sábado, 12 de enero de 2019

VIAJE A ESPAÑA, EGIPTO Y CHIPRE - MÁS MARAVILLAS ROMANAS EN MERIDA

Sábado 12/1/2019. Otra vez dormí mucho y me desperté a las 9 de la mañana. Como en este hotel no sirven desayuno, me fui a un bar en la esquina, y tomé café con un pepito, que es una factura gigante con crema pastelera.


Hoy me dediqué a ver los demás monumentos que incluye la entrada que compré ayer. Caminé hacia la Casa del Mitreo, una casa romana típica,  y pasé por la plaza de toros.


Ya en la Casa del Mitreo, el primer cartel que quise leer pensé que estaba empañado,  pero tenía hielo y por eso costaba distinguir las letras.
Hay habitaciones que conservan los mosaicos.


 Recorrí la pasarela que rodea la casa.



Esta es la entrada de la casa, que los romanos llamaban Atrium.


Después caminé hacia la Alcazaba, que está al lado del río Guadiana, y donde cuentan, en carteles, la historia de la ciudad. Es muy grande, y la rodee hasta que encontré la entrada, que coincide con una de las puertas originales de la Muralla.

 


Los romanos la fundaron en 25 AC y la llamaron Augusta Emérita. Esta era la puerta de la ciudad al lado del río.


En 713 la invadieron los musulmanes, y recién en 1230 fue reconquistada. La Alcazaba es de la época musulmana, y tenía funciones militares.



Este signo sobre la puerta explicaba un cartel que indicaba la dirección de La Meca.


Desde la parte más alta de la Alcazaba se ven sierras en el horizonte.


Estos son proyectiles, del siglo XV, cuando los Reyes Católicos disputaban el poder de la región con Juana La Beltraneja.


Subí a la Muralla,  y desde allí se ve el puente romano y el río Guadiana. No había una sola nube.


El puente blanco que se ve atrás se llama Lusitania.



Salí de la Alcazaba y crucé el río Guadiana por el puente romano, que tiene casi 800 metros y es peatonal.


Caminé del otro lado del río, donde hay un parque, y volví por el puente Lusitania.


Tiene un carril central para peatones y dos a los lados para autos.


Para compensar tanto desgaste de energías,  comí pollo con papas fritas y huevos fritos, y tomé cerveza con Fanta limón,  un placer. Por si fuera poco, me dieron aceitunas extremeñas.


En Merida hay edificios con decoración recargada, como éste.


Y muchos naranjos en las calles, llenos de frutos.


De allí fui a la Moreria, que era el barrio donde vivían los musulmanes una vez reconquistada la ciudad en 1230 por el Rey Alfonso IX, quien puso al frente de ella a los Caballeros de Santiago.


Mi siguiente visita fue a la Iglesia de Santa Eulalia, una emeritense de tan sólo 13 años que al parecer fue torturada por los romanos por sus convicciones católicas.



De allí seguí caminando hasta el Circo Romano, que en realidad es un hipódromo,  donde se corrían carreras con carros de dos y cuatro caballos.



Justo enfrente estaba el Acueducto de San Blas.



Volví al hotel y tuve que acostarme a descansar, porque del cuello para abajo me dolía todo, según la app de mi teléfono hoy caminé 9,83 km.

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