Martes
21/7/2015. Me levanté y desayuné. Salí por la puerta principal para ir a la
calle O´Connell a tomar el bus turístico. Después de un par de intentos lo
encontré. Tiene dos recorridos, el rojo y el azul. Sólo el rojo tiene algunos
con audio en varios idiomas, el azul sólo es en inglés. Tomé el rojo que sólo
tenia audio en inglés, pero no entendía todo, así que bajé y esperé el
siguiente. Este tenía audio en español, pero el audio en inglés lo entendía
bien.
En
la calle O´Connell hay un obelisco de acero inoxidable.
Dublín
es una ciudad baja, son raros los edificios de más de cuatro pisos. Fue fundada
por los vikingos.
Cruzamos el río Liffey, que divide en dos a la ciudad.
Pasamos
por la Catedral de San Patricio y llegamos hasta el Phoenix Park, donde hay un monumento al
Duque de Wellington, que era dublinés y fue primer ministro británico.
Mucha
gente se bajó en la Cervecería Guinness.
Cuando
terminó el recorrido me subí al azul. El que explicaba era el mismo chofer,
pero se me perdieron muchas cosas.
Aquí
es pleno verano, y los dublineses andan en mangas cortas y sandalias como si
hiciera calor, pero en realidad hay un viento helado y de a ratos llovizna. Pasé mucho frío
en la parte superior del bus, así que cuando terminé las dos vueltas volví al
Trinity Collage a abrigarme y tomé un café caiente.
Más
tarde fui a ver Merrion Square, donde hay una estatua de Oscar Wilde, otro dublinés
famoso, recostado en una piedra, y encontré un gigante semienterrado.
También fui a ver la famosa Grafton Street, la calle comercial de Dublín. Todo queda cerca del Trinity.
Quería ir a la National Gallery pero cierra a las 17,30. Como no la encontraba en el lugar donde yo había entendido que estaba, pregunté en un negocio. El hombre que atendía allí salió del local y caminó una cuadra conmigo para mostrármela, así de amables son los irlandeses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario