sábado, 4 de febrero de 2017

VIAJE A INDIA - ÚLTIMO DÍA EN VARANASI Y VUELTA A BUENOS AIRES

Jueves 2/2/2017. Otro desayuno feo, preparé mi equipaje porque a las 12 me vienen a buscar para llevarme al aeropuerto.
Me fui a caminar por la calle principal, que está muy cerca del hotel pero hay que hacer un zigzag por los callejones,  cuidando de no perderme.





Después me fui a caminar otra vez por los ghats. Leí en el diario que la huelga de botes de ayer fue porque una empresa de Mumbai quiere poner un embarcadero en Dashaswemadh Ghat y los locales se oponen. Hoy estaba lleno de barcos recorriendo el Ganges, algunos con demasiada gente!









Mientras caminaba por los ghats un hombre me ofreció venderme hachís.
A las 12,15 apareció Robi, y fuimos caminando hasta el estacionamiento. No me llevé bien con él desde el primer momento, cuando quiso mandarme al hotel con dos desconocidos. No sé si es tonto, o simplemente no se puede expresar en inglés. Para justificar que había llegado tarde me decía "very traffic, very traffic". Como Sangay me había dicho que me iba a mostrar algo más antes de llevarme al aeropuerto, le pregunté dónde íbamos.  Despues de varios intentos le entendí que íbamos a Sarnath. Es una ciudad que está a 15 km de Varanasi, famosa porque allí Buda habló por primera vez del Dharma y se considera que allí se inició el budismo.  Esto lo sé por haberlo leído,  porque Robi pretendía que visitara alli un templo hinduista. Le dije que no, que me dejara en el aeropuerto,  ya no soportaba su "very traffic".
Varanasi fue una experiencia extrema, no me arrepiento de haber ido, pero no volvería.
El aeropuerto de Varanasi es un lugar complicado. Una vez que chequearon mi pasaporte y mi ticket y entré en el aeropuerto había una gran fila para pasar el equipaje por una máquina. Mientras estaba en esa fila me di cuenta que Índigo tenia su propia máquina y que allí no habia fila.
Era demasiado temprano y tuve que esperar para hacer el check in. Mientras tanto comí algo y me dedique a mirar a la gente.



El avión tardó en llegar pero recuperó tiempo en el vuelo y en seguida llegamos Delhi, a la Terminal 1, que es la de los vuelos domésticos.  Tenia que ir a la Terminal 3 que es la de los vuelos internacionales, y había leído que había un ómnibus que hacía ese recorrido. Es gratuito para quienes llegan a la Terminal 1 y toman otro vuelo en terminal 3, tuve que conseguir un ticket mostrando las tarjetas de embarque y mi pasaporte.
Tenia mucho tiempo, así que dejé pasar el primer ómnibus, al cual subió muchísima gente con su equipaje, en el siguiente pude subir con comodidad. El trayecto tardó medía hora.
Tuve que esperar varias horas para poder hacer el check in, mi vuelo a Doha salia a las 3,45 del viernes 3.


Viernes 3/2/2017. Una vez que hice el check in, pasé oficina de Migraciones y control de seguridad, gasté mis ultimas rupias en el free shop y esperé salida del avión a Doha. Fueron cuatro horas de viaje que pasaron muy rápido,  porque mi cansancio era tanto que me dormí ni bien me senté y ni me di cuenta de que el avión levantaba vuelo. Comí y me volví a dormir hasta que llegamos.
El aeropuerto de Doha tiene trenes eléctricos elevados supersilenciosos, supongo que comunicarán las terminales.







Cuando subí al avión puse en mi reloj la hora de Buenos Aires, eran 18 horas de viaje. Se hicieron interminables, pero en el avión me lavé los dientes con agua de la canilla, hace casi un mes que lo hacía exclusivamente con agua de botella, y tomé vino y comi queso crema, pequeños placeres recuperados.
El viaje se hizo muy largo pero finalmente terminó a las 9 de la noche.



miércoles, 1 de febrero de 2017

VIAJE A INDIA - VARANASI, CIUDAD ANTIGUA Y MÁS GHATS

Miércoles 1/2/2017. Bajé a desayunar 8,30 y en el lobby ya había comida preparada, tomé café y comi tostadas frías,  horrible.
Como Sanjay venia a buscarme a las 10 me fui a caminar por los ghats, que se comunican entre sí,  y llegué hasta Rana Mahal Ghat. Después volví.
Muchísima gente bañándose en el Ganges, el agua está supercontaminada, pero no importa, porque para los hindúes morir en Varanasi garantiza la salvación eterna. No se bañaban como se puede bañar un occidental en el mar, sino con jabón y refregándose la piel. Y hacía frío!






Dashashwamedh Ghat estaba igual de concurrido que ayer a la noche. Entre los que se bañaban, los que desayunaban,  los vendedores y los pedigueños era difícil abrirse paso.
A las 10 volví al hotel y vino Sanjay. Caminamos durante dos horas por los callejones de la ciudad antigua. Fue una experiencia intensa y difícil de describir.






