Martes
13/1/2014. Desayuné muy rico, café con budin, papaya y banana. A las 9 me
vinieron a buscar para ir a Chichen Itzá. Eramos once en una combi, y había
gente de varias nacionalidades.
El viaje a
Chichen Itzá duró una hora y media por una ruta con colinas y mucho verde.
Paramos en el camino una vez para usar los baños.
Como tenía
terror de que me picaran los mosquitos fui con pantalones largos y zapatos
cerrados, me puse mi pulsera antimosquitos y repelente varias veces. Llevé mi
sombrero y anteojos de sol.
Cuando
llegamos ya había muchísima gente y hacía mucho calor. El guía no era bueno,
parecía aburrido.
Caminamos
con él hasta el Castillo, que está restaurado. En estas pirámides no está permitido
subir (igual no pensaba hacerlo).
Nos dio una
hora para que camináramos por nuestra cuenta. Le pregunté qué me aconsejaba ver
y me indicó cómo ir al Observatorio.
Esta era una ciudad maya, y son más las dudas que las certezas sobre el uso de cada uno de los edificios. Lo que sí está claro es que los mayas eran buenos astrónomos y matemáticos. Cada una de las escaleras del Castillo tiene 91 escalones, que multiplicado por 4 da 364. A este número le agregan uno, representado por el edificio que está en la cima, y da los 365 días del calendario maya. En los equinoccios, el sol pega en las escaleras de manera tal que se forma la figura de una serpiente cuya cabeza está esculpida en piedra donde terminan los escalones. No está clara la finalidad del juego de pelota, algunos dicen que era un deporte y otros que era un juego de muerte con los enemigos.
El calor era
agobiante y el sol, matador. Shopping por doquier:
Al volver al lugar de encuentro me compré un
helado de mandarina que me volvió a la vida.
De allí nos
llevaron a un restaurante. Comí pollo a la yucateca y cochinilla pibil, muy
buenos ambos.
Volvimos a
Mérida, y dormí un rato durante el viaje.
Más tarde me fui
caminando a la Estación
de Ómnibus y compré el ticket para viajar el jueves a Campeche. A las 6,30 de
la tarde ya era de noche, así se veía la Casa de Gobierno iluminada.
Este es el Hotel Dolores Alba Mérida, muy pintoresco. Calculo que debe tener unos 200 años.
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