Miércoles
9/4/2014. Tomé el metro y me bajé en la estación Merode para ver la Maison Cauchie , en Rue de
Francs 5. La encontré enseguida. Es muy bonita y está a metros del Parque del
Cincuentenario. Era el atelier de Paul Cauchie, arquitecto y pintor. Sólo abre
al público el primer fin de semana del mes.
El Parque del Cincuentenario es inmenso y hay un gran arco de triunfo.
En la estación
Merode hay un mural de Adán y Eva.
De allí volví a
tomar el metro y me bajé en la estación Gare Centrale. Busqué la rue Royale y
caminé hasta el No 316, donde está De Ultieme Hallucinatie, otro edificio art
nouveau.
En el camino pasé
por la Columna
del Congreso y por el Jardín Botánico.
De Ultieme
Hallucinatie es un bar pero estaba cerrado.
El último edificio
art nouveau de mi lista estaba a 800 metros de allí en la Chaussee de Haetcht 266 y
fue más difícil de encontrar. Tuve que preguntar porque otra vez estaba fuera
de mi mapa.
Finalmente lo
encontré y llegué demasiado temprano, porque abría a las 12. Tuve que esperar más
de media hora. Está en un barrio residencial muy lindo y tranquilo. Mientras
tanto caminé por los alrededores.
Había una pareja
de suizos que también quería verlo. A las 12 tocamos el timbre, nos abrieron y
entramos.
Fue una de las
primeras casas que construyó Víctor Horta en 1893 para un compañero de estudios
llamado Autrique. Tiene elementos art nouveau pero es bastante sobria.
La cocina está en
el subsuelo y está ambientada en esa época.
En uno de los
pisos hay una muestra de juguetes de principios del siglo XX.
Volví caminando
por la rue Royale hasta la Plaza Royale.
Como última actividad en Bruselas fui al Museo Magritte.
En el edificio hay
varios museos, elegí éste porque me gusta el surrealismo, y fue una buena
decisión.
Jueves 10/4/2014. Me levanté a las 3,30 porque tenía que estar en el aeropuerto a las 5. Tomé un taxi porque a esa hora no hay metro. Del viaje de tres horas de Bruselas a Madrid no recuerdo nada porque me dormí ni bien me senté y me desperté cuando estaba aterrizando.
En Barajas tomé el tren a la terminal 4S. El vuelo estaba demorado. Tenía mucha hambre, eran las 11,30 y había desayunado hacía 8 horas, así que me compré un bocadillo y un jugo de frutas.
Finalmente salió a las 13 horas y a las 9 de la noche hora local llegó a Buenos Aires, justo un día de paro general, pero en Ezeiza no se notaba. En la fila de Migraciones me di cuenta de que no tenía mi pasaporte.
Me hicieron entrar en un cuartito mientras alguien iba al avión a buscarlo. Tenía que estar allí, porque lo tenía en la mano cuando subí al avión en Madrid.
Lo encontraron y entré al país. Tomé un taxi y llegué a casa casi a las 11 de la noche.
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