Domingo 21/1/2018. Desayunamos muy temprano y a las 9,30 nos vino a buscar nuestra guía Felisa. Es muy simpática, es intérprete de inglés y trabajó en Barcelona. Nuestra primera visita fue al Templo de Buda de Jade. Es muy grande, con muchas pagodas y figuras de budas. La más importante está en el último salón y es de jade de Birmania. Mucha gente rezando frente a las figuras. En el templo viven 30 monjes, a quienes el Estado chino paga un sueldo.
El templo está en el centro de la ciudad y rodeado de edificios modernos.
De allí fuimos al Bund. Así se llama el malecón sobre el río Huang-zu, y al otro lado del río se ven los grandes edificios del distrito financiero de Shanghai.
Le saqué muchas fotos a este edificio con techo en forma de flor de loto:
Luego fuimos a un negocio que vendía artículos de seda. El minivan nos deja en estos lugares y se va, no puede estacionar en sitios no permitidos porque el Estado le quita al conductor tres puntos de los doce anuales de su licencia.
Teníamos el almuerzo incluido y Felisa nos llevó al Hotel Marriott Shanghai. Era buffet y comí pizza, pollo, ensalada de papas, relleno de empanadas picante y exquisito, carne, flan, torta, masitas, todo muy bueno. Y yo pensaba que iba a pasar hambre en China.
En alguno de los trayectos en la minivan Felisa contó su historia. Tiene 55 años y vive con su marido fuera del segundo anillo de Shanghai, a 35 minutos en metro del centro de la ciudad. Las tres ciudades que visité en este viaje, Beijing, Xian y Shanghai, tienen el sistema de anillos concéntricos.
Una vez que concluyó su carrera universitaria en Beijing, Felisa volvió a vivir a su ciudad cerca de Xian, se casó y tuvo una hija en 1990. Tanto ella como su marido trabajaban en una fábrica de cobre estatal. Tuvo seis meses de licencia por maternidad, y el Estado chino tenía una oficina en la fabrica que controlaba que las mujeres que ya habían tenido un hijo tomaran anticonceptivos. Ellos querian tener otro hijo, pero desobedecer la norma del único hijo implicaba que tanto ella como su marido perdieran su trabajo y que el Estado no los volviera a emplear.
La última visita fue a la Ciudad Vieja y al Jardín Yu, que originalmente era privado y ahora es del Estado chino.
Hacia frio y lloviznaba.
El jardín es un lugar muy bonito, con muchas pagodas, pequeños lagos con peces rojos, puentes y galerías.
Aquí con Felisa en el Jardín Yu:
Felisa ofreció ir a ver más tarde el Barrio Francés y hacer un crucero por el rio Huang-zu para ver los edificios iluminados, y todos aceptamos. Volvimos al hotel a descansar un rato y a las cinco de la tarde volvimos a salir.
A las cinco llovia fuerte. Según Felisa en Shanghai siempre llueve. Paseamos bajo la lluvia en el Barrio Francés, donde hay muchos restaurantes, volvimos a subir a la mini van y fuimos al puerto porque a las 18,30 salia el crucero por el rio.
El espectáculo de los cientos de edificios iluminados a todo color a ambos lados del río es maravilloso. El barco recorre el río muy despacio y a la media hora vuelve al mismo muelle. Llovía fuerte pero estábamos parados en un costado, bajo techo, mirando el impresionante espectáculo, y la hora duró un instante. Fue un privilegio haber estado alli.
Volvimos al hotel. Seguía lloviendo fuerte y teníamos hambre, así que pedimos hamburguesas con papas fritas al room service.
El templo está en el centro de la ciudad y rodeado de edificios modernos.
De allí fuimos al Bund. Así se llama el malecón sobre el río Huang-zu, y al otro lado del río se ven los grandes edificios del distrito financiero de Shanghai.
Luego fuimos a un negocio que vendía artículos de seda. El minivan nos deja en estos lugares y se va, no puede estacionar en sitios no permitidos porque el Estado le quita al conductor tres puntos de los doce anuales de su licencia.
Teníamos el almuerzo incluido y Felisa nos llevó al Hotel Marriott Shanghai. Era buffet y comí pizza, pollo, ensalada de papas, relleno de empanadas picante y exquisito, carne, flan, torta, masitas, todo muy bueno. Y yo pensaba que iba a pasar hambre en China.
Una vez que concluyó su carrera universitaria en Beijing, Felisa volvió a vivir a su ciudad cerca de Xian, se casó y tuvo una hija en 1990. Tanto ella como su marido trabajaban en una fábrica de cobre estatal. Tuvo seis meses de licencia por maternidad, y el Estado chino tenía una oficina en la fabrica que controlaba que las mujeres que ya habían tenido un hijo tomaran anticonceptivos. Ellos querian tener otro hijo, pero desobedecer la norma del único hijo implicaba que tanto ella como su marido perdieran su trabajo y que el Estado no los volviera a emplear.
La última visita fue a la Ciudad Vieja y al Jardín Yu, que originalmente era privado y ahora es del Estado chino.
Hacia frio y lloviznaba.
Aquí con Felisa en el Jardín Yu:
A las cinco llovia fuerte. Según Felisa en Shanghai siempre llueve. Paseamos bajo la lluvia en el Barrio Francés, donde hay muchos restaurantes, volvimos a subir a la mini van y fuimos al puerto porque a las 18,30 salia el crucero por el rio.
El espectáculo de los cientos de edificios iluminados a todo color a ambos lados del río es maravilloso. El barco recorre el río muy despacio y a la media hora vuelve al mismo muelle. Llovía fuerte pero estábamos parados en un costado, bajo techo, mirando el impresionante espectáculo, y la hora duró un instante. Fue un privilegio haber estado alli.
Volvimos al hotel. Seguía lloviendo fuerte y teníamos hambre, así que pedimos hamburguesas con papas fritas al room service.
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