Viernes 28/10/2016. A las 10.15 llegué a la Manzana Jusuitica y compré la entrada de $ 10 para la visita guiada que empezaba a las 11. La señora que atendía me sugirió que mientras tanto fuera a ver la capilla privada de los jesuitas a la vuelta y que me fijara en los rasgos indígenas de los ángeles, y también que averiguara en esa misma cuadra por las visitas guiadas al Colegio Montserrat, y así hice.
No encontré los angelitos con rasgos indígenas y recién a partir del martes 1/11 habrá visitas guiadas al Colegio.
A las 11 empezó la visita, que compartí con otros adultos y muchos chicos de un colegio de Mendoza.
Primero fuimos a la iglesia y despues a lo que era la Universidad de Córdoba, la primera del país, fundada por los jesuitas, y que hoy es el Rectorado. Alli estuvimos en el suntuoso Salón de Grados, donde se daban los exámenes para el doctorado. Alli solo podían estudiar los españoles o sus descendientes, y ese salón fue el escenario de la Reforma Universitaria de 1918, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen.
Hasta ese momento los cargos docentes eran hereditarios y los programas de estudio estaban desactualizados.
Además de nuestro grupo había otro que conducía un hombre mayor. La guía nos dijo que era el Arquitecto Miguel Angel Roca, que restauró el edificio y construyó una escalera moderna que va a la biblioteca, con sus alumnos de la facultad.
Pasamos por la biblioteca de los jesuitas, llena de enormes libracos.
Fui a comer algo a un bar frente a la Plaza para esperar a las 14 horas cuando salía el bus turístico. Tiene un recorrido de una hora y media a horarios establecidos, sin bajar, y es un antiguo ómnibus inglés con volante a la derecha.
Pero no pude subir. Había otro grupo de chicos de Misiones que ocuparon toda la parte superior, así que volví al departamento y regresé a la Plaza para la salida de las 16 horas.
Muchísimo sol, a la noche me ardía la cara. Recorrió la parte no peatonal del centro,
la zona de Nueva Córdoba, con veredas muy anchas, donde esta el Palacio Ferreyra y otros museos, el Paseo del Buen Pastor, la estacion de trenes, el Paseo del Buen Pastor y la Casa de Gobierno. Cruzamos el puente sobre el Suquía y llegamos a un mirador desde el cual se veía la ciudad.
Una chica iba explicando con micrófono lo que veíamos. El recorrido tardó una hora y media.
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