Miércoles 25/10/2017. Desayuné a las 6,30 y a las 7 vino mi guía Miguel a buscarme. Fuimos otra vez hacia el oeste hasta Solola, y de ahí a Panajachel, que es la población sobre el lago Atitlan.
Comí las tres hot cakes en el desayuno y una parte de la papaya que compré ayer, estuvo muy bueno pero fue demasiado y me sentí pesada todo el día.
El Lago Atitlan es realmente espectacular, y así se ve desde la orilla.
Panajachel es un pueblo maya muy turístico, esta es la calle principal con los puestos de textiles y artesanías.
Este árbol se llama llamarada por sus flores rojas, ya encontré varios, pero este es el primero que vi tan cerca.
En el muelle tomamos el barquito que manejaba Rigoberto. Íbamos solo nosotros tres, y se movió bastante en el centro del lago.
En media hora cruzamos el lago y llegamos a Santiago de Atitlan, que es un pueblo muy turístico. Caminamos ocho cuadras en subida, muchos puestos de artesanía y mercado.
Miguel me llevó a ver a un chaman. En una habitación con dos puertas abiertas, había dos hombres y en el medio de ambos un muñeco que según dijeron ya tenían desde antes de la conquista. Este muñeco tenia dos sombreros, y varias corbatas, que simbolizan poder, y un nombre en maya que significa "gran abuelo", y la gente va allí a hacer peticiones, y prende velas.
También vimos la iglesia, construida sobre un templo maya, e imágenes que muestran el sincretismo entre las creencias mayas y la religión católica, como también vi en México.
La arquitectura del lugar es sorprendente. Hay varias casas de este estilo, muy recargado, los mayas parecen pobres pero no todos lo son, evidentemente.
Volvimos al muelle y Rigoberto estaba esperando para llevarnos otra vez a Panajachel. El viaje duró cuarenta minutos y el lago estaba mucho más encrespado que a la mañana, me dio bastante miedito pero llegamos sanos y salvos a tierra firme.
Fuimos a comer a un restaurante sobre el lago, de lejos se ve sereno pero no lo es.
Nos llevó tres horas volver a Antigua, hay mucho tráfico en las rutas.
Comí las tres hot cakes en el desayuno y una parte de la papaya que compré ayer, estuvo muy bueno pero fue demasiado y me sentí pesada todo el día.
El Lago Atitlan es realmente espectacular, y así se ve desde la orilla.
Panajachel es un pueblo maya muy turístico, esta es la calle principal con los puestos de textiles y artesanías.
Este árbol se llama llamarada por sus flores rojas, ya encontré varios, pero este es el primero que vi tan cerca.
En el muelle tomamos el barquito que manejaba Rigoberto. Íbamos solo nosotros tres, y se movió bastante en el centro del lago.
En media hora cruzamos el lago y llegamos a Santiago de Atitlan, que es un pueblo muy turístico. Caminamos ocho cuadras en subida, muchos puestos de artesanía y mercado.
Miguel me llevó a ver a un chaman. En una habitación con dos puertas abiertas, había dos hombres y en el medio de ambos un muñeco que según dijeron ya tenían desde antes de la conquista. Este muñeco tenia dos sombreros, y varias corbatas, que simbolizan poder, y un nombre en maya que significa "gran abuelo", y la gente va allí a hacer peticiones, y prende velas.
También vimos la iglesia, construida sobre un templo maya, e imágenes que muestran el sincretismo entre las creencias mayas y la religión católica, como también vi en México.
La arquitectura del lugar es sorprendente. Hay varias casas de este estilo, muy recargado, los mayas parecen pobres pero no todos lo son, evidentemente.
Volvimos al muelle y Rigoberto estaba esperando para llevarnos otra vez a Panajachel. El viaje duró cuarenta minutos y el lago estaba mucho más encrespado que a la mañana, me dio bastante miedito pero llegamos sanos y salvos a tierra firme.
Fuimos a comer a un restaurante sobre el lago, de lejos se ve sereno pero no lo es.
Nos llevó tres horas volver a Antigua, hay mucho tráfico en las rutas.
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