Viernes 17/1/2014. Nieves, la señora que
atiende el hotel, es la dueña, es viuda y adicta a Internet. Ayer me dijo que
me iba a hacer el desayuno (originalmente contraté el hotel sin él) y me lo iba
a traer a la habitación, que sólo le dijera a qué hora. Le dije que a las 7,30,
y a esa hora me trajo una mesita rodante con café, tostadas calientes, manteca,
mermeladas, albóndigas, jamón ibérico, queso y jugo de naranja. Todo delicioso.
Recién a las 8,30 se hizo de día, y me fui
caminando hacia abajo con mi mapa. Encontré el Arco de Felipe V, el Puente
Viejo y el Puente Arabe, la
Iglesia del Padre Jesús y la Fuente de los ocho caños.
Muy poca gente en la calle. En cada lugar hay carteles explicativos.
Encontré
los baños árabes, pero abría a las 10. Empezó a lloviznar pero tenía campera,
gorro y paraguas. Recién llegó el empleado a las 10,10 y entré.
En una de las salas había un video
explicativo, que mostraba cómo los árabes se bañaban allí y cómo calentaban el
agua mediante una noria. Según el video estaba cerca de la muralla para atender
a los viajeros, y era un lugar de relax. La construcción está semienterrada
para no perder calor.
De allí subí muchos escalones por otra
escalera para ver las murallas y la puerta de Almocabar.
Ví una calle con autos y era la Calle de la Bola , que es la principal.
Con tantas subidas y bajadas (y mi habitual desorientación) no me imaginaba que
iba a encontrar nuevamente esa calle.
Es muy bonita esta ciudad, y está muy cuidada.
Volviendo hacia el Puente Nuevo encontré el
Museo Lara, por el cual había pasado ayer, y entré. Había un señor en la
entrada que me cobró 2 euros el billete.
En el museo hay de todo. Muebles, carruajes,
relojes, máquinas de escribir, cámaras fotográficas. Cuando terminé de
recorrerlo y salí el hombre de los 2 euros me preguntó si me había gustado y me
contó que era el dueño de toda la colección, que había formado durante toda su
vida. También me contó que había comprado el palacio en ruinas en 1993 y que le
había llevado seis años reciclarlo, que era dueño de una empresa de autocares y
que había viajado por toda España comprando objetos, y que todavía tenía muchos
más sin exhibir en el primer piso, donde vivía con su familia.
Otra vez llovía bastante fuerte y volví al
hotel un rato. Cuando paró fui a ver la
Casa del Gigante, pero estaba cerrada. Enfrente estaba el
Palacio de Moctezuma (de los descendientes del azteca, que eran marqueses
-¿????) y allí funciona el Museo Joaquín Peinado, que era un pintor rondeño del
siglo XX. El edificio está reciclado y en el salón principal tiene un
artesonado de madera espectacular.
Cuando salí del Museo Peinado no sólo llovía,
sino que también hacía mucho frío y viento. Me compré provisiones y volví al
hotel.
Justo enfrente está la Casa del Rey Moro, un
palacete que hace años que está deshabitado y que compraron unos alemanes para
hacer un hotel cinco estrellas. Según me contó Nieves, la dueña de mi hotel, el
proyecto de reciclado es de 13 millones de euros.
Llovió y llovió sin parar hasta la noche.
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