jueves, 17 de enero de 2013

VIAJE A INDIA, NEPAL Y TIBET - JAISALMER


Lunes 14/1/2013. A las 7 subí a desayunar. Era de noche, la cocina estaba cerrada y los empleados dormían en los sillones. Muchísimo frío. Esto es clima de desierto, muy frío de noche y cálido de día, como para estar en manga corta.
Nuestro cuarto está en el segundo piso y el restaurante está en el tercero. No hay ascensor en el hotel. No sería dramático si no fuera porque los escalones de las escaleras indias son mucho más altos que los nuestros. Lástima que no traje una regla para medirlos.
Más tarde volvimos a subir y desayunamos café, tostadas con manteca y mermelada y bananas.
Salimos del hotel y nos encontramos con Shyam, nuestro guía local indio que habla español. Nos llevó al lago artificial construido en 1200 por un maharajá. 



Allí enfrente está la Puerta de la Prostituta y hay un templo dedicado al dios Shiva.


Fuimos con Shyam hasta el fuerte que domina la ciudad. Tiene una sola entrada y cuatro puertas consecutivas. 


Adentro está la parte de los sacerdotes y la de los guerreros, las dos castas más importantes de la India. Viven allí dentro del fuerte 4000 personas, hay hoteles, restaurantes y casas. El mismo Shyam vive allí.
Visitamos un templo janista, que es una de las muchas religiones de la India, creada por hinduistas disidentes.


Entramos a un hotel dentro del Fuerte y nos sentamos en una terraza desde donde se veía toda la ciudad dorada.
Sobre las puertas, cuelgan amuletos para la buena suerte:


Fuera del Fuerte caminamos por callecitas llenas de basura y bosta de vaca, Entramos a una tienda donde vendían cubrecamas, saris y pashminas, todo caro. Cerca de allí las chicas entraron a un lugar para ver chafalonías, yo me quedé afuera mirando pasar la gente. Todas las mujeres se visten con brillos y colores, van y vienen llevando cuencos, salen a las puertas de las casas, que están abiertas de par en par. En muchas de ellas hay un cartel pintado en la fachada, en el cual está el Dios Ganesh, de la buena suerte y la prosperidad, con una fecha, que es la de un casamiento reciente en la familia.


Una vaca que caminaba tranquilamente por la calle, como tantas otras, chupaba parsimoniosamente una motocicleta que estaba estacionada allí.


Vimos un haveli donde se concentraban turistas, no subí porque he desarrollado un odio intenso por las escaleras indias.
A todos los guías les preguntamos por las costumbres del país. Todos ellos están casados, con esposa elegida por su familia, a quien conocieron recién cuando se casaron. Cuando se casan las mujeres van a vivir a la casa de la familia del marido, y varias generaciones comparten la vivienda.
Comimos algo en un restaurante y después hicimos 50 km a un campamento para hacer el paseo en camello. Después de la experiencia del elefante yo ya había decidido no subir. Mirta y Elba subieron y Cristina se arrepintió a último momento porque su camello gritaba como si lo estuvieran torturando. 



Nos quedamos en el campamento tomando un café hasta que volvieron. Allí había carpas para la gente que quiere pernoctar en el desierto.


Volvimos a Jaisalmer y cenamos en el restaurant del hotel.

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