martes, 1 de agosto de 2017

VIAJE A USA - VUELTA A NUEVA YORK - EL MET

Lunes 31/7/2017. Dormí muy mal por miedo a no despertarme,  porque a las 4,30 venia un taxi a buscarme para llevarme al aeropuerto. En el hotel St Philip no hay nadie a la noche, y no sé si había otros pasajeros,  me dijeron que dejara la llave en una cajita que hay a la entrada de la administración.
A las 5 estaba en el aeropuerto y a las 7 salió el avión,  dormí casi todo el viaje. Tardó cerca de tres horas pero en Nueva York es una hora más,  así que llegué a las 11 a la Terminal 2. De allí tuve que tomar el airtrain que conecta las terminales hasta la terminal 8, y allí encontré el shuttle que me trajo a la Grand Central Terminal.
Caminé por Lexington Av hasta la calle 32 y de allí a la Quinta Av, donde está mi nuevo hotel, en total 1,6 km. De calle a calle no hay 100 metros, calculo a lo sumo 70, de Avenida a Avenida sí hay más de 100.
Eran un poco más de las 12 y me dijeron que mi habitación aun no estaba lista, así que dejé mi valija y fui a pasear por la zona. Es más bulliciosa que Lexington Av y Calle 30 donde me alojé en la primera etapa, hay muchos restaurantes chinos y muchísima gente. Fui a comer pollo a un lugar que ya conocía en Madison Av y Calle 32, caminé por la Quinta Avenida y volví al hotel.
A las tres de la tarde me dieron la habitación, desarme la valija y me tomé una aspirina, estaba muy cansada. Leí la guía para planear las actividades de los próximos días. Más tarde salí a comprarme un sándwich y me fui a dormir temprano.

Martes 1/8/2017. Hoy decidí ir al MET, el Museo Metropolitano de Arte, que según mi guía es el más grande del mundo. Me encantan los museos y he visitado muchos, pero este es el más impresionante que he visto.
Tomé el subte y me bajé en la estación de la calle 77. El Museo está en Quinta Avenida y Calle 80, dentro del Central Park.




Para no agobiarme, decidí ver Grecia, Roma, Egipto, pintura del siglo XX y la terraza. Hay más de dos millones de objetos en el Museo y no se puede ver todo en un día.
En el hall de entrada está la estatua de mármol de la diosa griega Atenea, enorme. Se puede comparar el tamaño con la gente que camina alrededor.


Es impresionante la cantidad de estatuas de mármol griegas.







Mi guía recomendaba ver los frescos romanos de Boscoreale, rescatados de una casa enterrada por las cenizas del Vesubio,  tuve que preguntar para encontrarlos.






También el Kouros, la estatua griega más antigua del Museo,  de 700 AC, también tuve que preguntar para encontrarla.


Mi guía también recomendaba ver el vaso de Eufronio, con escenas de la guerra de Troya, la empleada me mandó a averiguar a la mesa de informes porque no sabía.  Alli me dijeron que había sido devuelto a Grecia porque descubrieron que era robado.
Después me dediqué a Egipto, ésta es la estatua de un faraón, por suerte hay gente alrededor para apreciar el tamaño.






Y llegué a la estrella del Museo, que es el Templo de Dendur, que fue un regalo de Egipto a Estados Unidos, cuando la zona donde estaba -sobre el Nilo, al sur de Luxor-, fue inundada por una represa. Fue desarmado piedra por piedra, trasladado y vuelto a armar. Calculo que la sala donde está tiene unos 10.000 m2, y mucha luz natural.




Aunque no era mi intención verlo, pasé por esta sala de arte americano, también impresionante.









Después me dediqué a la pintura. Este cuadro es de Matisse y se llama Odalisca sentada.


Este es un Picasso, Mujer de blanco.


Este es de Renoir y se llama Las hijas de Catulle Méndes, Huguette, Claudine y Helyonne.


Este es de Monet y se llama Jardín en Santa Adresse.


También de Monet, Nenúfares,  que pintó tantas veces.


De Van Gogh, Campo de trigo con cipreses.


Otro Picasso, Leyendo en la mesa.


Estos dos cuadros son de Fernand Leger, y se llaman Elementos mecánicos, y Azul y negro.



De Miró, Mujeres, pájaros y una estrella.


De Roger de la Fresnaye, Artillería.


Buscando la salida encontré a Perseo con la cabeza de la Medusa, de Antonio Canova.


Estaba agotada de tanto caminar adentro del Museo, que tiene un tamaño enorme, así que hice lo que aconsejaba mi guía,  comprar algo para comer -chicken fingers- en los food trucks que hay en la puerta. A ambos lados hay plazas secas con árboles que dan sombra, mesas y sillas.




Después volví a entrar para ver la Colección Robert Lehman, Rembrandt, Boticelli y la terraza. Cada cosa específica que yo quería ver tenia que preguntar, me indicaban en el mapa, y tenia que caminar cuadras y cuadras para encontrarla.
Robert Lehman era un millonario que donó al Museo su colección de arte. No estaban los muebles que decía mi guía, pero si esta hermosa cúpula y platos y vasijas.





Buscando a Rembrandt encontré este cuadro de Renoir, Figuras en la playa.


Finalmente encontré a Rembrandt pero no me gustó.
Sí me gustó Boticelli, estos cuadros se llaman La última comunión de San Jeronimo y Tres milagros de San Zenobio.



Y finalmente fui a la terraza, porque había leído en el diario que había una muestra de un escultor argentino para mi desconocido que se llama Adrian Villar Rojas.





Desde allí se ven los rascacielos de Manhattan.




Todas estas maravillas son una pequeña muestra del Museo, pero ya estaba muy cansada, me tomé otra vez el subte y volví al hotel.
Más tarde salí a comer pizza en Calle 33 y Madison Av.  y después fui a comprar galletitas y jugo de naranja al supermercado chino de Lexington y calle 35, más cerca de aquí no he visto ninguno.


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