martes, 23 de julio de 2013

VIAJE A RUSIA Y EUROPA CENTRAL - DE MOSCU A PRAGA

Lunes 22/7/2013. Me levanté a las 3 de la mañana y a las 4 me vinieron a buscar para llevarme a Sheremetievo, uno de los cinco aeropuertos de Moscú, desde donde salía mi avión a Praga con escala en Kiev, la capital de Ucrania.
Llegamos al aeropuerto a las 4,30 de la mañana, pero el check in recién empezó a las 5,30.


El vuelo salió puntual y en una hora y veinte minutos estábamos en Kiev. Me compré una coca en un bar del aeropuerto y casi todos tomaban cerveza, a las 9 de la mañana!! Será su desayuno?
Tuve que esperar dos horas para que saliera el vuelo a Praga, que tardó otras dos horas. Cuando llegué averigüé por el ómnibus que hace el trayecto del aeropuerto al centro y compré el ticket.


Hacía mucho calor y un sol muy fuerte. El ómnibus no fue puntual, iba pasando por las terminales recogiendo pasajeros y cuando llegó a la mía estaba lleno. Tuve que esperar el siguiente, que tardó unos cinco minutos, aunque teóricamente tienen una frecuencia de media hora. El ticket me costó 150 coronas, o sea unos seis euros. En el stand donde me lo vendieron me mostraron en el mapa donde me iba a dejar y que la calle Dlouhá donde está mi hotel estaba a unos 200 metros.
Tardó media hora en llegar al centro, y el mismo chofer me explicó para qué lado debía caminar mostrándome en el mapa, pero aún así con el mapa en mano y tantas explicaciones me perdí y tuve que preguntar. Finalmente llegué muerta de calor a mi hotel, en Dlouhá 48. Pero muy amablemente y pidiéndome disculpas me explicaron que tenían problemas con el edificio en construcción de al lado y me mandaron a otro hotel en Dlouhá 17, o sea que tuve que caminar 200 metros más bajo el sol y arrastrando la valija por las piedras.
Este lugar es muy agradable, y mi habitación muy luminosa y amplia. El baño también tiene una gran ventana y todo da al contrafrente, a un pulmón de manzana muy grande. Praga es mucho más amigable que Moscú y en este lugar pequeño me siento mucho más cómoda que en ese hotel monstruoso de cinco estrellas tan impersonal. Además todos hablan inglés.
Descansé una hora y salí a caminar, cuidando de no perderme. Llegué a la Old Town Square, donde había miles de turistas, puestos de comida y negocios. Mucho calor y sol. Tomé un helado exquisito. Buscaba la oficina de turismo para averiguar por el bus turístico, y encontré un chico con un paraguas rojo del bus. Le dije que quería tomarlo y me llevó caminando hasta la oficina allí cerca en un callejón, que yo nunca hubiera encontrado. El ticket vale 500 coronas (unos 20 euros) y tiene validez por 48 horas.
Esperé hasta las 4 de la tarde y un chico muy joven que es de Albania me llevó caminando hasta encontrarlo. La primera parte es a pie, porque el bus no puede entrar en pleno centro. Caminamos por la Av. Napricopia y me contó la historia de Jan Hus, el héroe nacional. Llegamos al bus y me subí.
No es de dos pisos como el de Buenos Aires y otras ciudades, y la parte de atrás es descubierta. Los comentarios en realidad no son muy buenos, y tiene pausas muy grandes. No saqué fotos hoy, porque sólo pretendía ubicarme en la ciudad, mañana lo tomaré otra vez.

Era la última vuelta y me dejó en el mismo lugar. Por supuesto que al volver me perdí y tuve que preguntar. Pero ya sé como volver al hotel desde la Old Town Sq. y ese es el centro de la ciudad y todos lo conocen. Cuando llegué me compré un crepe de jamón y queso (es lo primero más o menos sólido que comía desde hacía más de 48 horas) y volví al hotel. 


Eran las seis y media de la tarde y estaba muy pero muy cansada. Me fui a dormir.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario