domingo, 1 de noviembre de 2015

VIAJE A ESQUEL Y BARILOCHE - CIRCUITO CHICO Y VUELTA A BUENOS AIRES

Miércoles 28/10/2015. Desayuné, hice el check out, dejé mi equipaje en el hotel, y a las 9 de la mañana me vinieron a buscar para hacer el circuito chico. Esta era una combi, y no éramos más de quince pasajeros.
Hoy el lago tenía olas, no estaba tranquilo como ayer. Había mucho viento y lloviznó de a ratos.


Este es un ciruelo de jardín, hay muchos en esta época:


Fuimos al Cerro Campanario y subimos en la aerosilla. 



Desde alí arriba hay muy lindas vistas.


Bajar en la aerosilla es un poco impresionante pero es muy bonito el paisaje:



Vimos el Llao Llao y la Capilla San Eduardo.


Después fuimos a ver el lago desde un punto panorámico en el bosque. 



Me dejó otra vez cerca del hotel. Fui a comer algo, recogí mi valija y tomé un taxi al aeropuerto. 
Mi avión salió en horario y en menos de dos horas llegó a Buenos Aires.


Hasta el próximo viaje!


VIAJE A ESQUEL Y BARILOCHE - PUERTO BLEST Y CENA CON ELBA Y CRISTINA

Martes 27/10/2015: Hace frío en Bariloche, pero en el hotel la calefacción es tan asfixiante que dormí con la ventana abierta.
A las 8,15 estaba en la puerta de la agencia porque de allí salía la excursión a Puerto Blest. Era un ómnibus grande, subimos varios allí, y fueron subiendo más en camino a Puerto Pañuelo, frente al Hotel Llao Llao.



A las 10 salió el catamarán hacia Puerto Blest, en uno de los brazos del lago. En la entrada del brazo Blest está la Isla Centinela, donde está enterrado el Perito Moreno. Los barcos reducen la velocidad y silban tres veces al pasar frente a la isla. El Estado argentino le pagó sus servicios con estas tierras, y él las devolvió con la condición de que se creara un Parque Nacional.





En una hora llegamos a Puerto Blest. Allí tomamos un ómnibus para recorrer tres kilómetros hasta el Puerto Alegre sobre el lago Frías, que tiene agua color verde. 




Estuvimos un rato y volvimos a Puerto Blest. Era un día espléndido, tomé sol y comí un sandwich en la hostería que está frente al puerto.





Cuando llegó el catamarán, nos subimos y nos cruzó a Puerto Cántaros, justo enfrente.
Allí había un sendero con escalones para llegar al Lago Cántaros, pero no llegué. Subir todos los escalones era equivalente a 32 pisos. Llegué hasta la mitad, y me dí por satisfecha.






De vuelta en el catamarán, volvimos a Puerto Pañuelo, y de allí en ómnibus a Bariloche.


En esta época los cerezos están en flor:


Descansé un rato y a las 19,30 vinieron a buscarme mis amigas barilochenses Elba y Cristina. Mi amiga Mirta se había ido a Buenos Aires. Fuimos a cenar y a recordar nuestro viaje a la India, hace casi cuatro años.



VIAJE A ESQUEL Y BARILOCHE - DOMINGO DE ELECCIONES Y VUELTA A BARILOCHE

Domingo 25/10/2015. Día de elecciones nacionales en Argentina. Si Esquel es supertranquila habitualmente, el día de las elecciones no había un alma en la calle. Fui hasta la Oficina de Turismo para averiguar si hacían feria artesanal en Trevelin. No sabían, llamaron a Trevelin y tampoco tenían idea.
Allí enfrente había una escuela, y una fila de gente para votar, allí estaban todos los que no se encerraron en sus casas. 
Fui a la Comisaría para conseguir un certificado y poder justificar porqué no voto, estoy a más de 500 km de Buenos Aires y votar es obligatorio en Argentina.
Quise encontrar un lugar donde comer y todo estaba cerrado, me compré un sandwich en el bar del Automóvil Club y volví al hotel.
A las dos de la tarde llamé a la Oficina de Turismo de Trevelin y seguían sin saber si iba a haber feria, así que desistí y me quedé leyendo y empacando para irme mañana a Bariloche. 
A las 9 de la noche prendí la televisión para ver los resultados de la votación, recién estuvieron después de las 11 de la noche, y fueron una agradable sorpresa.

