Domingo 14/4/2019. Ayer el guía uzbeko me dijo que empezaba 9,30. Desayune y a las 8,30 fui al lobby y ya estaba el guía del resto del viaje, que se llama Kamol. No habla español, solo inglés.
Fuimos caminando hasta la Ciudadela amurallada. Dentro de ella están todos los monumentos.
En la entrada, está este mapa de la ruta de la seda.
Muchísima gente, era domingo y vinieron a pasear. Muchos chicos y adolescentes.
Este minarete es espectacular y pertenece a una de las antiguas madrasas del complejo, que ahora es un hotel. Se podía subir pero no lo hice.
Estos nichos marcan la dirección de La Meca para que los creyentes recen mirando hacia allí. Están en todas las mezquitas.
La Ciudadela tiene cuatro puertas, y son similares.
Adentro había muchísimos puestos vendiendo de todo. Los chicos compraban pulseras y cadenitas.
Vendían gorros de piel como usan en Siberia, pero acá hace 20 grados.
La mezquita, con columnas de madera. Me recordó la de Córdoba.
Fuente de agua dentro de una madrasa, para que los creyentes se laven antes de rezar.
Los uzbekos comen mucho pan. Por encima le hacen unos dibujos con un aparato con pinches. Me compré uno.
Quería comer los pinchos de carne picada, que se llaman "shashlik", pero no tenían. Esto era beef kebab servido en tabla, con arroz, tomate, pepino y papas fritas. Cuesta 40.000 som, un poco menos de 5 dólares.
Este era el harén en el palacio real.
Dentro de la Ciudadela había un banco y cambié 50 dólares a som. Le pregunté a Kamol quien era el del retrato que estaba allí. Es el presidente de la República de Uzbekistán. Entonces pregunté si el banco era estatal, pero no, es privado! Como si en Buenos Aires entrará al Banco Patagonia y estuviera la foto de Macri enmarcada en la pared, muy raro!
Esta es otra de las puertas de la Ciudadela.
A las 6 de la tarde salimos de la Ciudadela y me fui a descansar al hotel un rato.
Vino Kamol a buscarme una hora y media más tarde y caminamos otra vez a la ciudadela. Hay trolebuses en Uzbekistán.
A la caída del sol el minarete era todavía más impactante.
Fui con Kamol a comer a un restaurante dentro de la Ciudadela. La vajilla es preciosa.
Aquí está otra vez el pan uzbeko con los dibujos. Fuera del restaurante estaba el horno de barro y los traían recién hechos.
Los shashlik, buenísimos, son de carne picada condimentada, puede ser
comino, tengo que averiguar.
En todas las ciudades de Uzbekistán hay un carrusel, pero nunca vi uno funcionando. Cuando volví al hotel se estaba poniendo el sol.
Fuimos caminando hasta la Ciudadela amurallada. Dentro de ella están todos los monumentos.
En la entrada, está este mapa de la ruta de la seda.
Muchísima gente, era domingo y vinieron a pasear. Muchos chicos y adolescentes.
Este minarete es espectacular y pertenece a una de las antiguas madrasas del complejo, que ahora es un hotel. Se podía subir pero no lo hice.
Este es el palacio real. En esta terraza se sentaba el rey.
Estos nichos marcan la dirección de La Meca para que los creyentes recen mirando hacia allí. Están en todas las mezquitas.
La Ciudadela tiene cuatro puertas, y son similares.
Varios grupos de personas quisieron sacarse fotos conmigo, como en la India. Parece que soy muy exótica. El que está a mi izquierda es mi guía Kamol. La foto la sacó una chiquita muy joven que se llamaba Sevira.
La mezquita, con columnas de madera. Me recordó la de Córdoba.
Fuente de agua dentro de una madrasa, para que los creyentes se laven antes de rezar.
Al mediodia nos encontramos con el grupo de rusos y fuimos a comer a un restaurante. A la izquierda, pasas de uva. A la derecha, una especie de garrapiñada.
Alli me enteré de que solo siete personas seguimos al mar de Aral, solamento los valientes, seis rusos y yo.
Los uzbekos comen mucho pan. Por encima le hacen unos dibujos con un aparato con pinches. Me compré uno.
Quería comer los pinchos de carne picada, que se llaman "shashlik", pero no tenían. Esto era beef kebab servido en tabla, con arroz, tomate, pepino y papas fritas. Cuesta 40.000 som, un poco menos de 5 dólares.
Este era el harén en el palacio real.
Dentro de la Ciudadela había un banco y cambié 50 dólares a som. Le pregunté a Kamol quien era el del retrato que estaba allí. Es el presidente de la República de Uzbekistán. Entonces pregunté si el banco era estatal, pero no, es privado! Como si en Buenos Aires entrará al Banco Patagonia y estuviera la foto de Macri enmarcada en la pared, muy raro!
Esta es otra de las puertas de la Ciudadela.
A las 6 de la tarde salimos de la Ciudadela y me fui a descansar al hotel un rato.
A la caída del sol el minarete era todavía más impactante.
Aquí está otra vez el pan uzbeko con los dibujos. Fuera del restaurante estaba el horno de barro y los traían recién hechos.
Los shashlik, buenísimos, son de carne picada condimentada, puede ser
comino, tengo que averiguar.
En todas las ciudades de Uzbekistán hay un carrusel, pero nunca vi uno funcionando. Cuando volví al hotel se estaba poniendo el sol.
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