Miércoles 16/1/2019. A las 7,30 ya había desayunado y vino a buscarme mi guía.
Fuimos directo al predio donde están las pirámides. Ya había bastante gente.
Mi guía insistía en sacarme estas fotos hasta que le dije un par de veces que no me interesaba y se convenció.
Las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, todos faraones, que las hicieron construir para asegurar su vida eterna, están en un gran predio y es puro desierto, todo arena y no hay un solo árbol.
Aquí las Pirámides y yo. Habia mucho viento, y sol muy fuerte.
En el predio hay infinidad de vendedores de baratijas y de paseos en camello.
Por ahí cerca está la famosa Esfinge, dicen que fue Napoleón la que la dejo sin nariz.
Fuimos a un negocio donde me mostraron cómo se hace el papiro, a partir de una planta que crece al lado del Nilo, e intentaron venderme cuadros con motivos egipcios hechos sobre papiro, que por supuesto no compré.
La siguiente visita era a una fábrica de algodón y, aprovechando que este es un tour privado, le dije a mi guía que no me interesaba, y que fuéramos directamente al Museo de El Cairo.
El Museo tiene objetos como para perderse, mi guía me mostró algunos, como esta escultura del famoso faraón Ramses II.
Las esculturas de hombres son siempre más oscuras, según mi guía por estar al aire libre, las mujeres estaban en la casa y el sol no las tostaba.
La reina Hatshepsut, que tiene mala prensa por haberle arrebatado el trono a su hijastro, y por haberse hecho esculpir como si fuera un hombre.
Parece que todos los faraones hacían sus estatuas con cuerpo de León para mostrar poder.
Una parte importante del Museo son los objetos hallados en la tumba de Tutankhamon, que fue la única encontrada intacta, porque todas las demás fueron saqueadas. Es impresionante la cantidad de oro en las cámaras, en los objetos y en la famosa máscara, cuando Tutankhamon murió tenía sólo 18 años.
Cuando salimos del Museo, el tiempo había cambiado totalmente. Mucho viento y arena por el aire, el cielo totalmente encapotado.
Cruzamos el Nilo. Cada uno de estos traslados requieren mucho tiempo, el tráfico es infernal, no hay semáforos ni nadie que organice.
Mi itinerario incluia el almuerzo en un restaurante. Llenaron la mesa de platos, ensaladas, arroz, sopa, pan, y una parrilla con carne y pollo. Mi guía y el chófer se sentaron conmigo y comieron gran parte de todo esto, con Coca Cola!!
Yo tomé agua, y solo comí pan, carne, pollo y melón de postre.
El Cairo de dia es muy parecida a Delhi, excepto que no hay tantas motos. Pero es igual de polvorienta, y se escuchan bocinas todo el tiempo, la gente cruza entre los autos y no hay semáforos. Es fea, si no tuviera las pirámides, nadie vendría.
A las tres de la tarde volví al hotel, hacia frio y se sentia la arena en la nariz y en la garganta. Se escuchaba el llamado de la mezquita para rezar.
A la noche bajé al bar del hotel y comi pizza con cerveza. Me fui a dormir temprano porque me venían a buscar a las 5 de la mañana para llevarme al aeropuerto.
Fuimos directo al predio donde están las pirámides. Ya había bastante gente.
Mi guía insistía en sacarme estas fotos hasta que le dije un par de veces que no me interesaba y se convenció.
Las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, todos faraones, que las hicieron construir para asegurar su vida eterna, están en un gran predio y es puro desierto, todo arena y no hay un solo árbol.
Aquí las Pirámides y yo. Habia mucho viento, y sol muy fuerte.
En el predio hay infinidad de vendedores de baratijas y de paseos en camello.
Por ahí cerca está la famosa Esfinge, dicen que fue Napoleón la que la dejo sin nariz.
Fuimos a un negocio donde me mostraron cómo se hace el papiro, a partir de una planta que crece al lado del Nilo, e intentaron venderme cuadros con motivos egipcios hechos sobre papiro, que por supuesto no compré.
La siguiente visita era a una fábrica de algodón y, aprovechando que este es un tour privado, le dije a mi guía que no me interesaba, y que fuéramos directamente al Museo de El Cairo.
El Museo tiene objetos como para perderse, mi guía me mostró algunos, como esta escultura del famoso faraón Ramses II.
Este es el escriba, el ayudante del Faraón, y ésta imagen está en el billete de 200 libras egipcias.
Todas las esculturas, de hombres y de mujeres, tienen los ojos muy pintados.
Las esculturas de hombres son siempre más oscuras, según mi guía por estar al aire libre, las mujeres estaban en la casa y el sol no las tostaba.
La reina Hatshepsut, que tiene mala prensa por haberle arrebatado el trono a su hijastro, y por haberse hecho esculpir como si fuera un hombre.
Parece que todos los faraones hacían sus estatuas con cuerpo de León para mostrar poder.
Una parte importante del Museo son los objetos hallados en la tumba de Tutankhamon, que fue la única encontrada intacta, porque todas las demás fueron saqueadas. Es impresionante la cantidad de oro en las cámaras, en los objetos y en la famosa máscara, cuando Tutankhamon murió tenía sólo 18 años.
Cuando salimos del Museo, el tiempo había cambiado totalmente. Mucho viento y arena por el aire, el cielo totalmente encapotado.
Cruzamos el Nilo. Cada uno de estos traslados requieren mucho tiempo, el tráfico es infernal, no hay semáforos ni nadie que organice.
Mi itinerario incluia el almuerzo en un restaurante. Llenaron la mesa de platos, ensaladas, arroz, sopa, pan, y una parrilla con carne y pollo. Mi guía y el chófer se sentaron conmigo y comieron gran parte de todo esto, con Coca Cola!!
Yo tomé agua, y solo comí pan, carne, pollo y melón de postre.
El Cairo de dia es muy parecida a Delhi, excepto que no hay tantas motos. Pero es igual de polvorienta, y se escuchan bocinas todo el tiempo, la gente cruza entre los autos y no hay semáforos. Es fea, si no tuviera las pirámides, nadie vendría.
A las tres de la tarde volví al hotel, hacia frio y se sentia la arena en la nariz y en la garganta. Se escuchaba el llamado de la mezquita para rezar.
A la noche bajé al bar del hotel y comi pizza con cerveza. Me fui a dormir temprano porque me venían a buscar a las 5 de la mañana para llevarme al aeropuerto.
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