Callejones angostos por donde circulan peatones, bicicletas, motos y vacas, y donde hay pequeños negocios que venden desde saris hasta flores para ofrendar a los dioses, puestos de comida y de bijouterie que las indias adoran. Lo bueno es que mi sentido del olfato es casí inexistente.



En un punto de los callejones Sanjay me explicó que solo me podía mostrar desde afuera parte del Templo Dorado (los extranjeros no pueden entrar) y también la Mezquita Alamgiri. Esta zona está llena de militares con armas largas por seguridad desde el año 2000. Para entrar en ese callejón dejamos todo en un locker de un negocio y solo llevé mi pasaporte. Apenas pude ver la cúpula del Templo, que es de oro, y la entrada, y una parte de la mezquita, blanca y necesitando urgente renovación de la pintura.
Caminando por estos callejones tuve la sensación de que es verdad que Varanasi es la ciudad más antigua del mundo.
Las vacas caminan libremente por la ciudad. Según Sanjay tienen dueño y las dejan salir durante el día a pasear. En un momento cinco o seis vacas empezaron a correr, Sanjay me hizo subir a un umbral hasta que pasaron, por lo general son pacíficas pero enormes y da un poco de temor que varias corran por esos pasillos tan angostos.





En estas dos horas de caminata no vi un solo occidental, yo era la única.
En uno de los puestos de comida estaban friendo unas galletas que se inflamaban inmediatamente al contacto con el aceite. Sanjay me dijo que quería desayunar y yo me quedé fascinada mirando el proceso. Un hombre tomaba porciones de masa y las estiraba con un palote sobre el mismo banco en el cual estaba sentado. Una vez estiradas, las ponía en una enorme sartén donde había ghee hirviendo, que es manteca clarificada. Otro con una espumadera las daba vuelta y ya parecían globos. Una vez doradas, las ponía en un recipiente para escurrir el aceite. El tercero agarraba con la mano dos de estas galletas, las ponía una sobre otra y las aplastaba con una especie de recipiente que parecía de papel, donde ponía algo que parecía una sopa de verduras espesa, más otra sopa de lentejas más una mezcla de cebolla y morrón o tomate cortados en juliana. Las dos primeras preparaciones las ponía con cucharón, la tercera con la misma mano que cobraba y daba el vuelto. Como yo miraba con interés todo el proceso, mientras Sanjay comía el mejunje, los hombres deben haber creído que estaba tentada de probarlo, porque me ofrecian el manjar, pero les dije educadamente que ya había desayunado.




A las 12 volvimos al hotel y dió por terminada su tarea conmigo porque me dijo que mañana al mediodía va a venir el conductor a buscarme para llevarme al aeropuerto y que en el camino me va a mostrar alguna otra cosa.
Descansé un rato y decidí ir a pasear por los ghats y subirme a un bote si encontraba alguno aceptable. En la puerta estaba uno de los recepcionistas del hotel, que me preguntó si buscaba un bote y le dijo algo en hindi a otro hombre que estaba cerca, pero éste último dijo que no habia ningún bote navegando hoy porque estaban de huelga (no entendí porqué pero si entendí "strike"). Y era cierto, no había ningún bote navegando en el río.
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Así que me ahorré la decisión de subir o no subir, y me fui caminando por los ghats para el lado contrario de esta mañana, que creo que es el norte.


A esta hora ya hacía calor y también había gente enjabonándose tranquilamente en el río,  y también lavando ropa. Cuando llegué a Kanikarnica Ghat me empezó a hablar un hombre que me dijo que no se podían sacar fotos ahí (mi teléfono estaba adentro de mi cartera) y entonces entendí que había llegado al lugar de las cremaciones. Mucho fuego y mucha gente, el hombre me dijo que había cremaciones las veinticuatro horas, y creo que quería plata, porque terminó preguntándome si quería hacer una donación al hospital, pero le dije que no y me volví. No tengo mucho olfato pero ahí me empezó a arder la nariz. Caminé otra vez hacia el sur, pasé el hotel y el Dashaswemadh Gath, que seguía lleno de gente, y vi carteles que publicitaban el Monalisa Caffe,  comida italiana.


Seguí caminando hasta que el cartel indicaba que estaba arriba de una escalera gigante. Era a la altura del Raja Gath. La subí y tuve que preguntar, pero mi esfuerzo fue recompensado y llegué. La zona estaba llena de turistas, comí una pizza de muzzarella y provolone que estaba exquisita.



Justo enfrente habia otro bar y vendian baguettes y tortas. Compré una porción de torta de limón para más tarde.
Para volver, volví a bajar hasta el ghat, supongo que podría haber vuelto por arriba pero no quería perderme.
En esta zona había mucha ropa secándose, seguramente la habían lavado en el río.




Entre la caminata de la mañana, la que hice con Sangay, y la de la tarde, con muchos escalones empinados, quedé agotada y me dolían las piernas. Tomé un café abajo y después me acosté un rato para descansar, y escribí las andanzas del día.