Viernes 31/7/2015. Desayuné tostadas con distintos
quesos, café y una banana, y fui a la estación de ómnibus porque a las 10 salía
la excursión al Burren y a los acantilados de Moher. Llegué temprano. Cuando
salí llovía bastante, pero al llegar a Forster Street ya había parado.
El ómnibus era enorme pero sólo éramos veintiún
personas, asi que iba semivacío y pude cambiarme de asiento a la vuelta para
tener siempre el mar cerca.
El Burren está al sur de Galway y es un paisaje
extraño con muchas piedras y plantas y flores que crecen entre las piedras. El
guía/conductor hablaba muy claro, o mi oído se está habituando, porque le
entendí todo lo que hablaba.
Paramos en la Ailwee
Cave , que es una cueva, pero no entré, mi claustrofobia me
hace sentir mal en las cuevas, así que tomé un café y pasée por los alrededores
mientras los demás hacían la visita guiada.
La carretera es sinuosa y angosta, y los autos que
venían en sentido contrario tenían que parar cuando pasaba este ómnibus enorme.
Además, llovía fuerte.
Pasamos por un pueblito llamado Lisdoonvarna.
Y llegamos a los acantilados de Moher. Llovía y
había mucho viento, que cambiaba de dirección constantemente. En el centro de
visitantes había una exposición con una película impresionante de los
acantilados, y fotos de la puesta del sol y cómo se ven cuando hay sol.
Como seguía lloviendo me preparé con la capucha del
buzo y la de la campera y salí a los senderos. Paraguas no se podía abrir por
el viento. Hay dos caminos, y recorrí los dos. Realmente los acantilados son
impresionantes, y con este clima, más salvajes.
Pensé que no se veían las Aran Islands por la
lluvia, pero cuando salimos hacia el oeste se ven, en la entrada de la bahía de
Galway.
En un pueblo sobre el mar llamado Doolin paramos
para comer algo, y desde allí volvimos siempre bordeando el mar y la bahía.
Dejó de llover y salió el sol.
Bordeando el mar, piedras y más piedras. El nombre "Burren" significa "lugar de piedras".
Lo que se ve del otro lado de la bahía es Connemara, donde no voy a ir, por lo menos en este viaje.
La última parada fue en Kinvarra, otro pueblo
costero donde está el Castillo de Dunguaire.
Llegamos de vuelta a Galway a las seis de la tarde. El
ómnibus me dejó en Forster Street y me compré un sándwich y ginger ale en el
supermercado, estaba muy cansada y ya no iba a salir.
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