Domingo 7/4/2013.
Después de un copioso desayuno me fui a caminar. Así se veía el lago desde la ventana de mi cuarto:
No había nadie en la calle. Esta es la Av. 11 de Julio, la principal, ni un alma:
Llegué hasta el cajero del Banco de Santa Cruz en la Av. 11 de Julio, saqué plata,
y me fui caminando hasta la
Terminal de Ómnibus a averiguar horarios. Si no podía
arreglar para ir a la Cueva
de las Manos pensaba irme a Esquel. En total caminé unos 5 km, según me dijo
José Luis, el remisero que nos llevó a la tarde al camino del Monte Zeballos.
Pasé por la Dirección de Turismo y
me dieron el teléfono de un señor que es de Perito Moreno, a 60 km de Los
Antiguos, que hace excursiones. Hablé con él y me cobra $ 900 por el viaje a la Cueva de las Manos. Sigue
siendo demasiado caro. Le dejé mi teléfono y le dije que si tenía algún otro
interesado que me llamara, porque el precio es por el viaje y no por persona.
A las 2 de
la tarde me pasó a buscar José Luis y fuimos a buscar a la otra pasajera que es
una odontóloga de Buenos Aires que está recorriendo Santa Cruz. Le conté lo de la Cueva de las Manos y me dijo
que ella está interesada en ir, así que a la vuelta llamé otra vez y arreglé
para ir las dos mañana lunes. Era una lástima irme de acá sin haberlo visto,
así que al final todo salió bien.
El camino
del Monte Zeballos es de ripio, yendo hacia el sur de Los Antiguos. Muchas
formaciones rocosas extrañas y coloridas, ríos de montaña y puentecitos. Además
de llevarnos, José Luis nos explicó cosas del lugar, paró todas las veces que
quisimos sacar fotos, nos mostró cóndores a lo lejos y corrió a un piche, un
bichito tipo armadillo, y lo agarró para que lo viéramos de cerca. El es de
Buenos Aires, se casó con una santacruceña y se vino a vivir a Los
Antiguos.
Este es el río Jeinimeni, que marca el límite entre Argentina y Chile:
Pasamos por este puente que a pesar del cartel, todos cruzan:
El Monte
Zeballos está lleno de bosques de lengas, que en esta época tienen un color
rojizo-amarillento.
Aquí está José Luis con el piche en la mano:
Volvimos a
las 6,30 de la tarde. Desde allá arriba se veían el pueblo y el lago.
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