Domingo 6/4/2014.
Tomé el tren de las 9,36 a Amberes y bajé en la Estación Central ,
que es un verdadero palacio, por dentro y por fuera.
Allí encontré
enseguida el bus turístico y le pregunté al conductor si alguna de las paradas
me dejaba cerca del barrio art nouveau. Me dijo que no, me dio un mapa y me
marcó dónde quedaba, y me dijo que para llegar allí tomara el tren y me bajara
en Antwerpen-Berchem, que es la otra estación de la ciudad, y en la cual paró
mi tren justo antes de Antwerpen-Centraal donde me bajé. También me marcó en el
mapa dónde había casas art nouveau fuera de ese barrio, y cerca del Museo de
Bellas Artes. Antwerpen es el nombre flamenco de Amberes, y en francés se llama
Anvers.
De todas maneras
decidí subirme al bus turístico, y en el camino de vuelta a Bruselas bajar en
Antwerpen-Berchem.
El bus turístico
pasó por el Parque de la Ciudad ,
el Museo de Bellas Artes y el puerto. Amberes es un puerto fluvial sobre el río
Schelde, que desde Amberes y hasta su desembocadura en el Mar del Norte es
navegable por buques de gran calado.
Tardó una hora, y
cuando llegó otra vez a la Estación Central
me bajé y me subí a otro que hacía el mismo recorrido, pero que salía antes. En
esta vuelta me bajé en el Museo de Bellas Artes y fui a ver los edificios que
me recomendó el conductor del bus, que también era, como yo, fan del art
nouveau.
Allí en la esquina
de Schilders y Plaatsnuders encontré este edificio increíble, con la bandera de Chile. No era la embajada,
el nombre estaba en neerlandés como todos los carteles en Amberes, y no se
entiende nada.
Al lado hay otro
edificio art nouveau también muy bonito.
De allí caminé a la Grote Markt. De a ratos
lloviznaba apenas.
Ya era la una de
la tarde así que me senté a comer fritures. Chicken fingers y papas fritas.
Había cinco tamaños y éste era el más chico de todos!!
Después decidí
entrar en la Catedral
de Nuestra Señora y pagué los 6 euros de entrada porque sabía que esta iglesia
es en realidad una galería de arte. Tiene un púlpito impresionante, un órgano
gigantesco y cuadros de Rubens y de otros pintores flamencos.
Esta es la estrella de la catedral: "El descenso de la cruz", de Rubens.
Mientras comía las
fritures leí mi guía y descubrí que me había olvidado de ver otra casa art
nouveau cerca del Museo de Bellas Artes en la Volkst.40 , así que volví
caminando hacia allá. Fueron varias cuadras pero valió la pena.
Encontré otra vez
el Museo de Bellas Artes y pensé en subir nuevamente al bus turístico para ir a
la Estación Central ,
pero lo perdí por una cuadra, y el próximo pasaba recién en una hora. En esa parada
había carteles de otros ómnibus y pensé en tomar alguno a la Estación Central.
Me preguntó lo mismo una señora inglesa que estaba con su hijo de veintitantos
años. Un señor que también estaba en la parada nos dijo que ninguno de los ómnibus
que paraban allí nos dejaría en la Estación
Central y que tomáramos el tranvía que pasaba a una
cuadra. Así hicimos y llegamos a la Estación
Central otra vez. Ellos vinieron a Bélgica por el fin de
semana en el Eurostar que tarda un poco más de dos horas en llegar de Londres a
Amberes.
En la Gare Central de Bruselas yo había
comprado un pasaje para el día de hoy que decía Zona Bruselas a Zona Amberes
ida y vuelta. Averigüé que con ese mismo pasaje podía bajar en Antwerpen
Berchem y volver a subir de vuelta a Bruselas.
Tomé el tren, bajé
en la Estación Antwerpen-Berchem
y averigüé para qué lado quedaba la calle Cogels Osylei. Al salir de la estación hay miles de bicicletas, la gente las deja allí y toma el tren.
A sólo 200
metros de la Estación, e n
un triángulo formado por las calles Cogels Osylei, Transvaal y Waterloo hay
edificios art nouveau uno al lado del otro. Una maravilla.
Algunos edificios de la calle Cogels Osylei:
Y entre ellos este perfecto cubo bien moderno:
Algunos edificios de la Transvaalst:
:
Algunos de los edificios de la WaterlooSt:
Volví a la estación
y tomé el próximo tren a Brussels Centraal. Todos los trenes que tomé en estos
días van con muy poca gente. Y eso en segunda clase, porque en la primera clase
no hay absolutamente nadie.
Cuando bajé del
tren me di cuenta lo cansada que estaba, y todavía tuve que caminar desde la
estación a mi hotel.
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