Lunes 8/4/2013. A las 9,30 me vino a buscar Jari y
pasamos a buscar a Viviana a su hotel. En Perito Moreno paramos y compramos
unas empanadas y bebidas, porque Jari nos dijo que en la Cueva de las Manos no hay
nada. Las distancias son enormes. Tomamos la Ruta 40 hacia el sur y después un camino de
ripio.
Pura meseta patagónica hasta que llegamos al Cañadón Caracoles, un lugar
impresionante.
Como no me animé a saltar las piedras como hizo Jari para llegar hasta allí, le saqué una foto a él:
De allí todavía quedaba bastante camino hasta llegar hasta el
Cañón del Río Pinturas donde está la famosa Cueva, que no es realmente una
cueva.
Pagamos la entrada, que es de $ 15 para los
argentinos y un guía nos llevó caminando por un sendero de 1.300 metros desde donde
se ven las pinturas. Están protegidas de las inclemencias del tiempo por una
saliente de piedra impresionante, y de los vándalos por una reja. El sendero
bordea los muros donde están las pinturas.
El lugar fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y pertenece a
la provincia de Santa Cruz. El guía me dijo que ellos viven 15 días allí, tienen una
semana de franco y la otra semana trabajan en la oficina en Perito Moreno.
Muchísimas manos, y también patas de choikes y
guanacos. Un misterio el porqué tantas manos pintadas.
Llegamos hasta el final del sendero y volvimos.
Debajo, está el cañón del Río Pinturas y vimos un águila sobre una roca.
Jari ama la Patagonia y es muy conversador, nos contó
historias del lugar y conoce mucho la zona.
Cuando volvimos del sendero comimos las empanadas y emprendimos
el regreso. En total fueron más de 500 km, volvimos a Los Antiguos a las 18,30.
A la noche me tomé un remise y me fui al centro.
Comimos con Viviana en un restaurante que se llama Morena Mía.
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