Jueves 18/1/2018. Me dormí temprano y me desperté a las 2. Decidí no bañarme ni vestirme hasta las 4,30, a ver si puedo adaptarme al nuevo horario. A las 5 ya estaba lista, armé mi valija porque hoy salimos con equipaje y a la tarde tomamos el tren a Xian.
Bruni me escribió, ya la operaron y parece que salió todo bien.
Fuimos a ver el Templo del Cielo, construido para pedir buenas cosechas.
En el parque había unas mujeres vestidas de rojo que hacían Tai Chi, o algo similar.
Almorzamos en un restaurante brasileño con espeto corrido, los mozos pasaban por las mesas con los pinchos.
De allí fuimos a la enorme estación de tren de Beijing, pasamos controles de seguridad y esperamos en una gran sala. Las puertas se abrían media hora antes de la salida del tren.
Louis nos acompañó hasta que se abrieron las puertas. Nuestro vagón era el último, el 15, y tuvimos que caminar hasta encontrarlo. Fueron seis horas de viaje, paró en varias estaciones y llegó puntual a las 20,26. No vi más occidentales que nuestro grupo de seis. En un cartel informaba la velocidad del tren, la temperatura máxima que informó fueron 313 km/hora.
Nuestra estación en la ciudad de Xian se llamaba Xianbei. Bajamos del tren y después de un rato encontramos a nuestro guía Liang que vino a buscarnos.
Xian es una ciudad muy grande, de 15 millones de habitantes, con grandes avenidas y rascacielos. Tiene una muralla y puertas que de noche estaban iluminadas.
Liang nos dejó en el Hotel Gloria que estaba en una gran avenida, pedimos club sándwich al room service y nos fuimos a dormir.
Bruni me escribió, ya la operaron y parece que salió todo bien.
Fuimos a ver el Templo del Cielo, construido para pedir buenas cosechas.
En el parque había unas mujeres vestidas de rojo que hacían Tai Chi, o algo similar.
Almorzamos en un restaurante brasileño con espeto corrido, los mozos pasaban por las mesas con los pinchos.
De allí fuimos a la enorme estación de tren de Beijing, pasamos controles de seguridad y esperamos en una gran sala. Las puertas se abrían media hora antes de la salida del tren.
Louis nos acompañó hasta que se abrieron las puertas. Nuestro vagón era el último, el 15, y tuvimos que caminar hasta encontrarlo. Fueron seis horas de viaje, paró en varias estaciones y llegó puntual a las 20,26. No vi más occidentales que nuestro grupo de seis. En un cartel informaba la velocidad del tren, la temperatura máxima que informó fueron 313 km/hora.
Nuestra estación en la ciudad de Xian se llamaba Xianbei. Bajamos del tren y después de un rato encontramos a nuestro guía Liang que vino a buscarnos.
Xian es una ciudad muy grande, de 15 millones de habitantes, con grandes avenidas y rascacielos. Tiene una muralla y puertas que de noche estaban iluminadas.
Liang nos dejó en el Hotel Gloria que estaba en una gran avenida, pedimos club sándwich al room service y nos fuimos a dormir.
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