sábado, 6 de febrero de 2016

VIAJE A INDOCHINA - LA BAHIA DE HA LONG

Viernes 22/1/2016. Salimos a las 8,30 en omnibus hacia el sur, a la bahía de Ha Long. Llevamos un bolso con algo de ropa para pasar la noche en un barco navegando por la bahia. Dejamos las valijas en el hotel de Hanoi porque el sábado a la tarde volvíamos al mismo hotel. En el camino al sur pasamos este puente


En el viaje Phuang nos enseñó a saludar en vietnamita, se dice “xin chao” a cualquier hora del día. También nos contó que en Hanoi hay ocho millones de habitantes y cuatro millones de motos. El tránsito es caótico y da miedo cruzar la calle, mucho peor que en Delhi.
El idioma solo tiene palabras monosilábicas, no hay desinencias verbales ni género.
En camino a la bahía paramos en un enorme negocio donde había cientos de estatuas de mármol y piedra, un taller de tejidos, artesanias, ropa y bar.





También vimos plantaciones de arroz:



Llegamos al puerto y subimos al barco de madera.




Nuestro camarote era muy agradable y había quince camarotes en el barco, que se llamaba Bayha IV.




El capitán y la tripulación presentándose:
 

Sirvieron un almuerzo buffet:


Era una día frío y gris, pero la bahía de Ha Long es un lugar muy hermoso, el agua es sumamente calma y hay muchas piedras enormes. Habia muchos otros barcos como el nuestro navegando (gran parte de la magia la perdió para mi cuando volví a Buenos Aires  y ví la película "Indochina" con Catherine Deneuve, que recomendó Phuang, y supe que tiene un pasado infame. Aqui se traficaban esclavos en la época de la dominación francesa).





En la cubierta superior del barco había un bar en forma de idem




En un barco más chico fuimos a una cueva con estalagmitas y estalactitas que se llama Cueva de las Sorpresas. Subimos y bajamos escaleras y vimos partes enormes en la cueva. En general trato de evitar las cuevas, son fatales para mi claustrofobia, y siempre estoy ansiosa por salir, pero ésta no me angustió tanto porque era amplia.






Dentro de la cueva había un gran símbolo fálico de piedra.









Cuando volvimos al barco el capitán dijo que la autoridad portuaria había dispuesto que todos los barcos volvieran al puerto porque había pronóstico de mal tiempo, así que debimos volver. 
Después hubo una clase de cocina. Aprendí a hacer rollitos vietnamitas, envueltos en papel de arroz y con relleno de cerdo y verduras, y flores de zanahoria..




A las 18,30 sirvieron la cena y a las 21,30 nos fuimos a dormir. El barco ya estaba en el puerto. Estaba muy nublado y fresco.








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