se reía porque le dije que para hacer esa excursión debía haber cobrado y no pagado.
Superada la caverna, fuimos al Valle de la Muerte, otro cráter de piedra roja donde corría muchísimo viento; pero el viento no venía solo sino con arena.


Finalmente fuimos al Mirador de la Cordillera de la Sal a ver la puesta del sol, pero no fue espectacular porque era un día nublado, el único desde que llegué a SPA.



Volví llena de arena. Me bañé y me fui a dormir, muerta de cansancio.

lunes, 15 de octubre de 2012

VIAJE A CHILE - SAN PEDRO DE ATACAMA


Sábado 13/10/2012. A las 6,20 ya estaba desayunando porque me venían a buscar entre 7 y 7,30 para hacer la excursión a las lagunas altiplánicas. Llegó la van a las 7,15 y ya estaban todos los demás, éramos 12. Había mexicanos, costarricenses, chilenos y norteamericanos.
Hacía frío a esa hora. Salimos hacia el sur y vimos el desierto y los tamarugos, que son árboles que toman agua de las napas subterráneas. La primera parada fue en la laguna Chaxa, en pleno salar y llena de flamencos. 



Cuando encuentran el camarón que hay allí y que es su alimento, bailan alrededor, y según dijo Patricio, el guía, que era un chileno muy simpático, por eso se llama flamenco el baile andaluz. Los flamencos estaban muy cerca.



Las montañas se reflejaban en la laguna:


Allí en el salar hay tres empresas que sacan las sales de litio. Parece que la zona era fértil en algún tiempo lejano y se fue desertificando. Patricio dio muchos datos de geología, pero yo me pierdo cuando me hablan de miles o millones de años. Allí en la entrada al parque nos sirvieron un desayuno.
Nuestra siguiente parada fue en un pueblo llamado Socaire, que significa “lugar protegido del viento”. Es muy chiquito, pero hay dos iglesias. 


Por todos lados hay paredes de piedra que delimitaban los cultivos en la época en que la zona era fértil.
En el camino vimos vicuñas, que se alimentan de una planta amarilla llamada coirón. Llegamos a la laguna Miscanti y caminamos por un sendero. Miscanti significa “lugar de las ranas”, pero ya no queda ninguna.



Allí Patricio encontró piedras cónicas y explicó que se pueden parar por el vértice, el fenómeno se llama “verticalidad geológica” y se relaciona con el modo en que se fosilizó la lava. Intenté parar una y lo logré!!



Al lado está la laguna Miñiques, que es más pequeña, más profunda y de agua más verde.
Vimos vicuñas que bajaban a beber agua a la laguna.


Aquí estoy, abrigada, hacía frío!!


Las morrenas de glaciación son elevaciones formadas por la presión del hielo. Se ven por el camino.
Llegamos a los 4100 msnm y sentí un leve dolor de cabeza, así que me tomé un ibupirac.
Finalmente llegamos a Toconao, otro pueblo con casas de adobe y una iglesia con el campanario separado. La puerta del campanario es de madera de cactus.


Según Patricio el hecho de que iglesia y campanario estén separados se relaciona con el esquema mental de los pobladores que es de mantener la dualidad en todos los procesos vitales: el sol y la luna, el volcán y la montaña, lo femenino y lo masculino.
En la plaza, frente a la iglesia, un cactus solitario:


A la 1 de la tarde ya hacía mucho calor y un sol impiadoso. Volvimos a San Pedro a las 14,30. Salí con mi sombrero de expedicionaria del desierto, pasé por la iglesia y fui a comer pollo a la plancha con papas en un bar. Tomé una copa de vino chileno.
Esta es la iglesia de San Pedro de Atacama:


Y este el volcán Licancabur, de forma perfectamente cónica:


Volví al hotel, me acosté y me quedé dormida un rato. Después salí otra vez a comprar jugo de frutas y algo para comer a las 3 de la mañana porque a las 4 me vienen a buscar para ir a los Geyseres del Tatio, y a esa hora todavía no hay desayuno. La sensación de sed es constante.
También compré acondicionador para el pelo. Lo venden en sachets enormes, porque hay que usar mucho para contrarrestar la sequedad del ambiente.
Este es mi cuarto en el Hotel Don Raúl, por afuera es feo pero la habitación es linda y cómoda, y tiene un tapiz andino:




VIAJE A CHILE - DE ISLA DE PASCUA A SAN PEDRO DE ATACAMA


Jueves 11/10/2012. Después de desayunar nos fuimos con Louise a la cárcel. Se puede entrar y los presos venden artesanías. 




