Sábado 1/8/2015. Salí temprano porque a las 9,30
tenía que tomar el ómnibus a cinco cuadras de mi B&B para ir al puerto.
Había pleno sol, pero durante los 55 minutos de viaje llovió. En el puerto tomé
el ferry para ir a Inishmore, la más grande de las Aran Islands que están en la
entrada de la bahía de Galway.
El viaje en ferry de 45 minutos fue una verdadera pesadilla.
El barco luchaba contra las olas (y eso que no era mar abierto, sino dentro de
la bahía, y que había salido el sol), y se movía mucho. Un marinero empezó a
repartir bolsitas para vomitar. En la fila de adelante un chico joven con
aspecto de vikingo vomitaba en su bolsita. Otro chico también, al otro lado del
pasillo. Una italiana más atrás decia “Pánico puro!!”. Fue un alivio cuando el
ferry desaceleró y vi que nos acercábamos al puerto de Kilronan, que es la
capital de las tres islas.
Ya había leído que se podía recorrer la isla en
bicicleta, en carro tirado por caballos o en combi. Todos los proveedores estaban
en el puerto ofreciendo los transportes y me subí a una combi.
El guía/conductor dio una vuelta por la isla y paró
en la entrada del fuerte del Rey Aengus,
Eran las 11,45 y nos dijo que nos
encontraba allí nuevamente a las 13,30. El tiempo estaba bien calculado, porque
desde allí eran 20 minutos de caminata hasta este fuerte de 2000 años de antigüedad
hecho con las piedras de la isla, un ratito para estar alli arriba y ver los
acantilados y otros 20 minutos para volver.
El paisaje se asemeja mucho al Burren que vi ayer,
mucha piedra por todos lados.
Cuando volví de ver el fuerte comí lasagna en un
bar.
A las 13,30 volvimos a subir a la combi y nos mostró
los restos de un monasterio que llaman “Las 7 iglesias” y una playa de arena
blanca.
Seguía habiendo sol y el mar aparece constantemente, porque es una isla
de sólo 14 km de largo.
A las 14,30 llegó nuevamente al puerto. Me senté en
un bar a tomar un café y a esperar, porque el ferry de vuelta salía a las
cuatro de la tarde.
Afortunadamente el viaje de vuelta no fue como el de
ida, sino mucho más tranquilo, no estaba el marinero repartiendo bolsitas, y
hasta salí a la cubierta posterior a ver la estela que dejaba el barco.
En el puerto de Galway ya estaba el bus esperando, y
tardó casi una hora en llegar a Eyre Square. Me volví a Forster Court y en el
camino me compré un pote de ananá en el supermercado.
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