Lunes 13/1/2014. Durante la noche escuché la
lluvia. Me desperté temprano, me duché, preparé mi valija y salí antes de las
8. Era de noche todavía pero ya no llovía. Tenía la mañana para pasear por
Madrid porque a la una de la tarde salía el tren de alta velocidad (AVE) a
Sevilla.
Tomé un café y comí un bollo con chocolate en
una cafetería de la Carrera
de San Jerónimo y caminé hacia Gran Vía porque allí en la calle de San Mateo
leí que está el Museo Romántico, que parece ser similar al Museo Cerralbo que
visité en otro viaje y que me gustó tanto.
Tomé la calle Fuencarral y llegué, pero era
lunes y estaba cerrado. Ya lo tengo ubicado y lo visitaré cuando vuelva a
Madrid a fin de mes.
Volví y paseé por la
Gran Vía , y después fui a ver la Plaza de Cibeles y el
edificio del Ayuntamiento.
Volví a la Puerta del Sol pasadas las 11. Era un día gris y
frío, entré en La
Mallorquina y tomé otro café con un bocadillo de jamón.
Estas son las vidrieras de La Mallorquina ,
irresistibles:
Volví al hostal, pagué la cuenta y tomé el metro
hasta la estación Atocha RENFE para tomar el AVE a Sevilla. Llegué muy
temprano, pero tenía miedo de tener algún problema y perderlo.
A las 12,45 ya estaba arriba del tren, que
iba casi vacío, y a las 13 exactamente arrancó. La mayor parte del viaje el
cartel decía que iba a 250 km/h, aunque en algún momento mostró 270 km/h.
Durante el trayecto se veían sierras y muchos olivares.
El tren es
muy silencioso y no se siente que va a semejante velocidad. Paró en Ciudad
Real, Puertollano y Córdoba y a las 15,30 en punto llegó a la Estación Santa Justa en
Sevilla.
Tomé un taxi para llegar a mi hotel El Rey
Moro, que está en el barrio de Santa Cruz y es un lugar muy pintoresco, con
patio andaluz con fuente, muchas plantas y decoración muy alegre.
Está en la calle Lope de Rueda, que hasta 1840 se llamaba calle de Barrabás. según dice un cartel.
Me ofrecieron mapa, bicicleta,
jacuzzi, walking tour para cualquier mañana a las 10,15 y copa de bienvenida en
el bar más antiguo de España, que está acá en Sevilla desde el año 1386 cerca
de la catedral y se llama Las Escobas.
En Sevilla no hacía tanto frío. Dejé mis
cosas y salí a caminar por el barrio. Me perdí por las callejuelas, pero
enseguida encontré la catedral. La zona está llena de hoteles, bares y tiendas
de souvenirs.
En las calles, los naranjos están cargados de frutas.
Encontré Las Escobas y tomé la copa de vino
con aceitunas y croquetas de jamón, todo exquisito.
Cuando empezó a oscurecer volví al hotel, ya
me dolían las piernas otra vez.
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