Eran unas 15 ó 20 cuadras, fuimos en taxi y volvimos caminando.
Es una cárcel muy particular, no hay rejas, es un ambiente muy relajado como todo en la isla. Hay 8 presos, 7 hombres y una mujer, y viven en cabañas que dan a jardines. La mayoría está allí por violencia familiar, aunque hay uno preso por homicidio y otro por robo. Hablamos con un gendarme que nos dio estos datos, que era chileno de Temuco, y que no quería a los rapa nui, quería volverse al continente. Nos dijo que los rapa nui  si pescaban un atún ya no trabajaban por un mes, y si vendían una artesanía no trabajaban por una semana. También nos contó que los rapa nui no los quieren a los chilenos del continente, aunque con los turistas son muy amables, lo cual es cierto. No compramos nada pero fue interesante verlo.
A las 12 René nos llevó al aeropuerto y a las 14,15 salió el avión. En el aeropuerto de la Isla de Pascua compré la película “Rapa Nui”. 
En el aeropuerto, hay un moai que es una réplica y no un original, y en una pared, el símbolo del hombre pájaro.



El avión tardó un poco más de cuatro horas en llegar a Santiago. 
Ahí me quedé, en el aeropuerto de Santiago, hasta las 7 de la mañana del día siguiente cuando salió el avión para Calama. Muy tarde, como a las 3 de la mañana, me di cuenta que justo frente al aeropuerto hay un hotel, podría haber dormido allí. Leí, comí, y me aburrí.

Viernes 12/10/2012. El avión a Calama salió a las 7 en punto. Salvo cuando tomé el desayuno, dormí todo el viaje. A las 9 llegó. Aquí también bajamos del avión por las escaleras en el medio de la pista. 




Averigüé cómo ir a San Pedro de Atacama, que queda a 100 km, desde el mismo aeropuerto salían vans de doce pasajeros. La otra opción era ir en taxi a la estación de buses y tomar el de línea. Elegí tomar el transfer, y en una hora y cuarto llegó y me dejó en la puerta de mi hotel. Es una lástima no haber visto el paisaje pero aquí también me quedé dormida. Cuando bajé tenía los oídos tapados. El chofer me dijo que San Pedro está a 2400 msnm, pero que en el camino habíamos pasado a 3600.
San Pedro de Atacama es pleno desierto, adobe y mucho, pero mucho polvo por todas partes. El hotel es un lugar rústico, como todo el pueblo, las habitaciones dan a un patio que también es playa de estacionamiento. Me dieron la habitación, que es bonita y cómoda, y me fui a dormir, estaba destruida.
El hotel está en la calle Caracoles, que es la principal. Cuando me desperté eran las 4 de la tarde y salí a caminar por Caracoles. Es una calle de tierra y no se puede estacionar:


El pueblo es puro turismo, por todos lados hay hoteles y hostels, agencias que ofrecen las excursiones, souvenirs, restaurantes, bares y autoservicios. Comí pizza y compré agua. 




La sensación de sed es permanente, se siente la sequedad en la piel y en la garganta.
La oferta de excursiones es tan impresionante que cuesta elegir, pero después de entrar en varias agencias contraté las cuatro clásicas, por un total de 108 dolares: Geiseres del Tatio, Lagunas Altiplánicas, Laguna Cejar y Valle de la Luna.
El sol es demoledor, me compré un sombrero de expedicionaria de los que tienen una tela extra para proteger el cuello. Volví al hotel y otra vez me quedé dormida!! Cuando me desperté me bañé y me encremé para combatir la sensación de sequedad.