viernes, 7 de febrero de 2020

VIAJE A ASIA - DE UBUD, BALI, A BUENOS AIRES, VIA HONG KONG, BANGKOK, DUBAI

Lunes 3/2/2020. Último desayuno inolvidable. A las 11 me venían a buscar para ir al aeropuerto y tomar el vuelo a Hong Kong, primera etapa del regreso a Buenos Aires.


Preparé mi equipaje y me arreglé las uñas y a las 10,30 hice el checkout. El transfer llegó puntual y tardamos una hora y 15 minutos en llegar al aeropuerto.


Pasamos por muchos negocios que vendían imágenes religiosas.




El aeropuerto está bien al sur, pegado al mar.






Cuando llegué a este aeropuerto hace unos días era de noche, ahora que lo vi de dia es muy lindo, pero no tiene aire acondicionado!!







Este era mi avión de Cathay Pacific, que despegó puntual a las 16,05 y que en cuatro horas y quince minutos llegó a Hong Kong.


En Hong Kong casI todos usan barbijo. Al entrar al país me preguntaron si había estado en Wuhan (el centro de la epidemia) en los últimos catorce días.
Rescate mi valija y fui a la Terminal de buses porque mi hotel tiene un servicio de transfer del y al aeropuerto cada veinte minutos. Lo encontré en el anden 12 y en diez minutos llegamos. Y ahora me di cuenta que el hotel está en Tung Chung, donde vine a ver al Buda Tian Tan,  y pegado al hotel está el Mall que también se llama Citygate, donde estuve ese día.
En el hotel, al hacer el checkin in, me tomaron la temperatura con un aparato similar a un secador de pelo chiquito, en la frente, pero sin tocarme. Tenia 36,1 grados.
Así se ve Tung Chung desde mi ventana, ésta es la isla de Lantau que es parte del territorio de Hong Kong.


Martes 4/2/2020. Muy buen desayuno en el Novotel Citygate. Me tomaron otra vez la fiebre cuando entre al salon desayunador. En el lobby hay una escalera mecánica que comunica con el Mall.
Lloviznaba en Tung Chung. Hice compras en Uniqlo y fui a la estación de metro para devolver la tarjeta Octopus. Me devolvieron el depósito y el credito que me quedaba.



Justo frente a mi ventana estaba la estación del teleférico.



A las 12 hice el checkout y me tomé el transfer al aeropuerto. Tenia varias horas de espera. Me divertí leyendo cuentos de Fontanarrosa y comi en el McDonald's estas papas fritas con forma de resorte, las llaman "twister".


En Hong Kong casI todos usaban barbijo, y también había gente con guantes de plástico.Cuando pasé el scanner de seguridad me tomaron la fiebre otra vez. Después de hacer el checkin en Emirates tuve que tomar un tren para ir a mi puerta de embarque, el aeropuerto tiene más de 500.


Y también subir por estas enormes escaleras metálicas.


Mi puerta era la 64, y el vuelo a Bangkok tardó dos horas y media. Un inmenso avión semivacio. Hoy se anunció la primera muerte por coronavirus en Hong Kong. En los carteles del aeropuerto se veían los vuelos cancelados a muchas ciudades chinas.


Miércoles 5/2/2020. A las dos salió de Bangkok el vuelo a Dubai y tardó seis horas y media. A partir de ese momento, en cada escala, fui atrasando la hora. No recordaba que el aeropuerto de Bangkok fuera tan grande.









Llegamos a Dubai y allí tuve que pasar otro control de seguridad y buscar la puerta del vuelo a Buenos Aires. Última etapa. Dormí mucho en este vuelo, que tardó dieciocho horas en total, incluida una hora y media de escala en Río de Janeiro, en que no se puede bajar del avión y donde llovia.
Emirates exagera con la provisión de comida. En este vuelo de 18 horas hubo desayuno, almuerzo, merienda y cena, además de repartir bebidas y chocolates en las pausas, y todo muy rico.
En Ezeiza ni se enteraron de la epidemia de coronavirus en Asia ni de los más de 300 muertos.  Nadie me preguntó si había estado en Wuhan los últimos catorce días ni si tenía síntomas,  nadie me tomó la fiebre, como si no pasara nada!!!

domingo, 2 de febrero de 2020

VIAJE A ASIA - BALI, CUARTO Y ÚLTIMO DIA

Domingo 2/2/2020. Otra vez me trajeron a mi terraza el desayuno, y elegí lo mismo de siempre. Le saqué una foto a esta tapa porque quiero comprarme una en el mercado. Las usan para proteger la comida.



Anoche estudié los museos de Ubud y tenia tres posibilidades,  de las cuales pude concretar dos: el Agung Rai Museum of Art (ARMA) y el museo Antonio Blanco.
Ambos abrían a las 9 de la mañana. A la 8.30 salí y caminé por la calle principal a la derecha. Pasando el mercado, debía doblar otra vez a la derecha por la calle Hanoman y seguir unas cuantas cuadras hasta encontrar el museo ARMA.
Esta es la calle Hanomán,  donde hay tiendas y spas, y por supuesto,  templos.








Este cartel Indicaba cómo ir al bosque de los monos, donde deliberadamente decidí no ir.


Y finalmente llegué al Museo, que es además un resort.







Las pinturas son muy particulares,  con una técnica cuyo nombre desconozco, que se caracteriza por ser muy detallista, y por contener muchos trazos en cada figura.






Yo era la única visitante. Hacia mucho calor y no habia aire acondicionado.









Cocos en el jardin:





El que está pintando parecía una persona, pero era un muñeco.








Cuando terminé de ver el Museo emprendí la vuelta al hotel.  En el camino estaba el Coco Supermarket.  Ahí si había aire acondicionado,  así que aproveché para descansar del calor y comprar algunas cosas. Las frutas en Bali son infinitas. Acá,  a la izquierda, las papayas.




Volví al hotel, pero en el camino entré al mercado y conseguí la tapa que quería comprar. En realidad es bastante fácil regatear en Bali porque en cuanto uno pone cara de que no le gusta ya dicen: "Discount, discount".
Descansé una hora con el aire acondicionado y volví a salir, esta vez para la izquierda, al Museo Antonio Blanco.
Esta es la misma calle principal del mercado,  o su continuación.  Hay lianas que cuelgan de los árboles.


Atravese un puente y el museo estaba justo después.





Esta era la casa del pintor, convertida en museo después de su muerte en 1999. Antonio Blanco era filipino e hijo de españoles, se casó con una balinesa y se quedó a vivir aquí.








De este museo me gustó más el edificio que los cuadros. Antonio Blanco era un obsesivo de las mujeres desnudas.




En el jardín había loros.










Volví por el mismo camino, cruzando el puente.  Ya eran las cuatro de la tarde,  y me fui a comer un cheese burger al fast food local donde fui ayer.
Hacia 36 grados de sensación térmica, estaba anunciado que iba a llover y yo ya doy por concluidas mis actividades en esta isla, tan interesante y con clima tan poco amigable.


Recibo mensajes de gente preocupada por la epidemia. Estoy al tanto de que ya hay más de 300 muertos por el coronavirus, pero acá en Indonesia ni siquiera se ve gente con barbijo. Parece algo lejano.