Sábado 22/7/2017. Salí a las 8,15. Mientras desayunaba la televisión decía que era el último día de la ola de calor. Como compré el ticket del bus turístico por 48 hs, fui otra vez al Empire State a tomar la línea roja que me dejó en Battery Park, porque desde allí sale a las 10 el bus a Brooklyn.
Como llegué temprano, me fui a ver de cerca al toro de Wall Street y a la niña sin miedo, pero hay turistas a toda hora.
Cruzamos el famoso puente de Brooklyn, sobre el East River.
Brooklyn es un barrio mucho más tranquilo que Manhattan y se ve limpio y cuidado, pero lo más espectacular es el puente, que en realidad son dos diferentes, el de Brooklyn, que sale de Manhattan, y el de Manhattan, que sale de Brooklyn.
Este es el puente de Manhattan que cruza el East River, a lo lejos se ve el puente de Brookyn.
Cuando volvimos a Battery Park fui a tomar el ferry a Staten Island, que es enorme y gratuito, tarda 25 minutos en cruzar y pasa cerca de la Estatua de la Libertad. Era un día muy nublado y había mucha bruma en el río.
Desde la isla se ven a lo lejos los edificios de Nueva Jersey y de Manhattan.
Había un cartel en la estación del ferry que decía que había un ómnibus que recorría la isla, pero no lo encontré ni a nadie que supiera donde tomarlo, así que me tomé un helado y volví a Manhattan en el próximo, salen cada media hora.
De vuelta en Battery Park, fui al lugar donde estaban las torres gemelas. Ahora hay allí dos enormes fuentes, un parque, y un museo al que decidí no entrar.
También hay un edificio nuevo muy moderno donde hay una muestra sobre la Capilla Sixtina. Había muchísima gente en la zona.
Después intenté encontrar otra vez el bus turístico para volver a mi zona, pero me llevó horas. En el downtown las calles no tienen número sino nombre. Caminé por Tribeca y el Soho sin encontrar la parada. Estaba muy cansada y paré en un bar a comer un sándwich de albóndigas y muzzarella muy rico y picante. Encontré Broadway, y finalmente el bus, que me dio otra vez toda la vuelta por el downtown y a las seis de la tarde me dejó en la zona del Empire State, que está a unas siete cuadras de mi hotel. Llegué agotada.
Como llegué temprano, me fui a ver de cerca al toro de Wall Street y a la niña sin miedo, pero hay turistas a toda hora.
Cruzamos el famoso puente de Brooklyn, sobre el East River.
Brooklyn es un barrio mucho más tranquilo que Manhattan y se ve limpio y cuidado, pero lo más espectacular es el puente, que en realidad son dos diferentes, el de Brooklyn, que sale de Manhattan, y el de Manhattan, que sale de Brooklyn.
Este es el puente de Manhattan que cruza el East River, a lo lejos se ve el puente de Brookyn.
Cuando volvimos a Battery Park fui a tomar el ferry a Staten Island, que es enorme y gratuito, tarda 25 minutos en cruzar y pasa cerca de la Estatua de la Libertad. Era un día muy nublado y había mucha bruma en el río.
Desde la isla se ven a lo lejos los edificios de Nueva Jersey y de Manhattan.
Había un cartel en la estación del ferry que decía que había un ómnibus que recorría la isla, pero no lo encontré ni a nadie que supiera donde tomarlo, así que me tomé un helado y volví a Manhattan en el próximo, salen cada media hora.
De vuelta en Battery Park, fui al lugar donde estaban las torres gemelas. Ahora hay allí dos enormes fuentes, un parque, y un museo al que decidí no entrar.
También hay un edificio nuevo muy moderno donde hay una muestra sobre la Capilla Sixtina. Había muchísima gente en la zona.
Después intenté encontrar otra vez el bus turístico para volver a mi zona, pero me llevó horas. En el downtown las calles no tienen número sino nombre. Caminé por Tribeca y el Soho sin encontrar la parada. Estaba muy cansada y paré en un bar a comer un sándwich de albóndigas y muzzarella muy rico y picante. Encontré Broadway, y finalmente el bus, que me dio otra vez toda la vuelta por el downtown y a las seis de la tarde me dejó en la zona del Empire State, que está a unas siete cuadras de mi hotel. Llegué agotada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario