Martes 27/10/2015: Hace frío en Bariloche, pero en el hotel la calefacción es tan asfixiante que dormí con la ventana abierta.
A las 8,15 estaba en la puerta de la agencia porque de allí salía la excursión a Puerto Blest. Era un ómnibus grande, subimos varios allí, y fueron subiendo más en camino a Puerto Pañuelo, frente al Hotel Llao Llao.
A las 10 salió el catamarán hacia Puerto Blest, en uno de los brazos del lago. En la entrada del brazo Blest está la Isla Centinela, donde está enterrado el Perito Moreno. Los barcos reducen la velocidad y silban tres veces al pasar frente a la isla. El Estado argentino le pagó sus servicios con estas tierras, y él las devolvió con la condición de que se creara un Parque Nacional.
En una hora llegamos a Puerto Blest. Allí tomamos un ómnibus para recorrer tres kilómetros hasta el Puerto Alegre sobre el lago Frías, que tiene agua color verde.
Estuvimos un rato y volvimos a Puerto Blest. Era un día espléndido, tomé sol y comí un sandwich en la hostería que está frente al puerto.
Cuando llegó el catamarán, nos subimos y nos cruzó a Puerto Cántaros, justo enfrente.
Allí había un sendero con escalones para llegar al Lago Cántaros, pero no llegué. Subir todos los escalones era equivalente a 32 pisos. Llegué hasta la mitad, y me dí por satisfecha.
De vuelta en el catamarán, volvimos a Puerto Pañuelo, y de allí en ómnibus a Bariloche.
En esta época los cerezos están en flor:
Descansé un rato y a las 19,30 vinieron a buscarme mis amigas barilochenses Elba y Cristina. Mi amiga Mirta se había ido a Buenos Aires. Fuimos a cenar y a recordar nuestro viaje a la India, hace casi cuatro años.
A las 8,15 estaba en la puerta de la agencia porque de allí salía la excursión a Puerto Blest. Era un ómnibus grande, subimos varios allí, y fueron subiendo más en camino a Puerto Pañuelo, frente al Hotel Llao Llao.
A las 10 salió el catamarán hacia Puerto Blest, en uno de los brazos del lago. En la entrada del brazo Blest está la Isla Centinela, donde está enterrado el Perito Moreno. Los barcos reducen la velocidad y silban tres veces al pasar frente a la isla. El Estado argentino le pagó sus servicios con estas tierras, y él las devolvió con la condición de que se creara un Parque Nacional.
En una hora llegamos a Puerto Blest. Allí tomamos un ómnibus para recorrer tres kilómetros hasta el Puerto Alegre sobre el lago Frías, que tiene agua color verde.
Estuvimos un rato y volvimos a Puerto Blest. Era un día espléndido, tomé sol y comí un sandwich en la hostería que está frente al puerto.
Cuando llegó el catamarán, nos subimos y nos cruzó a Puerto Cántaros, justo enfrente.
Allí había un sendero con escalones para llegar al Lago Cántaros, pero no llegué. Subir todos los escalones era equivalente a 32 pisos. Llegué hasta la mitad, y me dí por satisfecha.
De vuelta en el catamarán, volvimos a Puerto Pañuelo, y de allí en ómnibus a Bariloche.
En esta época los cerezos están en flor:
Descansé un rato y a las 19,30 vinieron a buscarme mis amigas barilochenses Elba y Cristina. Mi amiga Mirta se había ido a Buenos Aires. Fuimos a cenar y a recordar nuestro viaje a la India, hace casi cuatro años.
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