Jueves 28/7/2016. Otra vez desayuno con waffles, que me encantan. En un bol estaba la preparación y había dos waffleras eléctricas para prepararlos.
A las 8 salimos e hicimos 470 km hasta llegar nuevamente a Reykjavik, con varias paradas durante el día.
La primera fue en Graumbaer, un museo etnografico que mostraba como vivían los habitantes de la zona en los viejos tiempos.
Paramos a comer en una estación de servicio y después bajamos para ver una fuente de agua termal de 97 grados, se la veía hirviendo.
Alli había un invernadero y un kiosco con tomates en bolsitas. También una alcancia para depositar las 300 coronas que costaban (aproximadamente 2,50 euros).
Luego paramos en el Parque Hussafell, donde se ve la falla provocada por algún sismo hace miles de años, y donde hay dos cascadas más.
Todas las rutas que recorrimos son de dos manos, bien señalizadas y con poco tráfico.
Llegando a Reykjavik pasamos por un túnel de 5,7 km que cruza el fiordo por debajo del mar.
Nos dejaron en el Hotel Natura al lado del aeropuerto de Reykjavik, que es para vuelos domésticos. Enorme hotel con cientos de habitaciones, muy cerca también de Perlan, que es un edificio con cinco tanques gigantes de agua caliente.
Tomé un cafe y fui para allá. A la vuelta del hotel vi un sendero que entraba al Parque, pero empecé a subir y no lo veía. Le pregunté a tres rubiecitos que iban en bicicleta y me dijeron que siguiera el sendero y lo iba a encontrar, y así fue.
Perlan es un edificio impresionante, adentro tiene tiendas, obras de arte y un ascensor por el cual se sube al un mirador en el cuarto piso de 360 grados: desde allí se ve toda la ciudad y el mar.
Esculturas en la entrada de Perlan:
Volví al hotel por el mismo sendero. Tambien hay esculturas en el exterior y en el interior del Hotel Natura:
Vista desde mi ventana a las 11 de la noche, pleno día!!!
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