Sabado 20/1/2018. Nos vinieron a buscar a las 6 para ir al aeropuerto y tomar el vuelo a Shanghai. Viajamos por China Eastern y tardó 1,45 hora.
Es la primera vez que en un avión me dicen que no me preocupe por la turbulencia.
Nos vino a buscar al aeropuerto Lu, que vivió en Buenos Aires con sus padres desde 1996 a 2002, y que tenían un supermercado en Villa Urquiza.
Del aeropuerto al hotel pasamos por una autopista. Shanghai es una ciudad muy moderna y con enormes edificios. El tiempo estaba nublado y frío.
Siguiendo las instrucciones de Lu, tomamos un taxi con Patricia y Noemi a Nanjing Road, que es una calle peatonal con muchos negocios y miles de personas. Lloviznaba y hacía bastante frío. Al taxista hay que mostrarle la dirección donde uno quiere ir escrita con caracteres chinos.
Comimos en el McDonald's de Nanjing Road, yo popcorn de pollo y Gareth un sándwich de pollo picante con pan color petróleo. Alli vimos el bus turístico y también unos trencitos que pasaban por la vereda. Entramos en un mall impresionante, con escalera mecánica curva y todas las primeras marcas internacionales. Fuimos al supermercado en el segundo subsuelo, porque yo quería comprar café y azúcar. En el hotel Ambassador sólo hay té en la habitación. Compré azúcar rubia china en terrones.
A las 16 nos encontramos nuevamente con Patricia y Noemi para volver al hotel. Este viaje en taxi fue más corto porque tomó una autopista.
El enorme Hotel Ambassador de Shanghai:
Aquí en Shanghai ni siquiera funciona el whatsapp, los mensajes quedan con el relojito y no se envían.
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