jueves, 12 de enero de 2017

VIAJE A INDIA -CHENNAI

Jueves 12/1/2017. Creo que normalicé mi reloj biológico,  porque me dormí a las 10 de la noche y me desperté a las 5 de la mañana. A las 6,30 desayuné. La papaya era deliciosa.


Afuera hace un calor muy agradable con brisa, y hay peces en el estanque:


A las 9 fui caminando hacia la entrada y Prabhu, el conductor, ya estaba esperando.  Fuimos hacia el centro de la ciudad y tardamos dos horas por el tráfico infernal y porque mi hotel está a 40 km del centro y del mar.
Dejó el auto en una playa y me acompañó a sacar la entrada del museo, que era de 15 rupias para locales y 250 rupias para extranjeros, unos 80 pesos. Le quise pagar con un billete de 2000 rupias pero no tenía cambio ni se podía pagar con tarjeta. Enfrente había un supermercado y fui a comprar un jugo y galletitas para que me dieran cambio. Extraño supermercado,  los productos no tenían precio visible.
Compré la entrada y vi dos de los museos.  En el primero había esculturas en piedra y esqueletos de animales,  algunos inmensos.





En el segundo había pequeñas esculturas de bronce. A ambos les falta limpieza y mantenimiento. Había varios grupos de niños con uniformes y sus maestros, y todos me miraban y me decían adiós con la mano, los occidentales aquí somos exóticos.
Cuando terminé con los museos fuimos a visitar la ciudad. Hay imponentes edificios construidos en la época de la dominación británica,  entre ellos dos estaciones de tren, una más bonita que la otra, y bien mantenidas.




Están ampliando el metro y la zona es un infierno con muchísimo tráfico.







Después fui a visitar otro Museo, en el Fuerte Saint George frente al puerto, igual de polvoriento y descuidado.  Alli esta la primera bandera de la República de India que hubo en la ciudad ni bien declarada la independencia de Gran Bretaña, el 15 de agosto de 1947.




Y luego fuimos a Marina Beach, la playa más extraña que yo haya visto. Desde la calle hasta el mar debía haber unos 400 metros de arena. Según Prabhu nadie se baña, salvo algún chico. Los demás apenas llegan hasta la orilla completamente vestidos y se mojan los pies.




No me animé a caminar hasta el mar, hacia mucho calor. Pero después fuimos a otra playa más normal que se llama Bessent Nager, y ahí si toque el agua del océano indico y el golfo de Bengala, ésta no tenia más de 150 metros de ancho.



Nada de bikini ni shortcito, los indios van asi vestidos a la playa:


Justo enfrente había otro KFC. No tenía hambre, pero no pude resistir la tentación y comí pop corn.


Allí cerca estaba la iglesia católica de Saint Thomas y Prabhu me preguntó si quería entrar. Esto si que no me tentaba, pero entré. Y desde ese momento estoy pensando en qué otro lugar vi esas telas de colores en una iglesia, y no puedo acordarme, ni se qué significa.




Volvimos al hotel, pero llegamos enseguida, tomó otro camino y por milagro había poco tráfico. 

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