Lunes 4/8/2014. A la mañana
llovía y estaba fresco. Los lunes no hay museos, pero el Espace Dalí, en
Montmartre, está abierto todos los días. Tomé el metro y bajé en la segunda estación, Abesses, en este mismo barrio.
Caminé y pregunté hasta que encontré Espace Dalí.
Me gustaron mucho las esculturas de
Alicia y Terpsícore, y los relojes blandos.
Fascinante el efecto de la anamorfosis, una forma de perspectiva. El insecto dibujado en el papel se refleja en el espejo superior como autorretrato de Dali:
Cuando salí de ahí di una
vuelta por la Place
du Tertre, donde están los pintores haciendo retratos a los turistas.
Ahí cerquita está el
Sacre Couer, había muchísima gente viendo París desde el mirador.
No entré a la iglesia, había
media cuadra de cola y no tengo pecados que purgar.
Bajé en el funicular, tomé
el metro y volví al departamento a cambiarme de ropa, ya hacía calor.
Esta entrada de metro tenía estilo art nouveau:
Antes pasé
por el supermercado y compré una quiche lorraine y vino rosé. Estoy haciendo
honor a los quesos y a los vinos franceses.
A la tarde fui en el
metro a buscar la Place
de Furstenberg, que había entendido que estaba cerca de la Torre Eiffel.la Torre ,
y miles de personas sacando fotos y mirándola.
Pregunté varias veces por la
estación de metro Passy, y me decían que estaba en reparaciones, entonces tenía
que explicar que lo que yo buscaba era la Place de Furstenberg, pero no la conocían. Hasta
que un hombre en un negocio fue a buscar su mapa de París, la buscó y me dijo
que está en St Germain des Pres.
Caminé mucho esta tarde,
porque mi otro objetivo era ver el edificio art nouveau que sabía que había en
Rue du Champs de Mars 33. Aquí también es alto: llegué a la Rue Beethoven, más allá veía el Sena y tuve que bajar una gran escalera:
Crucé el Pont de l´Alma, en el cual está la escultura de un zuavo -que es un soldado de infantería del ejército francés- con el cual se mide el nivel del río. Cuando hay una gran crecida el agua le llega al bigote.
Tomé Rue Bosquet, porque había visto en el mapa que Champs de
Mars la cortaba. Finalmente después de mucho caminar encontré el edificio, que
es una maravilla.
En la esquina me senté a
tomar un café, mis piernas se negaban a llevarme hasta el metro. Descansé un
ratito y después caminé los 100 metros hasta la estación Ecole Militaire y volví
al departamento, muy pero muy cansada.
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