martes, 23 de julio de 2013

VIAJE A RUSIA Y EUROPA CENTRAL - MOSCU

Sábado 20/7/2013. Llovía. Este es el monstruoso lobby del Hotel Crowne Plaza, tiene cuatro ascensores con capacidad para dieciocho personas cada uno, el tamaño es agobiante:





A las 7,30 desayunamos y a las 9,15 salimos en los buses a recorrer Moscú. Es una ciudad enorme, con cinco avenidas circulares, edificios gigantes de departamentos, una red de subtes donde viajan todos los días nueve millones de personas, y desmesura por todas partes. Los edificios de este tamaño son normales, fueron construidos por el gobierno comunista para entregarlos a los ciudadanos:



Stalin hizo construir, además, siete rascacielos parecidos muy bonitos, este es uno de ellos:


Moscú está a orillas del río Moscova y se ven cúpulas por todas partes:




Está de moda alquilar limousinas para festejar eventos, aquí otra novia subiendo a una limousina:


La avenida principal se llama Tverskaia y es ancha como la 9 de Julio. Hay pasajes subterráneos para cruzar la calle. Llegamos a la Plaza Roja, donde bajamos, que no se llama así por los edificios de ladrillo ni por ser el rojo el color del comunismo, sino que para los rusos rojo, además del color, significa hermoso, magnífico.


Estaban preparando una muestra de Fórmula 1 y parte de la Plaza estaba cerrada. Entramos por detrás de la famosa Catedral de San Basilio con cúpulas de colores, que mandó construir Iván el Terrible en el siglo XVI para conmemorar la victoria sobre los tártaros. Frente a San Basilio el Terrible Iván también construyó un patíbulo que todavía está allí.


Sobre la Plaza Roja también están el Kremlin, el mausoleo de Lenin, el Museo de Historia Natural y el Centro Comercial Gum, en el cual hasta 1917 sólo podían entrar los nobles. Ahora hay marcas internacionales y precios carísimos.



Este es el mausoleo de Lenin:



Y este el Museo Nacional de Historia:


Entramos al centro comercial por una puerta y salimos por detrás, para atravesar la Plaza de la Revolución, donde está la estatua de Karl Marx y ver el Teatro Bolshoi en la Plaza del Teatro. El edificio verde que está a la izquierda es la escuela de danzas.



Esta es la Plaza de la Revolución con la estatua de Carlitos Marx:


Enfrente del Bolshoi está el hotel Metropol, con fachada art nouveau.
Lloviznaba otra vez y subimos al ómnibus para ir al Kremlin. Cuando bajamos llovía muy fuerte. Para entrar había que pasar por el scanner. Allí dentro hay un gran edificio moderno que mandó construir Nikita Krushov para los congresos del partido comunista, el cañón zar, la campana zarina y la plaza de las catedrales. 




En la Plaza de las Catedrales se ven iglesias por los cuatro costados, todas ortodoxas. Hay seis iglesias alrededor, de las cuales tres son catedrales: la de la Anunciación donde se bautizaba a los príncipes, la de la Ascensión, donde se casaban los zares y se coronaban, y una tercera donde hacían los funerales.






Esta es la oficina de Don Putin en el Kremlin:


Cuando salimos del Kremlin tuvimos una hora libre. Como algo me cayó mal en el desayuno sólo tomé seven up rusa.


Después el ómnibus nos llevó hasta la Estación de la Paz de la línea circular de metro y empezamos la visita con el guía. Es muy difícil manejarse solo en el metro porque los nombres de las estaciones están en ruso y la mayoría de la gente no habla otro idioma. Esta es la red del Metro de Moscú, desmesurada como todo lo demás:


El metro fue una idea de Stalin, decía que era el palacio del pueblo. Hay estaciones muy bonitas. Vimos las estaciones Juventud Comunista, Barrionuevo (con vitrales de Riga) y Kievskaia (de 95 metros de profundidad, debajo del río Moscova, en parte construída durante la Segunda Guerra). Después hicimos transbordo a la línea azul, y allí estuvimos en las estaciones Plaza de la Revolución (cerca del kremlin y que funcionó como refugio antiaéreo durante la guerra) y Smolenskaia, donde salimos y nos estaba esperando el ómnibus. 









Las estaciones tienen puertas escondidas que en el caso de guerra nuclear podían ser cerradas herméticamente.
Volvimos al hotel a descansar un rato y a las 19,30 fuimos a ver un espectáculo de danzas folklóricas rusas en un teatro. Hay 70 teatros en Moscú y todos son estatales.



Cuando salimos el ómnibus dio una vuelta por el centro para ver los edificios iluminados. Nuestro guía ofreció bajar a la Plaza Roja pero me quedé en el ómnibus. Llovía y todavía no me había repuesto, así que sólo tomé té.

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