sábado, 6 de febrero de 2016

VIAJE A INDOCHINA - ULTIMO DIA EN SIEM REAP, MAS TEMPLOS, Y VUELTA A BUENOS AIRES VIA SAIGON-DUBAI

Miércoles 27/1/2016. Otro desayuno desproporcionado con torta, papaya y hot cakes, dejamos las valijas en el hotel, y a las 8,30 llegó Vong para llevarnos a ver más templos.




El primero que vimos fue Ta Phrom, un monasterio budista muy curioso, con los árboles spung con raíces que crecen entre las piedras de las construcciones. Sacar los árboles implicaría destruir los templos, además de que es un espectáculo muy original. Muchos árboles incrustados en las piedras, la madera del stung es blanda y no tiene uso industrial.
























Luego vimos dos templos más que están en el mismo recinto de Angtoy Thom:







Este es nuestro guía camboyano Vong:



Al mediodía nos llevaron a comer a un restaurante. Sólo comí la parte de afuera de los arrollados, o sea el papel de arroz y unos pedazos de pollo, y tomé jugo de papaya. Lo demás era pescado y verduras. Comí también el postre, que eran frutas.




El jugo de papaya era delicioso.



A la una de la tarde nos dejó en el hotel, y nos pasaba a buscar nuevamente para ir al aeropuerto a las cuatro.
Ya habíamos hecho el check out del hotel, tomamos café y esperamos. Pagué el café en dolares y me dieron de vuelto un billete de 1000 riel, la moneda camboyana. Este billete equivale a un cuarto de dolar. En el billete está la imagen del Angkor Wat.


A las cuatro salimos para el aeropuerto. Este es el aeropuerto de Siem Reap.






Yo tomé el vuelo a Ho Chi Minh City (ex Saigon) a las 18,30, Bruni fue a Bangkok una hora más tarde y al día siguiente nos encontrábamos en Dubai para tomar el vuelo a Buenos Aires.
De Siem Reáp a Saigon tardamos sólo 45 minutos. Cuando llegué busqué el mostrador de Emirates, porque no tenía las tarjetas de embarque de los otros dos tramos, aunque me dijeron que mi valija iba directo a Ezeiza.
Tuve que esperar un rato hasta que apareció un empleado de Emirates que me imprimió las tarjetas de embarque.
Pasé el control de seguridad y fui al Bamboo Lounge, comí algo y esperé que saliera el vuelo a Dubai, casi a las doce de la noche.


Jueves 28/1/2016. Fueron siete horas y media de vuelo entre Saigon y Dubai. Bajamos del enorme Boeing 777 en el medio de la pista y un ómnibus nos llevó a la terminal. Es tan monstruosamente grande el aeropuerto de Dubai que fueron 40 minutos arriba del ómnibus.
Compré chocolates en el free shop y fui a fumar un cigarrillo al smoking room, que tienen todos los aeropuertos de Asia.
En la sala de embarque me reencontré con Bruni, que había llegado a Dubai vía Bangkok y tomamos el vuelo a Buenos Aires.
En ese avión desayuné, almorcé, merendé y cené, fueron más de dieciocho horas incluyendo la escala en Río de Janeiro. Tuve en la escala los tres asientos de mi fila para mi y dormí profundamente, sólo me desperté cuando empezaron a subir los nuevos pasajeros. Llegamos a las 7,45 de la tarde. Se me hizo interminable el viaje de vuelta, pero de todas maneras ojalá pueda volver a Asia, porque me resulta fascinante.

VIAJE A INDOCHINA - LOS TEMPLOS DE ANGKOR EN CAMBOYA

Martes 26/1/2016. Muy buen desayuno en el Hotel Tara Angkor. El clima era agradable por fin, no hacía el calor de Bangkok ni el frío de Hanoi. 
Esto se ve desde mi ventana, que da al frente del hotel.


Este es un patio interior muy agradable.


Flores de loto en el lobby:


A las 8,30 nos vino a buscar nuestro guia camboyano Vong y fuimos en ómnibus a ver los templos hinduistas-budistas. Vale 40 dólares la entrada, que sirve para tres días, e incluye la foto del turista, que sacan alli mismo, y que hay que mostrar a cada rato.
El recinto llamado Angkor Thom donde están los templos tiene varias entradas y es enorme. Frente a cada entrada hay una fila de dioses y una de demonios, pujando por conseguir el elixir de la inmortalidad. Hay miles de turistas occidentales y orientales.













 Una vez que atravesamos la puerta volvimos a subir al ómnibus que nos dejó en la entrada del templo Bayon, que significa “amuleto del antepasado” y tiene 49 torres. Impresionantes bajorrelieves tallados en la piedra que cuentan la historia del pais. Fue construido en 1186, siglo XII, y hay partes que están reconstruidas y otras en ruinas.


















De allí fuimos caminando al templo Baphoun, dedicado al dios hindú Shiva, reconstruido por los franceses en 1972. En la parte posterior hay un Buda reclinado, porque fue en algún momento templo budista.





Pasamos por el portal del recinto del Palacio Real y por un árbol sorprendente que se llama “spung” y llegamos al Palacio del Aire.







Más allá esta la Terraza de los Elefantes, una enorme plataforma que se dedicaba al esparcimiento, riñas de gallos o de búfalos, y, en uno de los extremos, la Terraza del Rey Leproso, llamado así porque se encontró una escultura de piedra a la cual le faltaban los dedos.




  

Subimos al ómnibus y fuimos a un restaurante a comer. Avisé que no comía verduras ni pescado, y me trajeron comida levemente modificada con respecto a los demás.
Tomé cerveza camboyana.





Después de comer fuimos a ver el Angkor Wat, el más famoso, el que aparece en la bandera de Camboya y en los billetes. Esta sobre un lago artificial y aunque  en la foto más difundida parece que tiene tres torres, en realidad tiene cinco.












Subimos hasta el segundo nivel viendo las torres y los bajorrelieves que cuentan en imágenes la historia del pais. Para subir al tercer nivel había que hacer una fila de veinte minutos. Le pregunté a Vong como salir, ya estaba muy cansada. Preguntando llegué al estacionamiento de los buses, y por lo menos caminé ocho cuadras. Me compré una coca cola para reanimarme y esperé más o menos media hora. Todos los ómnibus son parecidos y no podía identificar el nuestro, así que tomé un tuc tuc y volví al hotel.
Todavía faltaba un templo más, pero yo ya no lo podía apreciar. Estaba agotada, ya hacía mucho calor.


Vong ofreció un espectáculo de danzas con cena, pero yo decidí no ir, detesto esos shows para turistas. Me quedé en el hotel y pedí el room service, comí un pollo exquisito relleno con jamón y queso.
Bruni decidió ir y volvió a las diez de la noche.