Desayunamos y a las 9 de la mañana nos llevaron a hacer una visita guiada por la ciudad, parte en bus y parte caminando.
La ciudad vieja de Tallin es preciosa, muchas cúpulas, techos de tejas y trazado irregular. Es Patrimonio de la Humanidad. La primera mención de esta ciudad en documentos históricos data de 1154. Se llamó Viru y Reval en otras épocas. Tallin significa ¨ciudad de los daneses¨. Formó parte de la Liga Hanseática en la Edad Media y es un puerto comercial sobre el Mar Báltico. Estonia es independiente sólo desde 1991, ya que estuvo sucesivamente bajo dominio danés, alemán, sueco y ruso, y fue una de las repúblicas socialistas soviéticas después de la Segunda Guerra Mundial.
Vimos un barrio de casas de madera, y bajamos en el parque de las canciones, donde hay un auditorio.
Hacía un calor y una humedad insoportables. Subimos a dos miradores desde los cuales se ven las cúpulas: San Olaf, San Miguel, el Ayuntamiento.
Muchos negocios que venden hilados y souvenirs. Pasamos por la calle de Pierna Larga (la bota es un desague) y por una farmacia que funciona en el mismo lugar desde el siglo XV, vimos en una calle lateral tres casas muy bonitas que llaman ¨las tres hermanas´ y la torre de Margarita la Gorda, que era una reina de Dinamarca.
Compramos algunos recuerdos y después nos sentamos en la terraza de un café a comer algo y descansar. Llovía y hacía calor.
Vimos una novia:
Y admiramos los tejidos de Tallin; la mayoría demasiado gruesos para Argentina:
Luego volvimos al hotel y nos perdimos por querer caminar del lado de la sombra. Le preguntamos a una pareja jovencita con un bebé de seis meses en cochecito y nos acompañaron hasta encontrar el hotel.
Descansamos un rato y después decidimos ya no salir y comprar algo para comer en el supermercado de frente al hotel, que es enorme y tiene de todo.
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