jueves, 26 de julio de 2012

VIAJE A ESPAÑA - DE OVIEDO A LA CORUÑA

Jueves 26/7/2012. A las 8,30 salí a pasear. Estaba fresco y había poca gente en la calle. Caminé por la calle de Uría y encontré la estatua de Woody Allen en una bocacalle. 



Después volví por el parque de San Francisco. Para los despistados, está la fecha hecha con césped.



Evidentemente la cambian todos los días, ni idea a qué hora. En mi paseo descubrí que en una de las calles del parque está la parada de taxis, aquí en España los taxis no andan circulando por las calles, sino que hay que ir a buscarlos a su parada.
Volví al hotel a buscar la valija y me fui caminando las tres cuadras a tomar el taxi, que me dejó en la estación de autobuses a las 9,45.
A las 10 salió el autobús a La Coruña, que pagué como cinco estrellas pero no era como el que tomé en Bilbao, no tenía camarera, ni refrigerio, si uno quería agua se la tenía que ir a buscar a un cajón, ni pantalla individual, ni regalo. El asiento era muy cómodo.
A las 13,45 llegó a La Coruña. De la estación tomé un taxi que me trajo al Hotel Sol, a unas 20 cuadras. Mi habitación tiene una terracita propia desde la cual se ve el mar y muebles muy bonitos. 






Un hallazgo a 52 euros la noche. Y además tiene excelente conexión a internet en la habitación incluida en el precio. Tanto en el NH Principado de Oviedo como en el Hotel Barceló de Bilbao tenía que bajar al lobby y la del NH era de terror, lentísima.
Dejé mis cosas y salí a caminar. En la recepción me dieron un mapa y me dijeron que hacia la derecha está la playa y hacia la izquierda el puerto. La Coruña está en una península y estoy en el istmo.
Hacía un poco de frío, pero igual había gente en la playa. No se veía el horizonte, había bruma sobre el mar.



Caminé por el malecón, que tiene bancos de piedra y bicisendas, y entré en un bar a comer un sandwich, perdón, bocadillo, y tomé vino rosado de Castilla, muy rico.



Me dí cuenta que para ir al casco histórico tenía que caminar para el lado contrario, así que pasé por la esquina del hotel otra vez. Empezó a lloviznar, así que subí a mi habitación a buscar mi campera de lluvia y mi paraguas. La lluvia duró muy poco y salió el sol. 
Por casualidad encontré la Plaza del Humor, donde hay estatuas en los bancos de piedra (no sé quienes son) y dibujos de humoristas en el piso:







Llegué al casco histórico, y a la plaza de María Pita, enorme y con portales, y el impresionante edificio estilo francés del Ayuntamiento. 




El Ayuntamiento insta a los ciudadanos a tirar la chancleta!!



María Pita es la heroína de la ciudad, porque tenía muy buena vista y vio al pirata Francis Drake que se acercaba, avisó y la armada española pudo detenerlo. Allí está su estatua en el medio de la plaza.



Desde allí fui hasta la zona del puerto, donde están los restos de las murallas. Me senté en un bar a tomar un café y le pregunté al mozo donde estaba la Torre de Hércules (no la encontraba en el mapa). Me dijo que tomara el Paseo Marítimo, y que eran unos 15 minutos de caminata.
Tomé el Paseo Marítimo y caminé, caminé y caminé. 




La Torre de Hércules no aparecía nunca. Cuando llegué y entonces sí la encontré en el mapa (la estaba buscando en el casco histórico y estaba en la otra punta) me di cuenta cuánto había caminado: me recorrí toda la península a lo ancho. Lo de los 15 minutos fue una venganza por los chistes de gallegos, caminé más de una hora.



Dice la leyenda que Hércules construyó el faro original después de vencer al gigante Gerion que aterrorizaba a la ciudad. Se sabe que los romanos construyeron allí un faro en el siglo II, y fue restaurado en 1791. Ahora es una atracción turística, rodeada de un gran parque al lado del mar. 



Para llegar a la base, hay una rampa. Desistí de subir a la torre, son 234 escalones y ya mis piernas no daban para más. No hay ningún negocio en la base, moría por tomar algo frío, porque ya hacía mucho calor.
Desde allí se ven muchos edificios que miran al mar, la parte moderna de la ciudad.
Volví en un bus que me dejó cerca de la plaza de María Pita. El bus tiene un audio que indica las paradas. Desde allí vine al hotel caminando. En el camino compré salchichas en lata, grisines y gaseosa, porque me duele desde la cintura para abajo, todo, de tanto caminar, y ya no voy a salir. Ahora son las 10 de la noche y es pleno día.

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