miércoles, 4 de julio de 2012

VIAJE A ITALIA - FLORENCIA 4


Jueves 26/1/2012. FLORENCIA. Hoy no puse el despertador, me desperté 8,15, no tengo ningún museo reservado. Desayuné tranquila y salí a las 9,15. Fui al Palacio Pitti, cruzando el Arno, que es donde los Medici se mudaron porque el Palazzo Vecchio, que a mi me dejó sin habla, les parecía feúcho.
Siguiendo el corredor que construyeron para ir de su oficina hasta el nuevo palacio y que pasa sobre el Ponte Vecchio, llegué al Palacio Pitti, que está solo a 100 metros del puente.




Este es mucho más grande y tiene unos jardines impresionantes. Adentro hay muchos museos, la Galería Palatina, los Aposentos Reales, el Museo de Arte Moderno, de los Tesoros, del Traje, de la Porcelana y el Bardini, además de los Jardines del Boboli. Saqué una entrada que me permite ir tres días seguidos, imposible ver todo esto en un solo día.
Ya en la entrada y en el patio interior hay esculturas, y dos salones con cielorrasos impresionantes antes de entrar a la Galería Palatina. Cuadros, esculturas, muebles. Los aposentos reales son increibles, los sultanes eran pobres al lado de los Medici, acá los techos son abovedados, pintados con frescos y con estatuas de mármol en los cielorrasos!!
Hay salones y salones dedicados a dioses romanos, y sus aventuras pintadas en los cielorrasos. Impresionante.
Estuve casi tres horas en la Galería Palatina y en los Aposentos Reales. Frente a dos cuadros había dos chicos jóvenes copiándolos exactamente. Muchos más cuidadores del Museo que visitantes, éramos muy pocos, y eso que en Florencia hay miles de turistas y esto es una maravilla que está en todas las guías.
Cuando salí tomé un café y caminé un rato por afuera para no saturarme. A la media hora volví a entrar y por el fondo del patio principal hay una escalera que sube a los Jardines del Boboli. Es un parque enorme, lleno de estatuas, fuentes y senderos.






Estuve dos horas paseando por los jardines, hay una fuente que es casi una laguna con una isla en el centro, muchas esculturas, y, como está en una colina, allá en lo alto está el Museo de la Cerámica.



Decidi entrar hoy, porque mañana seguramente voy a volver pero no se si voy a llegar hasta allá arriba.
El Museo de la Cerámica está en un edificio que tiene dos grandes salas, donde hay porcelana italiana, francesa, alemana y suiza, sobre todo vajilla. Cosas preciosas, soperas en las cuales la agarradera es una mini escultura de una figura humana, un juego de platos para 40 personas en los cuales la guarda del perímetro era igual en todos, pero en el centro tenían instrumentos musicales, todos distintos. Di dos veces la vuelta a la vitrina porque no lo podía creer, pero no se repetían los dibujos.



Después seguí caminando por los jardines, había muy pocos visitantes, hasta que encontré una salida lateral, y volví bordeando el palacio, crucé otra vez el Arno y volví al hotel. En el camino comí un sándwich de jamón y muzzarela que era como una pizza rellena, porque tenía orégano y aceite de oliva.
Por suerte estaba en el hotel cuando me empezó a sangrar la nariz, ya ayer a la tarde me había pasado, pero hoy fue peor, estoy un poco resfriada y cuando me sueno la nariz me sangra. Cuando pasó el ataque, que me duró como media hora, salí otra vez, me compré algodón en la farmacia de acá abajo porque hasta ahora me hacía un tapón con carilina, y me fui al Café Cavour a tomar un café.
Después decidí que ya está bien de cultura por hoy y me fui a pasear al mercado de San Lorenzo, que está acá a la vuelta, y me compré una bufanda rayada multicolor, una carterita roja con vivos negros y otra cartera negra de 5 euros que estaba en oferta. Mi amiga Bruni, la compradora compulsiva, va a estar orgullosa de mí.
No tenía mucha hambre, pero salí a comer unos tortellini calientes con una copa de vino. Me compré un chocolate. De noche hace frío. 

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