domingo, 2 de febrero de 2020

VIAJE A ASIA - BALI, CUARTO Y ÚLTIMO DIA

Domingo 2/2/2020. Otra vez me trajeron a mi terraza el desayuno, y elegí lo mismo de siempre. Le saqué una foto a esta tapa porque quiero comprarme una en el mercado. Las usan para proteger la comida.



Anoche estudié los museos de Ubud y tenia tres posibilidades,  de las cuales pude concretar dos: el Agung Rai Museum of Art (ARMA) y el museo Antonio Blanco.
Ambos abrían a las 9 de la mañana. A la 8.30 salí y caminé por la calle principal a la derecha. Pasando el mercado, debía doblar otra vez a la derecha por la calle Hanoman y seguir unas cuantas cuadras hasta encontrar el museo ARMA.
Esta es la calle Hanomán,  donde hay tiendas y spas, y por supuesto,  templos.








Este cartel Indicaba cómo ir al bosque de los monos, donde deliberadamente decidí no ir.


Y finalmente llegué al Museo, que es además un resort.







Las pinturas son muy particulares,  con una técnica cuyo nombre desconozco, que se caracteriza por ser muy detallista, y por contener muchos trazos en cada figura.






Yo era la única visitante. Hacia mucho calor y no habia aire acondicionado.









Cocos en el jardin:





El que está pintando parecía una persona, pero era un muñeco.








Cuando terminé de ver el Museo emprendí la vuelta al hotel.  En el camino estaba el Coco Supermarket.  Ahí si había aire acondicionado,  así que aproveché para descansar del calor y comprar algunas cosas. Las frutas en Bali son infinitas. Acá,  a la izquierda, las papayas.




Volví al hotel, pero en el camino entré al mercado y conseguí la tapa que quería comprar. En realidad es bastante fácil regatear en Bali porque en cuanto uno pone cara de que no le gusta ya dicen: "Discount, discount".
Descansé una hora con el aire acondicionado y volví a salir, esta vez para la izquierda, al Museo Antonio Blanco.
Esta es la misma calle principal del mercado,  o su continuación.  Hay lianas que cuelgan de los árboles.


Atravese un puente y el museo estaba justo después.





Esta era la casa del pintor, convertida en museo después de su muerte en 1999. Antonio Blanco era filipino e hijo de españoles, se casó con una balinesa y se quedó a vivir aquí.








De este museo me gustó más el edificio que los cuadros. Antonio Blanco era un obsesivo de las mujeres desnudas.




En el jardín había loros.










Volví por el mismo camino, cruzando el puente.  Ya eran las cuatro de la tarde,  y me fui a comer un cheese burger al fast food local donde fui ayer.
Hacia 36 grados de sensación térmica, estaba anunciado que iba a llover y yo ya doy por concluidas mis actividades en esta isla, tan interesante y con clima tan poco amigable.


Recibo mensajes de gente preocupada por la epidemia. Estoy al tanto de que ya hay más de 300 muertos por el coronavirus, pero acá en Indonesia ni siquiera se ve gente con barbijo. Parece algo lejano.

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