viernes, 20 de julio de 2012

VIAJE A ESPAÑA - DE SAN SEBASTIAN A BILBAO


Viernes 20/7/2012. Recién me pude dormir a las 3 de la mañana, había mucha gente en la calle, muchas conversaciones, gritos y peleas, y mi cuarto era en el primer piso a la calle.
Las calles seguían tan sucias como anoche y por todos lados estaban los repartidores, o sea que en San Sebastián hay ruido a toda hora.
Igual me levanté temprano, a las 7, y a las 7,45 salí a buscar donde desayunar, pero todos los bares estaban cerrados, lo único abierto era el McDonalds, así que desayuné allí.
Después me fui a caminar, ví las Iglesias de San Vicente y de Santa María del Coro y la calle 31 de agosto, donde están las casas más antiguas de la ciudad. 





Vi el Museo de San Telmo, que estaba cerrado, paseé por el puerto y caminé hasta el puente María Cristina, que tiene cuatro bonitos monumentos en las esquinas. 



Ví otra vez el puente del 6 de bastos.



Creo que después que me dormí llovió porque los bancos de la calle estaban mojados. Estaba fresquito y agradable. Vi la playa de la Concha sin gente, y el hermoso edificio del Ayuntamiento.



Por una bocacalle ví la catedral, me acerqué y entré, estaban en misa. Es gótica por dentro
y por fuera. Tiene un altar muy despojado y muy lindos vitrales de colores.


En una esquina había un piquete. Hacían mucho ruido, pero no interrumpían el tránsito. Igualito que en casa!!


En las calles peatonales hay mercados y venden frutas, verduras, flores y pescado. Mucha gente comprando.







Averigüé donde tomar un taxi y me dijeron que la parada estaba donde termina el boulevard, unos 200 metros del hotel. Fui a buscar mi valija y a la estación de autobuses, compré el pasaje y a las 12,30 salí para Bilbao.
Fue todo por autopista, y llegó a las 13,40. Yo ya sabía que mi hotel estaba a 3 km, así que tomé un taxi, que bordeando la ría llegó enseguida, pasando por el Museo Guggenheim, que reconocí por haber visto fotos, aunque en la realidad es mucho más impactante.
Dejé mis cosas y decidí ir al Museo. Antes de entrar comí un bocadillo, menos mal, porque me quedé cuatro horas. Me encantó y le saqué muchas fotos. Es como el Museo Fortabat, si estuviera vacío, igual valdría la pena ver sólo el edificio. Este también es espectacular, con grandes volúmenes de suaves curvas y revestido de piedra y titanio.








Hacia el lado de la ría hay un estanque de 30 cm de profundidad.


Adentro, pintura y escultura moderna, estas son esculturas que están afuera:



A las 7 de la tarde salí, comí en un bar tortilla rellena y una croqueta de jamón, tomé un 
"riojita”, como le dijo el mozo y me volví al hotel. En el camino ví el Ayuntamiento, que es un edificio muy lindo, y tres novias que salían de casarse. Ver una novia sola ya trae suerte, esto es suerte para todo el viaje.






Basta por hoy, caminé muchísimo, bajé y subí las escalinatas del museo y mañana sigue la fiesta.

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