Domingo 1/4/2018. Hoy decidí visitar las tres ciudades, Senglea, Cospicua y Vittoriosa, que están al sur de Valletta, al otro lado del Gran Puerto. Como me había quedado sin provisiones me senté en un bar a tomar un café y comi un croissant relleno con crema de pistachio, exquisito.
Tomé el ómnibus 3 en lugar del 2 porque me pareció que tenían el mismo recorrido, pero cuando pasamos por el aeropuerto me di cuenta que no era así. Decidí seguir hasta donde terminaba, que era en Zurrieq, y volver.
En Zurrieq caminé una cuadra, hasta la iglesia. Los diez minutos que estuve en la zona las campanas sonaron todo el tiempo, pero la iglesia estaba cerrada. Si no abre el domingo de Pascua, cuando abrirá?
Buscaba el Museo Marítimo, que encontré bastante más tarde.
Esta es la marina del Gran Puerto, donde hay centenares de yates, algunos impresionantes. Creía que la ciudad que se ve enfrente era Valletta, pero después miré el mapa y es Senglea.
Preguntando llegué al Museo Marítimo, que funciona en un edificio sobre el malecón.
Esta es la réplica de una de las dos carabelas de los Caballeros de San Juan, que ocuparon Malta desde 1530 hasta 1798, cedida por el emperador Carlos V, en compensación porque los turcos los habían echado de Chipre.
En el Museo hay anclas y cañones.
Y también lo que más me gusta de los museos marítimos, que son los mascarones de proa. Este pertenecía a un barco británico, el HMS Hibernia, que operó en Malta durante muchos años. Cuando los británicos lo vendieron, les regalaron el mascarón de proa a los malteses para su museo.
Esta es la condecoración del rey Jorge VI Malta por su valentía en el sitio impuesto por Italia y Alemania en la Segunda guerra y que está en la parte blanca de su bandera. La posición estratégica de estas islas en la mitad del Mediterráneo muchas veces le jugó en contra. Italia y Alemania no solamente las bombardearon permanentemente sino que atacaban a los barcos que les traían provisiones.
Cuando salí del Museo caminé otra vez por la marina y después busqué la parada del ómnibus para volver a Valletta. Todas las paradas tienen nombre y la que encontré cercana se llamaba "Bormla", pero este es otro nombre de Cospicua, así que no se si estuve en una o en dos de las tres ciudades.
Tomé el ómnibus 3 en lugar del 2 porque me pareció que tenían el mismo recorrido, pero cuando pasamos por el aeropuerto me di cuenta que no era así. Decidí seguir hasta donde terminaba, que era en Zurrieq, y volver.
En Zurrieq caminé una cuadra, hasta la iglesia. Los diez minutos que estuve en la zona las campanas sonaron todo el tiempo, pero la iglesia estaba cerrada. Si no abre el domingo de Pascua, cuando abrirá?
Frente a la parada del bus me llamó la atención este edificio, con los dos balcones tan diferentes.
Otra vez en Valletta, tomé el ómnibus correcto y me bajé en Birgu, que es el otro nombre de Vittoriosa, la más grande de las tres ciudades. Pegadas están las otras dos, Senglea y Cospicua.
Esta zona tiene más desniveles que el resto de la isla, esta calle iba en bajada.
Al final de la calle había mucha gente, todos tomaban cerveza y no parecían turistas. Había un local del partido laborista allí, que es el que gobierna Malta, pero me quedé sin saber si era un festejo político, si tenia que ver con las Pascuas o de qué se trataba.
Buscaba el Museo Marítimo, que encontré bastante más tarde.
Esta es la marina del Gran Puerto, donde hay centenares de yates, algunos impresionantes. Creía que la ciudad que se ve enfrente era Valletta, pero después miré el mapa y es Senglea.
Preguntando llegué al Museo Marítimo, que funciona en un edificio sobre el malecón.
Esta es la réplica de una de las dos carabelas de los Caballeros de San Juan, que ocuparon Malta desde 1530 hasta 1798, cedida por el emperador Carlos V, en compensación porque los turcos los habían echado de Chipre.
En el Museo hay anclas y cañones.
Y también lo que más me gusta de los museos marítimos, que son los mascarones de proa. Este pertenecía a un barco británico, el HMS Hibernia, que operó en Malta durante muchos años. Cuando los británicos lo vendieron, les regalaron el mascarón de proa a los malteses para su museo.
Esta es la condecoración del rey Jorge VI Malta por su valentía en el sitio impuesto por Italia y Alemania en la Segunda guerra y que está en la parte blanca de su bandera. La posición estratégica de estas islas en la mitad del Mediterráneo muchas veces le jugó en contra. Italia y Alemania no solamente las bombardearon permanentemente sino que atacaban a los barcos que les traían provisiones.
Cuando salí del Museo caminé otra vez por la marina y después busqué la parada del ómnibus para volver a Valletta. Todas las paradas tienen nombre y la que encontré cercana se llamaba "Bormla", pero este es otro nombre de Cospicua, así que no se si estuve en una o en dos de las tres ciudades.
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