Miércoles 27/1/2016. Otro desayuno desproporcionado con torta, papaya y hot cakes, dejamos las valijas en el hotel, y a las 8,30 llegó Vong para llevarnos a ver más templos.
Luego vimos dos templos más que están en el mismo recinto de Angtoy Thom:
Este es nuestro guía camboyano Vong:
El primero que vimos fue Ta Phrom, un monasterio budista muy curioso, con los árboles spung con raíces que crecen entre las piedras de las construcciones. Sacar los árboles implicaría destruir los templos, además de que es un espectáculo muy original. Muchos árboles incrustados en las piedras, la madera del stung es blanda y no tiene uso industrial.
Luego vimos dos templos más que están en el mismo recinto de Angtoy Thom:
Este es nuestro guía camboyano Vong:
Al mediodía nos llevaron a comer a un restaurante. Sólo comí la parte de afuera de los arrollados, o sea el papel de arroz y unos pedazos de pollo, y tomé jugo de papaya. Lo demás era pescado y verduras. Comí también el postre, que eran frutas.
El jugo de papaya era delicioso.
A la una de la tarde nos dejó en el hotel, y nos pasaba a buscar nuevamente para ir al aeropuerto a las cuatro.
El jugo de papaya era delicioso.
Ya habíamos hecho el check out del hotel, tomamos café y esperamos. Pagué el café en dolares y me dieron de vuelto un billete de 1000 riel, la moneda camboyana. Este billete equivale a un cuarto de dolar. En el billete está la imagen del Angkor Wat.
A las cuatro salimos para el aeropuerto. Este es el aeropuerto de Siem Reap.
Yo tomé el vuelo a Ho Chi Minh City (ex Saigon) a las 18,30, Bruni fue a Bangkok una hora más tarde y al día siguiente nos encontrábamos en Dubai para tomar el vuelo a Buenos Aires.
De Siem Reáp a Saigon tardamos sólo 45 minutos. Cuando llegué busqué el mostrador de Emirates, porque no tenía las tarjetas de embarque de los otros dos tramos, aunque me dijeron que mi valija iba directo a Ezeiza.
Tuve que esperar un rato hasta que apareció un empleado de Emirates que me imprimió las tarjetas de embarque.
Pasé el control de seguridad y fui al Bamboo Lounge, comí algo y esperé que saliera el vuelo a Dubai, casi a las doce de la noche.
Jueves 28/1/2016. Fueron siete horas y media de vuelo entre Saigon y Dubai. Bajamos del enorme Boeing 777 en el medio de la pista y un ómnibus nos llevó a la terminal. Es tan monstruosamente grande el aeropuerto de Dubai que fueron 40 minutos arriba del ómnibus.
Compré chocolates en el free shop y fui a fumar un cigarrillo al smoking room, que tienen todos los aeropuertos de Asia.
En la sala de embarque me reencontré con Bruni, que había llegado a Dubai vía Bangkok y tomamos el vuelo a Buenos Aires.
En ese avión desayuné, almorcé, merendé y cené, fueron más de dieciocho horas incluyendo la escala en Río de Janeiro. Tuve en la escala los tres asientos de mi fila para mi y dormí profundamente, sólo me desperté cuando empezaron a subir los nuevos pasajeros. Llegamos a las 7,45 de la tarde. Se me hizo interminable el viaje de vuelta, pero de todas maneras ojalá pueda volver a Asia, porque me resulta fascinante.