Jueves 28/7/2016. Llovía cuando me desperté, y el golpe en la rodilla dolía. Desayuné, me puse hielo y tome ibupirac y a las 10 salí del departamento. Pensaba tomar el metro en Provenza para ir al Palacio de la Música Catalana, pero estas ochavas enormes del Eixample me confunden y seguí derecho por Muntaner. Me di cuenta cuando la estacion de metro no aparecía a las tres cuadras, ya no me dolía nada y decidí seguir caminando.
Aquí un ejemplo de las grandes ochavas del Eixample, caben frentes de edificios enteros.
Aquí un ejemplo de las grandes ochavas del Eixample, caben frentes de edificios enteros.
Empezó a llover más fuerte y tuve que preguntar más de una vez, pero llegué. Saqué el ticket para la visita guiada, que empezaba en ese momento.
Es un edificio de ladrillo enorme y muy vistoso. Primero nos mostraron un video y despues vimos las columnas que hay en un balcon exterior con dibujos de flores, todas distintas. Después pasamos al salón, que tiene una gran claraboya de colores y vitrales alrededor. En el escenario están las Musas y el enorme órgano.
El arquitecto fue Domenech I Muntaner y se construyó en tres años (parece increíble). Luego subimos al segundo piso para ver de cerca la claraboya.
Ocupa gran parte de la manzana y di la vuelta para ver el frente, pero no se aprecia bien desde afuera porque está en la parte antigua de la ciudad y las calles son angostas.
Comí un bocadillo y estudié con el mapa cómo llegar al Museo Picasso, que está cerca. Tenia que seguir por la Vía Laietana hasta el Carrer de la Princesa y lo encontré bastante fácil. Hice la fila para comprar el ticket en el Carrer de la Moncada, que es una calle medieval angosta.
El Museo esta en un antiguo Palacio construido en piedra. Alli están las primeras obras que pintó de adolescente y de joven, algunas del período azul, y lo mejor, muchos cuadros que pintó inspirándose en Las Meninas, de Velazquez, mi cuadro preferido. En la tienda del Museo me compré una lámina de su versión de Las Meninas.
Cuando salí del Museo todavía era temprano y fui caminando unas diez o doce cuadras hasta La Casa de los Punxes, una replica de un castillo medieval construido en una manzana triangular sobre la Avenida Diagonal. El portero me dijo que estaba en obra y no habia visitas por el momento, aunque me ofrecio pasar y ver el hall de entrada, con muy lindos vitrales de flores.
Volví al departamento, pero antes pasé por el supermercado y compré jamón, tortilla y queso de cabra.
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