Viernes 26/7/2013. Después de desayunar me fui a Albertinaplatz para
tomar el bus turístico.
Esto es AlbertinaPlatz. Hay máquinas que limpian las calles, pero aquí había un hombre con una manguera:
El bus turíatico no es nada barato, tomé el que dura dos horas y media e
incluye un paseo caminando por el centro histórico. Me costó 24 euros. Salió a
las 10,30 y era un bus grande rojo y cerrado, con aire acondicionado, pero en
mi modesto autito el aire anda mejor.
Esto es AlbertinaPlatz. Hay máquinas que limpian las calles, pero aquí había un hombre con una manguera:
Tenía audio en varios idiomas y entre comentario y comentario valses
vieneses. Al lado de Albertinaplatz están la Opera y el Café Mozart, y pasó por el Parlamento,
la Universidad
de Viena, la Plaza
de los Héroes, el Ayuntamiento de estilo gótico, y grandes
edificios.
Hizo una parada de veinte minutos para que fuéramos caminando una
cuadra a ver la Hundertwasserhaus ,
un edificio de estilo Gaudí muy pintoresco.
Volvimos al ómnibus y cruzamos el Danubio, que está a 2,5 kilómetros
del centro, allí hay edificios modernos.
Pasamos por el Prater, un parque donde está la rueda gigante, y
volvimos a cruzar el Danubio hacia el centro.
Paró otra vez en el Palacio Schonbrunn, residencia de verano de los
Habsburgo, un edificio impresionante de más de 1400 habitaciones.
Pasó por el Palacio Belvedere, por el barrio de las embajadas y por
una avenida donde hay grandes edificios de departamentos construidos en la década
de 1920.
Cuando terminó la vuelta volvió a Albertinaplatz. Allí está el
Monumento contra la guerra y el fascismo, en una esquina donde había una casa
de departamentos que fue bombardeada durante la guerra, frente al Museo
Albertine.
A las 14,30 empezó el walking tour. La guía era una austríaca que
hablaba inglés y alemán, y éramos diez.
Nos llevó a la iglesia de San Agustín, allí cerca, donde se casaban
los Habsburgo.
Pasamos por la
Biblioteca y por el Hofburg, residencia de los emperadores, y
salimos a la entrada principal, que está muy cerca del hotel. En el medio del Hofburg y en alguna reconstrucción quedó una iglesia escondida, de la cual sólo se ve la cúpula:
Allí hay restos
de la ciudad que fundaron los romanos y que llamaron Vindonoba.
En la calle que da a la entrada al Hofburg está el Café Demel, donde
venden la famosa torta Sacher (que lástima que hace 30 grados y no me tienta
comer torta de chocolate con esta temperatura) y entramos. Al fondo estaban
fabricando tortas y figuras de chocolate.
Por esa misma calle salimos a la catedral de San Esteban y luego por la Seilergasse , que es la
de mi hotel, a la cripta de los emperadores, donde terminó el tour. Fue muy
interesante.
Estaba agotada así que me compré cerezas y una gaseosa en el
supermercado de abajo y volví a descansar un rato.
Al rato volví a salir, caminé hasta el canal por la calle
perpendicular a la catedral que se llama Singerstrasse. Atravesé el Parque de la Ciudad , donde había mucha
gente, y llegué al otro canal que cruza el primero y que tiene mucha más agua. Estos bebederos están en toda la ciudad, el agua viene de un manantial en los Alpes:
En ese lugar no habia turistas, los austríacos lo usan como zona de
recreación, había mucha gente en una pileta de natación y paseando y tomando
cerveza.
Siguiendo por ese camino subí una escalera y volví a salir a la plaza
de la Catedral.
Aquí un edificio moderno vidriado frente a la catedral en el cual se reflejan las cúpulas:
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