Jueves 1/8/2013. Ultimo día, a la tarde salía el vuelo
Budapest-Frankfurt. Ayer averigüé en uno de los stands con información
turística que hay en la ciudad que para ir al aeropuerto hay que hacer
combinación con el metro y después tomar un ómnibus, así que decidí pagar los
23 euros que vale el taxi y llegar tranquila.
También averigüé los horarios de las visitas guiadas al Parlamento.
Salí a las 9,30 hacia allá y tuve que dar una enorme vuelta, porque en la parte
de atrás hay una gran obra en construcción, están haciendo un estacionamiento subterráneo. Quise entrar por uno de los lados y se entraba exactamente por el
contrario, y el edificio tiene casi tres cuadras de largo. Finalmente el ticket
se compraba en otro edificio público que hay enfrente. Vale 3500 forints (un
poco más de 10 euros) que pagué con tarjeta de crédito, ya no me quedan tantos.
Volviendo al hotel desde el Parlamento encontré en Szalay Utca (utca
significa calle en húngaro y muchos nombres tienen el “utca” detrás) uno de
esos negocios que venden todo dulce, lástima que recién había desayunado.
A las 13,15 empezaba la visita guiada y a las 15,30 me venía a buscar
el taxi para ir al aeropuerto. Volví al hotel y a las 12 hice el check out,
dejé mi valija y me fui a pasear.
El edificio es impactante por fuera y no lo es menos por dentro. En la
cúpula (donde no se pueden sacar fotos) está la corona húngara y dos soldados
con espadas que la custodian. La guía contó que el edificio quedó
desproporcionado para el tamaño actual del país, ya que perdió el 60% de su
territorio después de la guerra. Tiene dos hemiciclos y una sola cámara, el
otro hemiciclo sólo se usa para conferencias.
Cuando terminó la visita pasé por el negocio de cosas dulces y me
compré un helado.
Este es el Hotel Parlament, que está del lado de Pest, cerca del Parlamento y de la Basílica de San Istvan:
A las 3,30 vino a buscarme el taxi y me llevó al aeropuerto, que está
bastante lejos del centro. En el camino cargó combustible, self service, y
después entró a pagar.
El avión a Francfurt salió puntual a las 7 de la tarde y a las 8,30
llegó. A las 10 de la noche salía el vuelo a Buenos Aires. Desde las 8,30 a las
8,45 un ómnibus nos llevó hasta la Terminal.
Allí me fijé en una pantalla que mi puerta de embarque era la C 15. Subí escaleras, caminé, bajé
escaleras, caminé por rampas, pasé el control de migraciones, tomé un tren, subí
más escaleras y más rampas, pasé por un scanner, más escaleras y rampas y llegué
a la puerta C15 a las 9,20, ya estaban embarcando.
En el avión comí goulash y tomé vino y dormí muchas horas. A las 7 de
la mañana del viernes 2 de agosto llegó a Buenos Aires. Casi 14 horas de viaje.
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