Jueves 21/1/2021. El último día decidí ir al Jardín Botánico, que es muy antiguo, creado por el rey portugués Joao VI a principios del seglo XIX para aclimatar plantas que venían de otros lugares del mundo.
Tomé el ómnibus 309, pero tuve que caminar bastante para encontrar la entrada, tiene más de 140 hectáreas y varios accesos.
En el fondo de la foto, sobre el cerro, se ve el Cristo Redentor.
Hay varias de estas avenidas de palmeras altísimas.
Al fondo de una de esas avenidas, una fuente.
Cerca de la fuente está este árbol con enormes raíces, un cartel dice que es una ceiba, en femenino.
Caminé por esta glorieta para ver las plantas medicinales. El orquidiario, que es famoso, ya me habían dicho en la entrada que estaba cerrado por la pandemia.
Este árbol con flores lilas también lo vi en el Parque de Boa Vista, no sé cómo se llama.
Esta planta se llama monstera y me encanta.
Este será un banano?
Crucé este arroyito.
Otra monstera:
Este edificio era un depósito de pólvora en la época monárquica.
Este es el pino Brasil que dio nombre al país.
Antes de irme me senté un rato en un bar que había allí dentro y tomé un helado y un agua. Hacía mucho calor.
Al salir, en este estanque había tortugas.
Crucé la calle para buscar la parada del 309 y volver, desde allí también se ven las palmeras.
Había contratado late check out y tenía que dejar la habitación a las 15 hs. A las 16 me daban el resultado del test de COVID y me iba para el aeropuerto.
Descansé un rato y a las 15.30 ya estaba en el laboratorio. Si el test me daba positivo, se trastocaban todos mis planes, pero dio negativo. Me lo entregaron en portugués y en inglés.
Allí enfrente había una parada de taxis y fui al aeropuerto Santos Dumont. Había leido en internet que desde allí salía el ómnibus 2101 que iba a El Galeao, el otro aeropuerto de donde salía mi vuelo a San Pablo. Tardaba más de una hora, pero yo tenía tiempo de sobra.
Nunca lo encontré y me aseguraron que ese ómnibus no existía. Terminé tomando otro taxi a El Galeao. Ni en el Santos Dumont ni en San Pablo hay internet ilimitado, como hay en Ezeiza, pero por suerte en El Galeao sí. Pude hacer la declaración jurada y agregar el PDF del test. También comí en el KFC. Mi vuelo salía 4.30 y ni siquiera estaba en los carteles. Me entretuve leyendo.
Viernes 22/1/2021. A las 4,30 salió el avión y en 45 minutos llegó a San Pablo. Allí no tuve tiempo libre, pasé Migraciones y el scanner de seguridad y llegué a la puerta de embarque del vuelo de San Pablo a Santiago de Chile cuando empezaban a embarcar.
El avión iba semivacío y en tres horas y quince minutos llegó a Santiago. Desembarcamos en una parte nueva del aeropuerto, y encontré este cartel en varios idiomas.
Pregunté si todo el aeropuerto funcionaba a energía solar, y me dijeron que sí, qué maravilla y qué envidia!
Para compensar tanta modernidad la conexión a internet del aeropuerto es mala.
En el aeropuerto de Santiago casi todos los locales están cerrados y hay muy poco movimiento de gente.
En una pared, una cita del Canto General de Pablo Neruda, referida a la Isla de Pascua, que no recordaba.
A las 4 de la tarde salió el vuelo de Buenos Aires. Nunca me siendo en la ventana porque me da sensación de encierro que haya dos personas hasta llegar al pasillo, pero como yo era la única ocupante de mi fila me senté al lado de la ventana y me dediqué a admirar la Cordillera de los Andes.
Antes de las 6 aterrizamos en el aeropuerto de Ezeiza.