Miércoles 28/9/2011. El
avión de Copa salió puntual a las 4,45 de la mañana, o sea que tuve que estar
en Ezeiza a las 3. A esa hora hay pocos empleados en Migraciones, y pocos en
los scanners, o sea que todo es más lento. Sólo salían 2 aviones a esa hora con
pocos minutos de diferencia, el mío a Panamá y otro a Venezuela.
El vuelo fue muy bueno y
dormí bastante, pero igual se hicieron interminables las 7 horas de viaje.
Cuando llegamos, más de media hora adelantados al horario original, identifiqué
a la que me venía a buscar, y me dijo que estaba esperando a otras personas,
entonces aproveché para salir y fumar un cigarrillo. Cuando salí al aire libre
fue un shock: eran las 9,30 de la mañana (dos menos que en BA) y debía hacer
más de 30 grados. No había aire, y el poco que entraba en mis pulmones era
caliente y húmedo.
Nos repartieron en los
hoteles, y yo era la única que iba al Paitilla Inn. Es un hotel muy lindo, y
desde el ventanal de mi cuarto se ve la bahía de Panamá.
Descansé un rato y después
pregunté hacia donde caminar para ver un poco la ciudad. Caminé unas 10 cuadras
por la costanera, bajo un sol impiadoso y un calor espantoso (con mi abanico,
que pobrecito frente a semejante clima no podía hacer diferencia alguna). Al
lado de la costanera hay una avenida tipo Lugones. Por supuesto yo era la única,
nadie se aventuraba a caminar bajo ese sol. Seguí caminando esperando encontrar
un poco de sombra y un lugar donde tomar algo que me reanimara, pero no lo encontré.
En un momento me senté en una parada de buses con techo sobre esa avenida
parecida a la Lugones.
Había varias personas esperando los buses. Decidí quedarme
ahí, no podía caminar más. Unos minutos después paró un taxi amarillo. Adentro
había una chica que yo pensaba que se iba a bajar, pero en Panamá los taxis
cargan varias personas y no una. Me dijo que subiera, le pregunté cuanto tenía
que pagar hasta el Hotel Paitilla y me dijo que un dólar y medio. La moneda
oficial es el balboa pero usan dolares de baja nominación, y el balboa está 1 a
1 con el dólar. Ya había leído que no usan taxímetro, sino que se arregla el
precio por adelantado. Un cartel en la
calle indicaba 37 grados centígrados.
Panamá City (o por lo menos
lo que vi hasta ahora de ella) es una ciudad moderna, con autopistas y miles de
rascacielos. El paseo por la costanera fue tan agobiante que ni siquiera me dio
para sacar fotos.
Por 6 pesos muy bien
gastados, volví al hotel y al aire acondicionado, hecha una piltrafa. Me fui al
bar y tomé coca cola con limón para reanimarme, y un tostado que venía con
papas fritas, que me volvió a la vida.
En el hotel hay un tourism
desk por el cual ya había pasado y no había nadie, pero después del snack
estaba Ivie, a quien consulté por el tránsito completo del canal en barco y por
el city tour.
Tanto el city tour, que voy
a hacer mañana, como el tránsito del canal, que voy a a hacer el sábado,
empiezan muy temprano a la mañana, a las 8 y a las 7,30, porque después el
clima es insoportable.
Los famosos malls de Panamá
están cerrados desde hoy a las 5 de la tarde, hasta el viernes a la noche,
porque es una fiesta religiosa judía y los dueños festejan, así que me perdí
los malls (de todas maneras, no me interesaban mucho).
Tomé un taxi para cambiar
cheques de viajero y volví al hotel Eran casi las 5 de la tarde y se me caían
los ojos de sueño, creo que hoy me voy a ir a dormir muy temprano para
compensar la noche en el avión. Afuera sigue haciendo el mismo calor.
Este edificio tan original
es el Hotel Paitilla Inn:
Y estos algunos de los
rascacielos de Panamá City:
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