VIAJE A ESPAÑA - PAMPLONA

Martes 17/7/2012. Puse el despertador a las 7 pero me desperté sola a las 6,30. A las 7,30 ya me había duchado y me había lavado el pelo y salí a desayunar, en el hostal ofrecen desayuno aparte pero prefiero salir.
Hace 15 grados, un placer. Mucha gente en la calle. Entré en un bar acá a la vuelta y tomé un café americano con una "mariposa caliente", algo así como una sfogliatella aplastada y menos crujiente, en la barra, como los demás parroquianos, todos hombres.
La televisión estaba prendida y los parroquianos criticaban a Rajoy, que estaba hablando. "Que el tío antes de hablar gane 1200 euros y que coja el metro a la mañana". En todos los países criticamos a los políticos.
Fui hasta la estación de autobuses y averigué los horarios para ir a Puente La Reina y San Sebastián. Una máquina me los mostró en pantalla y me los imprimió.
Cada vez que voy a la estación paso por la Plaza de la Paz, en el cartel está escrito PAZ en varios idiomas:

Caminé otra vez hasta la Plaza del Castillo y llegué al Ayuntamiento, que es un edificio con un frente barroco que me fascinó (y que mi guía Lonely Planet ni se enteró que existe).

Una de las calles laterales del Ayuntamiento es la de Santo Domingo, por donde corren los toros en la fiesta de San Fermín, que fue hace unos días. Pobres los toros corren en subida!

Al fondo está el Museo de Navarra, pero recién abría a las 9,30. Mientras tanto me fui a la Catedral, que justo abrían cuando yo llegaba, gótica por dentro y neoclásica por fuera.

En los balcones la gente cuelga figuras de toros o de tijeras prohibidas (contra el recorte).

También entré en la Iglesia de San Saturnino.
El Museo ya había abierto. Cinco plantas para mí sola, única visitante. No es la primera vez que me pasa en un museo que prenden y apagan las luces a mi paso (me hace sentir una reina). 

Aquí hay un famoso cuadro de Goya, que es el retrato del Marqués de San Adrián, pero me encantó el mosaico encontrado en una villa romana que hay en el subsuelo. 

Pompeyo fundó esta ciudad, y la llamó Pompaelo.
Al salir volví a pasar por el Ayuntamiento y caminé por atrás de la catedral, donde hay un paseo elevado sobre jardines. Volví a la calle de los Mercaderes (otra por la cual corren los toros) y me compré un bocadillo de jamón ibérico y una cerveza sin alcohol, tanto caminar me dio sed. 

Me senté en uno de los tantos bancos que hay por las calles a comer y a ver pasar la gente.
Seguí después el recorrido de los toros por la calle de la Estafeta, que desemboca en la Plaza de Toros.

De allí caminé por la Avenida de Roncesvalles hasta el hostal. Me encontré con un enorme Monumento al Encierro, como llaman a la fiesta de San Fermín:

Era la una de la tarde y a las dos y media salía el autobús a Puente La Reina. Decidí descansar una hora, no estoy corriendo una maratón, y todavía tengo muchos días de viaje por delante.
A las dos volví a salir y tomé el autobús de las 14,30 que a las 15,15 me depositó en Puente La Reina. En la estación de autobuses de Pamplona, que es subterránea, descubrí un KFC!  Puente La Reina es famoso porque allí confluyen dos de los caminos de Santiago: el francés y el aragonés, y hay un puente antiquísimo, del siglo XI.
Bajé del bus en el Paseo de los Fueros pero no había ningún puente a la vista. Había un bar con mesas en la vereda, y uno de los parroquianos me indicó el camino: fui por el Paseo de los Fueros unos 200 metros hasta llegar al puente nuevo, lo atravesé, y caminé por la orilla opuesta del río, que volví a cruzar por el puente famoso. Eran las 3 y media de la tarde, un sol impiadoso y un calor agobiante, por supuesto yo era la única loca que estaba cruzando el puente. Le saqué decenas de fotos, desde todos los ángulos.

El Puente La Reina desemboca en la Calle Mayor, desierta. 

Entré en un bar para comprarme una bebida y empecé a charlar con una española de la zona. Ella me dijo que la Iglesia de Santa María de Eunate (de origen probablemente templario y de planta octogonal), que era otra de las cosas que quería ver acá, estaba cerca y que podía tomar un taxi.
Había pensado en tomar cerveza sin alcohol, pero tomé vino de Sarria como ella.
Seguí caminando y entré en las Iglesias de Santiago y del Crucifijo, ésta última con un cristo en forma de Y.

Volví al Paseo de los Fueros, al mismo bar donde había preguntado cuando llegué, ahora buscando un taxi. Había teléfono público, llamé al taxista, vino, y por 15 módicos euros me llevó hasta Santa María de Eunate, me esperó y me trajo de vuelta.
Fue emocionante ver esta iglesia del siglo XII en el medio de la nada. De ella dice Matilde Asensi: " Perdida en la soledad de los campos, su espadaña guiaba al peregrino a través de una vasta llanura desolada ... " (Iacobus, recomiendo este libro y esta autora a quien le guste la novela histórica).

Volví a tiempo para tomar el autobús a Pamplona. Cuando llegué a la estación, además de comprarme una coca cola para reanimarme, me lavé las manos y la cara con agua helada. Reanimada, me fui a la Ciudadela.
Es un fuerte construido en el siglo XV para repeler ataques contra la ciudad, hoy es un parque donde la gente va a pasear y se hacen exposiciones temporales en los edificios.

Antes de volver al hotel comí en el KFC de la estación de autobuses, que me quedaba en camino. Me duché y a las 9 salí a tomar un café, pero los bares de la cuadra estaban cerrando, lo tomé en El Corte Inglés que está en la esquina.
Me voy a dormir temprano porque mañana a las 7,30 tomo el autobús a Estella.