Miércoles 11/1/2017. Dormí ocho horas, desde las seis de la tarde a las dos de la mañana, todavía no logré normalizar mi reloj biológico. A las cuatro me bañe y prepare mi equipaje y a las 6.30 subí al desayunador para comer algo. En el cuarto piso, en la entrada del salón donde se desayuna, todavía uno de los empleados dormía, sobre el piso de mármol! No me sorprendió, no es la primera vez que veo que los empleados de los hoteles de la India duermen allí mismo, en el piso.
A las 7 bajé y Viki ya estaba (sospecho que duerme en su auto). Fuimos al aeropuerto, terminal 1, de donde salen los vuelos domésticos. Controlan ticket y pasaporte antes de entrar al aeropuerto, como en Estambul. Hice el check in en una máquina, y mientras hacía la fila para despachar la valija leí un cartel donde decía que en el equipaje despachado no podía haber cargadores, así que tuve que abrirla y ponerlo en la de mano. El vuelo tenia hora de partida a las 10, estaba demorado para las 10,30 y finalmente despegó 11.15. Viajé en Índigo, que es una compañía low cost india, en un avión de 180 pasajeros. Mucha gente rara, turbantes, saris y túnicas. Las indias usan sandalias con medias.
Esta bonita escultura está en el aeropuerto de Chennai, y aquí hay mucha vegetación y hace calor.
Llegó a Chennai en dos horas y media y allí me estaba esperando Prem para llevarme al hotel Ibis. Llegamos y no encontraban la reserva, averiguaron y no era el hotel, hay dos Ibis en Chennai.
Anduvimos en el auto buscándolo cerca de una hora. Ya eran como las cuatro de la tarde y seguíamos buscando. Se me cerraban los ojos, estoy despierta desde las dos de la mañana. Como yo le había preguntado por el KFC, paró en uno que encontró por el camino y Prem, junto con el conductor se fueron a un bar que había al lado, estaban en el aeropuerto desde las once de la mañana.
Comí pollo de KFC, un placer entre tantas penurias del día.
Y finalmente llegamos al otro Ibis, que es un hotel enorme en una zona de rascacielos. Así se ve desde mi ventana en el cuarto piso.
Hoy por nada del mundo me iré a dormir antes de las nueve.
A las 7 bajé y Viki ya estaba (sospecho que duerme en su auto). Fuimos al aeropuerto, terminal 1, de donde salen los vuelos domésticos. Controlan ticket y pasaporte antes de entrar al aeropuerto, como en Estambul. Hice el check in en una máquina, y mientras hacía la fila para despachar la valija leí un cartel donde decía que en el equipaje despachado no podía haber cargadores, así que tuve que abrirla y ponerlo en la de mano. El vuelo tenia hora de partida a las 10, estaba demorado para las 10,30 y finalmente despegó 11.15. Viajé en Índigo, que es una compañía low cost india, en un avión de 180 pasajeros. Mucha gente rara, turbantes, saris y túnicas. Las indias usan sandalias con medias.
Esta bonita escultura está en el aeropuerto de Chennai, y aquí hay mucha vegetación y hace calor.
Llegó a Chennai en dos horas y media y allí me estaba esperando Prem para llevarme al hotel Ibis. Llegamos y no encontraban la reserva, averiguaron y no era el hotel, hay dos Ibis en Chennai.
Anduvimos en el auto buscándolo cerca de una hora. Ya eran como las cuatro de la tarde y seguíamos buscando. Se me cerraban los ojos, estoy despierta desde las dos de la mañana. Como yo le había preguntado por el KFC, paró en uno que encontró por el camino y Prem, junto con el conductor se fueron a un bar que había al lado, estaban en el aeropuerto desde las once de la mañana.
Comí pollo de KFC, un placer entre tantas penurias del día.
Y finalmente llegamos al otro Ibis, que es un hotel enorme en una zona de rascacielos. Así se ve desde mi ventana en el cuarto piso.
Hoy por nada del mundo me iré a dormir antes de las nueve.
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