Viernes 19/1/2018. Todavia no logramos adaptarnos al horario chino y a las 6,30 estábamos desayunando. Muy buen desayuno en el Hotel Tianyu Gloria, había churros de masa bomba fritos en el momento.
A las 8 salimos hacia las afueras de Xian para ver el ejército de soldados de terracota, que fue lo que me hizo elegir este circuito. En el lobby hay un muñeco que da indicaciones en chino. No se le entiende nada, pero es divino, a veces los ojos se le ponen como corazones.
Incluso antes de ver los verdaderos, Liang nos llevó a una fábrica de la zona, estatal, donde intentaron vendernos estas figuras. Además había muy bonitos muebles laqueados.
El ejército de soldados de terracota fue hallado accidentalmente por campesinos de la zona que estaban buscando agua, en 1974, y en estos poco más de 40 años los chinos hicieron increíbles trabajos de arqueología para desenterrar gran parte de las figuras, que comprenden militares de distintos rangos y caballos, construir enormes hangares para proteger semejante patrimonio y organizar la atracción para que la visiten locales y extranjeros. China es un país admirable. No se ven mendigos, todos trabajan, y no debe ser nada fácil administrar un país de 1500 millones de habitantes, en el cual la población se incrementa a razón de 48 personas por minuto, y 20 millones por año,
Entramos en el primer hangar y caminamos para ver desde arriba las figuras, separadas por túneles. Originalmente había carros de madera y armas, y el lugar fue saqueado por campesinos rebeldes.
El emperador quería llevarse a la otra vida su propio ejército para demostrar poder a sus adversarios. Su tumba se encuentra en una montaña cercana, y allí cerca fueron hallados dos carruajes, que ahora se exhiben en uno de los hangares del Museo.
En el Museo también muestran figuras a medio reconstruir, ya que muchas fueron dañadas durante los saqueos.
Era un día muy frio y caminando por los hangares me congelé.
Volvimos a Xian y fuimos a comer a un hotel donde servian un almuerzo buffet. Comí pizza, que no era muy rica porque tenía grandes pedazos de cebolla. También comí pollo, papas fritas y carne, y helado de postre.
Fuimos a aprender a escribir letras chinas con un pincel.
Aquí con mi hijo Gareth en la clase de escritura china.
Despues fuimos a visitar un templo budista, donde está la pagoda de la oca silvestre, del siglo VIII, reconstruida en el siglo XX.
Más tarde al barrio musulmán, donde recorrimos los puestos del mercado y llegamos a la Mezquita.
La mezquita era muy antigua y muy rara, casi toda era al aire libre y a la sala de oración no pudimos entrar.
Al salir del barrio musulmán compré nueces grandes para Eric y Luang entro conmigo a la farmacia para comprar Ibupirac.
Nos dejaron en el Hotel. Más tarde salimos a comer al KFC que estaba justo enfrente.
Tuvimos que cruzar la Avenida sin semáforo por la senda peatonal, pero los autos paraban.
Al KFC se entraba por un mall. En el local de Uniqlo compramos pantalones. Había un gran pelotero en el mall y muchos chicos jugando.
A las 8 salimos hacia las afueras de Xian para ver el ejército de soldados de terracota, que fue lo que me hizo elegir este circuito. En el lobby hay un muñeco que da indicaciones en chino. No se le entiende nada, pero es divino, a veces los ojos se le ponen como corazones.
Incluso antes de ver los verdaderos, Liang nos llevó a una fábrica de la zona, estatal, donde intentaron vendernos estas figuras. Además había muy bonitos muebles laqueados.
El ejército de soldados de terracota fue hallado accidentalmente por campesinos de la zona que estaban buscando agua, en 1974, y en estos poco más de 40 años los chinos hicieron increíbles trabajos de arqueología para desenterrar gran parte de las figuras, que comprenden militares de distintos rangos y caballos, construir enormes hangares para proteger semejante patrimonio y organizar la atracción para que la visiten locales y extranjeros. China es un país admirable. No se ven mendigos, todos trabajan, y no debe ser nada fácil administrar un país de 1500 millones de habitantes, en el cual la población se incrementa a razón de 48 personas por minuto, y 20 millones por año,
Entramos en el primer hangar y caminamos para ver desde arriba las figuras, separadas por túneles. Originalmente había carros de madera y armas, y el lugar fue saqueado por campesinos rebeldes.
El emperador quería llevarse a la otra vida su propio ejército para demostrar poder a sus adversarios. Su tumba se encuentra en una montaña cercana, y allí cerca fueron hallados dos carruajes, que ahora se exhiben en uno de los hangares del Museo.
En el Museo también muestran figuras a medio reconstruir, ya que muchas fueron dañadas durante los saqueos.
Era un día muy frio y caminando por los hangares me congelé.
Volvimos a Xian y fuimos a comer a un hotel donde servian un almuerzo buffet. Comí pizza, que no era muy rica porque tenía grandes pedazos de cebolla. También comí pollo, papas fritas y carne, y helado de postre.
Fuimos a aprender a escribir letras chinas con un pincel.
Aquí con mi hijo Gareth en la clase de escritura china.
Despues fuimos a visitar un templo budista, donde está la pagoda de la oca silvestre, del siglo VIII, reconstruida en el siglo XX.
Más tarde al barrio musulmán, donde recorrimos los puestos del mercado y llegamos a la Mezquita.
La mezquita era muy antigua y muy rara, casi toda era al aire libre y a la sala de oración no pudimos entrar.
Al salir del barrio musulmán compré nueces grandes para Eric y Luang entro conmigo a la farmacia para comprar Ibupirac.
Nos dejaron en el Hotel. Más tarde salimos a comer al KFC que estaba justo enfrente.
Tuvimos que cruzar la Avenida sin semáforo por la senda peatonal, pero los autos paraban.
Al KFC se entraba por un mall. En el local de Uniqlo compramos pantalones. Había un gran pelotero en el mall y muchos chicos jugando.
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