Lunes 26/10/2015. Desayuné, hice el check out y me fui en taxi a la terminal de ómnibus para viajar a Bariloche.
Salió puntual a las 9,30, paró en El Hoyo y en El Bolsón, y a las 13,30 estaba en Bariloche. Después seguía a Córdoba, y llegaba hasta Jujuy. 





Al lado mío, pasillo de por medio, viajaba una chica con un bebé. Nos pusimos a conversar y me contó su historia. Era cordobesa y médica, se casó muy joven y tuvo dos hijos. Cuando el menor tenía seis meses, enviudó. Cuando sus hijos tenían nueve y once años se vino a vivir a Esquel, porque quería ser médica rural. Ahora sus dos hijos mayores tienen 18 y 20, y están en Córdoba estudiando medicina. Ella tuvo otra pareja, y el bebé que viajaba con ella, pero estaba separada. Me contó que tenía tres trabajos: en el hospital de Esquel, en una clínica privada y en el ejército. Iba a Córdoba a encontrarse con su familia y a revalidar su título, porque ese examen le permitía subir de categoría en su trabajo. Me dijo que hay localidades que están aisladas, sobre todo en invierno, y que a veces tenía que ir a ver pacientes a caballo o cruzar ríos en balsa para llegar. Fascinante historia de vida.
De la terminal de Bariloche tomé un taxi para ir a mi hotel, que está a menos de 200 metros del Centro Cívico. 
Esta es la vista desde mi ventana:


Salí a comer algo, contraté dos excursiones y llamé a mis amigas de Bariloche para encontrarnos a cenar mañana.
Caminé por la orilla del lago, ví otra vez el Centro Cívico y compré chocolates.








VIAJE A ESQUEL Y BARILOCHE - EL VIEJO EXPRESO PATAGONICO


Sábado 24/10/2015: Llegó el día de La Trochita, el Viejo Expreso Patagónico, que fue mi principal motivación para venir a Esquel. Salí a las 9 y fui caminando a la estación, eran unas diez cuadras del hotel. Llegué a las 9 30 y ya había muchísima gente. De dónde salió tanta gente?



Apareció la locomotora y empezó a hacer maniobras para ponerse delante de los vagones. Es a vapor y larga mucho humo blanco. 








Le dicen "La Trochita" porque entre ambas vías sólo hay 75 cm. En sus inicios, a principios del siglo XIX, fue tren de carga, más tarde de pasajeros, y actualmente es sólo turístico.
A las diez en punto subí a mí vagón, que compartí con un grupo de adolescentes en viaje de egresados (los estudiantes y los jubilados pagamos entrada reducida). Va muy despacito y el paisaje es muy lindo, montañas y pinos.

Mi vagón era el último, y según dijo la guía, era ideal para sacar fotos del tren cuando tomaba curvas, y eso hice.






Cuando cruza una ruta, como no hay barreras, hay un auto que sigue al tren y hace de guardabarreras, una de las rutas que cruza es la famosa 40.


El vagón que me tocó tenía asientos de madera y una salamandra que calentaba mucho, y mi asiento estaba justo al lado. 


Tardó una hora en llegar a Nahuel Pan, que está a 19 km de Esquel. Bajamos y hacía mucho, pero mucho frío. Allí hay una feria artesanal y casitas que venden café y gaseosas, me compré un café y una torta frita.



Otra vez la locomotora hizo maniobras para colocarse delante de los vagones y volvimos a Esquel. 



Antes de bajarme fui a ver cómo eran los demás vagones.



Me fui a comer al restaurante de la terminal y volví caminando al hotel.