viernes, 5 de febrero de 2016

VIAJE A INDOCHINA - DE LUANG PRABANG, LAOS, A HANOI, VIETNAM

Miércoles 20/1/2016. A las 5,45 de la mañana, noche cerrada, nos vinieron a buscar para ir a ver la ceremonia en la cual la gente entrega alimentos a los monjes budistas que salen de los templos a recibirlos.



Habia puestos en la calle que vendían comida para darles a los monjes. Compramos y les dimos, eran pequeños paquetes de galletitas que pusimos en los cuencos que llevaban. En la bocacalle había un gran cuenco donde los monjes ponían algunos alimentos para compartir con los pobres.




De alli fuimos a un mercado donde los locales compran alimentos. Habia papayas gigantes, muchísimas frutas y verduras y carne.








Me llamó la atención un gran recipiente de plástico con bichos vivos que se movían de color oscuro: no lo podía creer pero el guía Suli me confirmó que eran cucarachas! Y además me contó que eran caras.


Los dos guías que tuvimos en Laos hablan español porque fueron a estudiar a Cuba, en programas de intercambio entre países comunistas. El de Vientiane era veterinario y el de Luang Prabang, técnico avícola, pero les resulta más rentable trabajar en turismo.
Volvimos al hotel-palacio, desayunamos, y a las 11 de la mañana nos vinieron a buscar otra vez para llevarnos a ver una casa museo laosiana con trajes típicos de las distintas etnias. Nos acompañó otro guía, porque el nuestro tenía un problema familiar y tenía que viajar a Vientiane: había muerto su hermana.


Nuestro nuevo guía nos contó que era de las montañas y de religión animista. Estaba por cumplir 27 años, y recién casado con novia consensuada con su familia. Nos contó que en su etnia varios hombres pueden secuestrar a una chica y no es delito! Después de tres días ella puede elegir entre quedarse o volver con su familia, pero por no ser virgen ya no le será fácil conseguir marido. Estremecedor.
De alli fuimos a un restaurante. El almuerzo estaba incluido, pero eran pescados y verduras, así que pagué y comí pizza laosiana, que era muy rica.


De postre, papaya, cristal de dragón y mango:


El sol ya era sofocante y hacia mucho calor. Laos es un país comunista, el Palacio Real es un museo e incluye templos budistas. Entramos al recinto pero no al Palacio, había que dejar en la entrada bolsos y carteras y no quisimos.




De alli fuimos al aeropuerto para tomar el vuelo a Hanoi, capital de Vietnam, fueron cincuenta minutos de viaje en turbohélice.


Nos estaba esperando el guía Phuang, el mejor del viaje, muy divertido, habla español porque fue a trabajar a España como cocinero.
El aeropuerto de Hanoi es nuevo y muy moderno. Esta lejos de la ciudad, y para llegar hay que atravesar un hermoso puente colgante sobre el río Rojo de cuatro kilómetros de largo.
En pleno centro de Hanoi esta el Hotel Mercure La Gare. Moderno y con internet en los cuartos pero con ventanas cerradas con llave.
A la noche salimos a comer pizza a un restaurante a la vuelta del hotel.









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